Las farmacias ya venden autotest COVID sin receta: “No me fiaría mucho de la destreza de la gente”
Veinte tests de autodiagnóstico del coronavirus ha vendido Amaia, de la farmacia Beaskoa-Amezaga, en la localidad de Etxebarri (Bizkaia), en apenas una mañana. “Ha habido más demanda de la esperada”, reconoce. Otros farmacéuticos visitados achacan este interés a la exposición mediática que ha tenido el tema y creen más bien que, pasado el primer momento de entusiasmo, los test se acabarán quedando en sus cajones.
Desde este miércoles se pueden adquirir en España estas pruebas que se hace uno mismo sin receta médica, una demanda de meses del colectivo farmacéutico y de algunas comunidades autónomas a la que finalmente ha accedido el Gobierno. Con la publicación de este real decreto en el Boletín Oficial del Estado (BOE) este miércoles 21 de julio, las boticas se sumarán al Sistema Nacional de Salud en su labor de apoyar la detección temprana de los ciudadanos.
“Es un procedimiento muy sencillo, parecido al de las pruebas de embarazo”, explican los farmacéuticos. Ganada la batalla de vender sin receta –aunque mucho más tarde de lo que les habría gustado–, ya empieza la siguiente: conseguir que los resultados de estos autotests tengan validez oficial para contabilizar los positivos, algo a lo que en principio el Gobierno se niega.
Desde el Consejo General de Farmacéuticos se considera que esta medida facilita el acceso a las pruebas y hace que estas sean seguras. E inciden en que se debe dar “un paso más”, según argumenta Jesús Aguilar, presidente de la organización. “Estamos trabajando con el Ministerio y las comunidades autónomas para que el farmacéutico pueda incorporar los resultados al sistema de vigilancia epidemiológica para aumentar la eficacia de la detección precoz”, añade Aguilar. Con el nuevo anuncio del Gobierno para estos productos, por un lado se “reducirá en cierta medida la presión asistencial de los centros sanitarios”, pero también se contribuirá a la “identificación rápida de sospechas de casos positivos”.
“No me fiaría de la destreza de la gente”
El problema que ven algunos farmacéuticos es que, pese a que la forma de usar los tests de autodiagnóstico es “muy sencilla”, tal y como explica Pedro, boticario madrileño, no todos los profesionales tienen claro que vaya a ser algo sencillo para todo el mundo. “Yo creo que no está mal que cada uno pueda tener constancia de si está infectado o no, pero yo no me fiaría mucho de la destreza de la gente a la hora de hacérselo”, comenta Elvira, titular de farmacia en Madrid, que considera que puede ser un poco más complicado con la gente mayor, sobre todo a la hora de “introducir bien la torunda”.
El método de uso es, sobre el papel, sencillo. La persona que quiera hacerse el examen debe coger la torunda –el bastoncillo de algodón–, introducirla en la fosa nasal hasta el final, mover de izquierda a derecha y repetir el proceso en el otro orificio. Después, se debe poner el utensilio en la probeta del suero, y finalmente este líquido en una placa. Entonces, saldrá la primera raya de control y habrá que esperar a que salga la segunda. Si sale y están las dos rayas, significa que el resultado es positivo. “El fundamento es igual que el del test de embarazo, aunque la muestra es un poco más complicada de tomar”, aclara Pedro, boticario de Madrid, que aún no tiene las pruebas en la farmacia. Todo este procedimiento se debe explicar a los clientes que vayan a comprar los tests con el fin de favorecer a la “supervisión y el acompañamiento” al ciudadano de los que habla Jesús Aguilar, coinciden los farmacéuticos consultados.
“Nadie se lo hace para aislarse”
El Gobierno tiene en cuenta estas dificultades, por lo que de momento rechaza que los resultados de las pruebas tengan validez oficial. Igual de cierto es que también se opuso a la venta sin receta de estos tests (decía entonces que no eran fiables y ahora sí) hasta que la aprobó. En cualquier caso, la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, insistió tras el Consejo de Ministros del pasado 20 de julio en que si se da positivo se debe acudir al Sistema de Salud para confirmarlo, de manera que cuente para el cómputo total.
