Los expertos desmienten a las aerolíneas: la distancia entre pasajeros en los aviones es necesaria para evitar contagios
La polémica del vuelo IB3838 ha abierto el debate sobre cómo volar en tiempos de coronavirus, una cuestión que había quedado aplazada por el parón del tráfico aéreo pero que resurge con la desescalada. Varios pasajeros de esta conexión de Iberia Express entre Madrid y Gran Canaria protestaron el pasado domingo por las condiciones en las que viajaban, sin que fuera posible mantener la distancia de seguridad para contener el riesgo de contagio. La Guardia Civil constató que había volado con una ocupación que superaba el 70% de su capacidad y presentó una denuncia por un presunto incumplimiento del decreto del estado de alarma que se suma a las interpuestas por dos vuelos más, otro de Iberia y uno de Air Europa, según EFE. Por su parte, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana ha pedido aclaraciones a la compañía.
Iberia ha emitido un comunicado en el que alega que se aplican “todas las medidas de seguridad para proteger a clientes y empleados” frente a la COVID-19, entre ellas el uso de mascarillas o la desinfección. Lo que no convence a las compañías es dejar asientos libres para garantizar la distancia de seguridad, algo que, señalan, podría llevarles a la quiebra. Y lo justifican asegurando que “no es necesario” porque los aviones “ofrecen unas características específicas que hacen que el riesgo de contagio sea bajo”. El aire “se renueva cada tres minutos y la utilización de filtros HEPA elimina virus y bacterias con una efectividad del 99,99%”, señala la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), de la que forman parte la mayoría de compañías.
Los expertos, sin embargo, disienten. Fernando Simón, director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, se ha referido al tema, aunque no en términos de “rentabilidad” porque, en sus palabras, “no tengo ni idea, no sé hacer ni la declaración de la renta”. Pero en términos científicos, “los riesgos asociados a los vuelos están siempre presentes cuando hay una persona infectada. Si no la hay, no hay riesgo. El problema es que no sabemos si hay una persona que está infectada y puede transmitir el virus antes de desarrollar síntomas”. Así que, ante esa incertidumbre, hay que “compensar” con medidas de prevención exageradas, que se aplican a aviones pero también a otros medios de transporte: las mascarillas, la higiene y la distancia de seguridad.
Cruzarte con una persona por la calle no entraña riesgo, “no se está en contacto el tiempo suficiente”. Pero en un avión, sí: “Se está muy cerca durante el tiempo suficiente. Así que, siempre que sea posible, se debería mantener ”ya sea como una recomendación o con obligatoriedad“, al menos un espacio de un asiento entre viajeros, es decir, que no se toquen, ”el riesgo de contacto se reduce si se tiene cuidado de no tener contacto físico con manos, boca, mucosas… si se mantiene la mascarilla, y si no se comparten vasos ni utensilios. Pero nada es tan eficaz como la distancia“. Cómo se consigue esto, reconoce Simón, ”va a ser una discusión importante en la progresiva normalización del transporte aéreo“ a nivel internacional.
Mascarillas y distancia
“Lo que sabemos es que el virus se transmite por unas gotitas que se expanden, por lo que la cercanía, más que la renovación del aire, es la clave”, coincide Pedro Gullón, experto en epidemiología y Salud Pública y portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). Lo importante, prosigue, es que esas gotas que se forman al toser o hablar “no lleguen a la otra persona”, por lo que a su juicio los aviones deberían operar con las mismas directrices que el resto de medios de transporte.
Con la transmisión por el aire pasa como con casi todo lo relacionado con el comportamiento del coronavirus: hay algunos indicios, pero pocas certezas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha emitido varios informes sobre el tema. Uno de los últimos, de abril, concluía que, salvo en casos muy excepcionales, el SARS-CoV-2 no se contagia a través del aire. De ahí que la recomendación general sea el metro y medio como separación de seguridad. “Como en casi todo, nadie se atreve a decir sí o no. Ha habido estudios que hablan de que el virus puede llegar a flotar a través de aerosoles, pero lo que sabemos hoy es que el contagio viene de las gotas, a través de la saliva y al respirar. El contagio es directo, así que dentro de un avión habría el mismo riesgo que en cualquier otro entorno cerrado”, explica Milagros García Barbero, doctora en Salud Pública y exdirectora de Servicios Integrados de Salud de la OMS.
