La Iglesia sigue sin felicitar a Pedro Sánchez y habla de “opiniones oscuras” que olvidan “el espíritu de la Transición”

Jesús Bastante

en religiondigital.com —
  • En el discurso del presidente del Episcopado no hubo comentarios sobre la situación política actual: ni Franco, ni las elecciones, ni los disturbios en Catalunya, aunque sí se refirió de forma indirecta a las recientes declaraciones de la ministra Celáa sobre la concertada

Una semana después de las elecciones generales, los obispos siguen sin felicitar a Pedro Sánchez. No lo hicieron tras la cita electoral, como venía siendo habitual, ni lo ha hecho esta mañana el presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, en su discurso de apertura de la Asamblea Plenaria. Un discurso plomizo, en el que el el cardenal de Valladolid habló de libertad religiosa, libertad de enseñanza, autonomía y colaboración, el insustituible papel de la Iglesia en la sociedad contemporánea, y de temas de frontera como la eutanasia.

Pero ni una palabra sobre la situación política actual: ni Franco, ni las elecciones, ni los disturbios en Catalunya, ni las recientes declaraciones de la ministra Celáa sobre la concertada. Parecía como si Blázquez –ya de salida– no quisiera meterse en más líos. O ignorara deliberadamente la realidad. Varias fuentes eclesiales indicaban el ambiente de nerviosismo en el centro de poder de la Iglesia española ante un probable gobierno de izquierdas que pudiera laminar o cuestionar algunos de sus privilegios económicos, fiscales o educativos.

Sólo a ultimísima hora, y en un folio incluido al final del discurso encuadernado, Blázquez hizo una cerrada defensa de la Constitución, ante algunas “oscuras [opiniones] que dejan perplejidad y otras de carácter reivindicativo que crean sobresaltos” por parte de “personas con responsabilidades políticas”.

Sin citar a la ministra de Educación, el presidente de la CEE considera que “una cierta confusión nos envuelve, como estas manifestaciones que se han ido sucediendo rozan con frecuencia aspectos fundamentales de la Constitución aprobada el año 1978, la inquietud afecta más hondamente a nuestra convivencia”.

Para Blázquez, la actual Constitución “es de todos y para todos”, y fue elaborada “escuchando a todos y sin excluir a nadie”. “La aprobación de la Constitución despejó el horizonte; a los españoles produjo satisfacción y desde el exterior de España muchos manifestaron su admiración. Fue posible la reconciliación y la concordia. La Constitución fue una meta alcanzada por todos”, recordó el presidente del Episcopado, quien tildó de “preocupante desconocer o minusvalorar este hito fundamental de nuestra historia contemporánea”.

“La Constitución no tiene fecha de caducidad ni está limitada a algunas generaciones”, finalizó Blázquez su añadido. “Que la tentación del caos no prevalezca nunca sobre la unidad asegurada por la Constitución”, apuntó, en una velada referencia a Catalunya. Sí admitió que el texto “está abierto a posibles reformas para las cuales la misma Constitución ha indicado el procedimiento”, y que éste “no puede ser cuestionado rompiendo el acuerdo con el que fue aprobado”.

Educación religiosa

“¿Pidieron los padres permiso a sus hijos para enviarlos al colegio? ¿Por qué no van a iniciarlos también en la fe? Nunca seremos auténticamente libres si la libertad no se educa; somos como un campo que no produce buen fruto si no se cultiva”, sostuvo Blázquez ya en su discurso preparado con anterioridad, en uno de los pocos puntos en los que atacó, sin citar, las políticas que un hipotético Gobierno de izquierdas podría implantar en España, afectando a los privilegios de la Iglesia católica.

Retrotrayéndose al Concilio Vaticano II, el presidente de la CEE defendió la libertad religiosa en tres perspectivas: “jurídica (¿cuál es la naturaleza y el fundamento de la libertad religiosa?), política (¿cuál es límite del ejercicio de la libertad religiosa y el criterio de intervención de la autoridad estatal?) y teológica (¿tiene fundamento la libertad religiosa en la Sagrada Escritura?)”.

“¿Cómo se concilia el Magisterio precedente de la Iglesia con la declaración de la libertad religiosa?”, se preguntó Blázquez.

“La fe no se puede imponer ni impedir”, advirtió Blázquez, quien añadió que “en las persecuciones y hasta en la cárcel hay un recinto sagrado e inviolable en el corazón de la persona. Dios quiere ser adorado por personas libres”.

“Toda persona está llamada a buscar la libertad, la verdad y el bien. La libertad religiosa no significa desvinculación de la relación con el fundamento de su existencia” resumió el presidente de la CEE, quien indicó que esta libertad “está en el cimiento y en el corazón de los demás derechos de la persona. ¡Pisamos terreno sagrado!”.

Por ello, “es un atropello a la persona forzarla a simular tanto la fe como la creencia. No es legítimo que haya 'falsos conversos', ni por intereses ni porque se discrimine a las personas en la sociedad”.

“Ni indiferencia religiosa, ni coacción en un sentido u otro, ni privilegios o discriminaciones por condiciones concretas (raza, color, sexo, nación, lengua, posición social, formación…). La humanidad no puede ser familia de hermanos bien avenidos sin el respeto y la promoción de la libertad religiosa. La libertad religiosa no equivale a la tolerancia o a la evitación de persecuciones o exclusiones”.

“Me parece muy importante y oportuno en nuestra situación cultural y social recordar también lo que afirma la declaración sobre la familia: 'La familia es esencial, como núcleo fundamental de la sociedad y de la humanidad, para engendrar hijos, criarlos, educarlos, ofrecerles una moral sólida y la protección familiar. Atacar la institución familiar, despreciándola o dudando de la importancia de su rol, representa uno de los males más importantes de nuestra época”, apuntó el presidente de la CEE, en otro de los muchos guiños indirectos a la situación política española, apoyándose en un documento firmado entre el Papa Francisco y el imán de Al-Azhar sobre diálogo interreligioso.

El otro, “la responsabilidad (derecho y obligación) de los padres en la educación de sus hijos”, tal y como señala el Vaticano II: 'A los padres corresponde el derecho de determinar la forma de educación religiosa que se ha de dar a sus hijos, de acuerdo con su propia convicción religiosa'. Por ello, añadió Blázquez, “el poder civil debe respetar este derecho y los educadores deben cumplirlo con dedicación y calidad”.

Sobre la eutanasia, el presidente de la CEE se refirió al documento suscrito a finales de octubre por líderes judíos, cristianos y musulmanes, en el que los firmantes “nos oponemos a cualquier forma de eutanasia –que es el acto directo, deliberado e intencional de quitar la vida– así como al suicidio asistido médicamente –que es el apoyo directo, deliberado e intencional a suicidarse– porque contradicen fundamentalmente el valor inalienable de la vida humana”, y pide promover los cuidados paliativos.

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