Cientos de creyentes ortodoxos frustraron hoy en el centro de Chisinau una marcha contra la discriminación convocada por la comunidad LGTB para cerrar el festival “Moldova Pride 2017”, que se celebró esta semana en la capital moldava.
La marcha, que congregó a cientos de personas, entre ellos políticos, periodistas, diplomáticos occidentales, discurría sin banderas con los colores del arcoíris ni pancartas en defensa de las minorías sexuales, informó la agencia rusa Interfax.
Según sus organizadores, se trataba de una manifestación contra la discriminación en general.
Muchos de los participantes en marcha vestían camisetas blancas en las que en el pecho se podía leer la leyenda “Sin miedo” y en la espalda, “Bajo esta camiseta no existe el miedo”.
Cuando la marcha, protegida por numerosos efectivos policiales aún no había realizado ni la mitad de su recorrido, cientos de fieles ortodoxos le bloquearon paso.
“¡Moldavia es un país ortodoxo!”, “Mamá, papá y yo, eso es una familia”, rezaban algunas de las pancartas que portaban los creyentes.
Varios centenares de policías antidisturbios se interpusieron entre las dos manifestaciones y consiguieron evitar incidentes.
Minutos después, los organizadores de la marcha LGTB decidieron darla por terminada y sus participantes fueron evacuados del centro de la ciudad en autobuses que la policía había dispuesto especialmente para esa eventualidad.
La contramanifestación ortodoxa respondió de hecho a un llamamiento del presidente moldavo, Igor Dodon, quien el pasado jueves exhortó a realizar acciones en defensa de los “valores tradicionales”.
“Manifiesto mi categórica oposición a una marcha LGBT. No es sólo mi postura personal, sino la de la aplastante mayoría de ciudadanos de Moldavia. Estas acciones atentan contra nuestros valores tradicionales, la fe y la moral ortodoxos”, escribió Dodon en Facebook.