En todo caso, sigue, si el virus sí flotase, en una cabina de un avión, al no estar el aire en estado estático, precisamente podría moverse por las corrientes de aire. Así que lo que va a mantener la seguridad no es el cambio de aire, “lo importante son las mascarillas, que las lleve todo el mundo para no contagiar, y mantener las distancias. El virus se contagia por tocarse la cara. Si te estornudan en la ropa, el riesgo es que se te quede pegado, lo toques y luego la cara, no que se quede ahí, porque a las horas va a morir. Así que en un avión hay que prevenir eso. En el avión de Iberia se vio que iban muy pegados, eso hay que evitarlo. No haría falta 2 metros si es mucho, en un avión transoceánico se podrían cambiar las filas 2-4-2 por 1-2-1, por ejemplo. Lo suficiente para no tocarte con el de al lado”.
A la espera del debate europeo
Las compañías, por su parte, alertan de que reducir el número de plazas en los aviones podría poner en jaque su supervivencia o implicaría un incremento de los precios de los billetes. Precisamente este lunes la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) transmitió a Felipe VI la “difícil situación” en la que se encuentra el sector después de la reducción del tráfico provocada por la crisis sanitaria y que ha obligado a dejar en tierra a la mayoría de los aviones. A este respecto el Secretario de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Pedro Saura, ha apuntado en la Cadena Ser a que “primero es la seguridad sanitaria y luego la economía” y ha apelado a la norma común que se discute en el seno de la Unión Europea.
La Comisión Europea y los diferentes gobiernos están actualmente inmersos en un debate en el que la distancia de seguridad estará previsiblemente en el centro para aunar directrices sobre las condiciones en las que tendrán que operar los vuelos. Fuentes del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana señalan que habrá que esperar a ver cómo se concreta este protocolo común “para establecer unos parámetros propios” adecuados a la desescalada en España.
50% de ocupación para vuelos entre las islas
En todo caso, Saura se ha referido al polémico vuelo operado el pasado domingo y ha asegurado que “evidentemente” incumplió la norma “si hubo aglomeraciones” –según los datos de la Guardia Civil, había 155 personas a bordo de una capacidad de 180 asientos disponibles–. Fuentes del ministerio confirman a eldiario.es que han pedido “una aclaración” a la compañía aérea “sobre el incidente, el nivel de ocupación y los procedimientos y medidas aplicadas” y apuntan a que el decreto del estado de alarma garantiza la distancia de seguridad. Lo cierto es que el texto no es demasiado concreto, pero sí señala que que aquellos servicios en los que el billete otorga una plaza sentada, “los operadores de transporte tomarán las medidas necesarias para procurar la máxima separación posible entre los pasajeros”.
Lo más específico y reciente sobre la desescalada en el transporte está en una orden publicada el pasado domingo en la que se regulan las condiciones y se fijan los requisitos para “garantizar una movilidad segura”. Entre otras cosas, establece que en trenes y autobuses se deberá dejar un asiento vacío entre pasajeros, excepto si son convivientes, y se establecen los criterios para los vuelos comerciales entre islas de Canarias y Baleares cuyas restricciones levanta la orden por entrar en Fase 1. En estos casos, los operadores “garantizarán mediante el procedimiento que consideren más adecuado” el cumplimiento del decreto del estado de alarma y “a estos efectos –añade el texto– se considerará suficiente ofrecer al público solo el 50% de la capacidad total de cada aeronave para asegurar la debida separación entre pasajeros”. De momento, y con el debate candente en el seno de la Unión Europea, habrá que esperar a ver si estos parámetros se extienden a la totalidad de los vuelos.
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