Un estudio realizado a partir del seguimiento de 9.000 niños nacidos en los años 90 en Inglaterra muestra una relación entre la mayor exposición a la contaminación ambiental durante las primeras etapas de la vida y el riesgo de desarrollar trastornos psicóticos y depresión durante la adolescencia y la juventud. En el trabajo, publicado en la revista JAMA Network Open, indica también que una mayor exposición al ruido durante la infancia y la adolescencia se asocia con un incremento en el riesgo de ansiedad.
La nueva investigación se basa en datos del Estudio Longitudinal Avon de Padres e Hijos (ALSPAC, por sus siglas en inglés), un estudio de cohorte de niños nacidos en el antiguo condado de Avon, en Inglaterra, durante 1991 y 1992, que es utilizado por investigadores en salud, educación y otras disciplinas de ciencias sociales.
El nuevo estudio de cohorte longitudinal, liderado por la investigadora Joanne B. Newbury, de la Universidad de Bristol, muestra una asociación entre la exposición temprana a la contaminación del aire y el ruido con tres problemas de salud mental comunes (experiencias psicóticas, depresión y ansiedad) desde la adolescencia hasta la edad adulta joven.
“En este estudio longitudinal de cohorte de nacimientos con un seguimiento de aproximadamente 25 años, los participantes expuestos a niveles más altos de partículas PM2,5 durante el embarazo y la infancia experimentaron posteriormente más experiencias psicóticas y (solo para la exposición durante el embarazo) depresión”, escriben los autores. “Por el contrario, una mayor contaminación acústica en la infancia y la adolescencia se asoció posteriormente con una mayor ansiedad. Estas asociaciones no fueron explicadas por numerosos factores de confusión potenciales a nivel individual, familiar y de área”.
Según los autores, hubo un grado de especificidad en términos de asociaciones entre contaminantes, momento y resultados y las intervenciones para reducir la exposición a la contaminación del aire y el ruido (por ejemplo, zonas de aire limpio) podrían mejorar potencialmente la salud mental de la población. Los investigadores señalan que ahora se necesita replicación utilizando diseños cuasiexperimentales para arrojar más luz sobre las causas subyacentes de estas asociaciones.
Potenciador de los problemas de salud mental
“El estudio presenta una muestra muy cuidada de la que se han ido obteniendo datos a diferentes niveles, incluyendo aspectos relacionados con la salud mental en diferentes momentos del tiempo, desde el embarazo de las madres hasta la edad adulta”, comenta Jon Andoni Duñabeitia, director del Centro de Investigación Nebrija en Cognición, en declaraciones a SMC España. “Además, estos datos longitudinales se combinan con datos existentes sobre la contaminación del aire y acústica de diferentes momentos en el tiempo obtenidos de fuentes objetivas”. En su opinión, el estudio desarrolla una serie de análisis estadísticos muy certeros que tienen en cuenta posibles variables moduladoras de los efectos, y las conclusiones están bien fundamentadas en los hallazgos.
La exposición a pequeñas partículas contaminantes en el aire durante el embarazo tiene un efecto potenciador de problemas de salud mental
“Este estudio nos presenta dos tipos de evidencia que nos invitan a replantearnos el impacto de la contaminación en el neurodesarrollo y en la salud mental a lo largo de la infancia y la juventud”, señala Duñabeitia. Por un lado, observa, esta investigación desvela que la exposición a pequeñas partículas contaminantes en el aire durante el embarazo, y en algunos casos durante la infancia, tiene un efecto potenciador de problemas de salud mental relacionados tanto con episodios psicóticos como con síntomas de depresión durante la adolescencia y juventud. Y, por otro lado, este estudio muestra cómo la exposición a contaminación acústica durante la infancia y adolescencia está asociada a una mayor presencia de ansiedad en las personas.
“Estos resultados enlazan directamente con recientes metaanálisis que demuestran también el impacto de la exposición a pequeñas partículas contaminantes durante el embarazo en el peso de los recién nacidos, especialmente en Europa, poniendo de manifiesto la relevancia de la contaminación ambiental en el neurodesarrollo y la salud cognitiva y mental”, opina el especialista.
Es una de las primeras veces en que se muestra un papel del ruido en la niñez y juventud en la ansiedad en estas etapas
“El estudio confirma la evidencia sobre el efecto de la contaminación urbana sobre la psicosis y la depresión, previamente observada en adultos, en niños y en jóvenes”, añade Jordi Sunyer, investigador en el ISGlobal y profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona (UPF) también a SMC. “Y muestra el papel del ruido en la ansiedad experimentada en la juventud”. Aunque eso sí, matiza, “se precisan nuevos estudios en que la medida de los trastornos psiquiátricos y de la contaminación y el ruido sea más válida para confirmar estos resultados, así como realizarlos en otras zonas para demostrar que no se dan únicamente en el sur de Inglaterra”.