Farmacéuticos como Pedro explican que, según su experiencia, la gente no los utiliza exactamente para saber si está contagiada y en consecuencia aislarse como indica el protocolo. “Si sale positivo, te tienes que aislar e ir inmediatamente al ambulatorio para que te certifique y se haga el seguimiento”, expone. “Ojalá fuera así, pero los casos que he tenido van por otro lado”, relata desde el otro lado de la mampara del mostrador. “La gente que viene a preguntarme lo quiere para ir a visitar a sus padres o familiares, nadie piensa hacérselo para aislarse”, sigue.
Lo mismo sucede en la farmacia Aurora González Calvo, de Etxebarri (Bizkaia), donde “desde hace un par de días han entrado clientes a preguntar por los tests de forma constante”. En su caso, la mayoría son padres y madres de entre 55 y 60 años “que vienen porque sus hijos han estado en contacto con un positivo” o personas de 30 o 40 que planean ir a visitar a sus familiares mayores de edad y “quieren hacerlo con seguridad”. Les preocupa que no todos los tests se realicen correctamente, al tener que recoger cada persona su propia muestra, y por eso les recuerdan en cada compra a sus clientes que “tienen que seguir al pie de la letra las instrucciones escritas en la caja”.
Otros farmacéuticos, como es el caso de Pilar, de Madrid, apuntan también que estos productos actúan sobre la carga viral, con lo que si esta es baja, puede que el test salga negativo, y “no significa que puedas estar tranquilo. Primero, porque lo puedes haber cogido posteriormente, y segundo, porque puede haber falsos negativos, sobre todo en vacunados y asintomáticos, como las personas jóvenes”, recalca la profesional, que no ha vendido ninguna prueba por ahora.
En Vitoria, en una farmacia del barrio de Adurza, tienen varios cajones llenos con los nuevos autodiagnósticos y un cartel anunciador en la puerta. Los hay individuales pero también en paquetes de tres y cinco. También venden serologías a 25 euros. La única preocupación de las boticarias es que la población conozca los límites de este producto: no es una prueba oficial –no es homologable para viajar, por ejemplo– y hay que ser cuidadoso en la toma de muestras para que sea concluyente.
En la misma línea que las farmacéuticas vascas, en Madrid, Valentín indica que la fiabilidad aumenta a partir del quinto día de enfermedad, al tener más anticuerpos, pero “si es negativo, no vale ni para entrar una discoteca, ni para ir de viaje, no tiene validez legal, solo sirve para dar tranquilidad a la persona y aislar, en caso de ser positivo. No es un certificado de estar sano”, incide el boticario.
“Es una buena medida”
En Etxebarri, la farmacéutica Amaia confía en que con los packs de cinco que han comprado “sea suficiente para el resto de la semana” tras el éxito del primer día. La mayoría de las personas que se han acercado a su farmacia tienen entre 30 y 40 años, aunque “desde hace días” ha habido un goteo constante de gente de todas las edades preguntando si habían llegado ya los tests y que cuándo los iban a poder comprar. “Es importante que puedan venir aquí, comprar el test y hacerlo en casa. Supone un pequeño cribado en la población del pueblo, sin tener que esperar, hacer cola o saturar los servicios de atención primaria”, señala Amaia, y añade que “es una buena medida”.
Como les ocurre a sus compañeros de profesión, en el establecimiento de Pilar en Madrid también han preguntado mucho sobre los tests estos días. Ella, al igual que Valentín, lo achaca a que la gente lo está escuchando y viendo en los medios, lo que genera un “bum” inicial de demanda, sobre todo de cara a los desplazamientos del verano. “Creo que nos quedaremos con muchos de ellos aquí metidos en la farmacia”, añade entre risas la trabajadora madrileña.
“Pasará igual que con las mascarillas, a ver quién tiene el test más barato”, dice Elvira desde el mostrador de su farmacia en Madrid. Aunque aún se desconoce el precio de estos productos, que estarán exentos del IVA y cubiertos por la Seguridad Social, ya hay diferentes estimaciones, como el de la empresa Rypo, que calcula que rondará entre los tres y siete euros.
En un contexto epidemiológico de quinta ola de la COVID-19, los diagnósticos in vitro pueden ayudar a controlar la enfermedad aunque no se haya tenido contacto estrecho con una persona positiva, sobre todo en las personas jóvenes, “si han estado en alguna fiesta con casos positivos o en un bar. Por el precio que tiene te quedas tranquilo”, concluye Pilar.
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