El papa Francisco explicó hoy respecto a la reconciliación con la Fraternidad de San Pío X, los llamados “lefebvrianos”, que no quiere “forzar las cosas” y que hay que seguir caminando, durante su vuelo de regreso desde el santuario de Fátima, en Portugal
Ante los rumores de un inmediato regreso de los lefebvrianos, que no reconocen las novedades introducidas en el Concilio Vaticano II, por lo que están fuera de la Iglesia desde 1988, Francisco aseguró que aún hay camino de por medio al contestar en la rueda de prensa a 70 periodistas que vuelan con él, entre ellos EFE.
Reveló que hace unos días en la reunión mensual de la Congregación para la Doctrina de la Fe se ha estudiado un documento sobre el tema, pero que aún no le ha llegado.
Por otra parte aseguró que las relaciones son “fraternales” y recordó que autorizó la posibilidad de que confesasen y también últimamente dio el permiso para celebrar matrimonios a los sacerdotes de la Fraternidad de San Pío X.
Francisco también explicó que mantiene una “buena relación” con el superior general de los “lefebvrianos”, Bernard Fellay, pero que no le gusta “forzar las cosas”.
“Hay que caminar, caminar y luego se verá”, dijo el pontífice.
Además alejó la idea de que se pueda convertir el asunto en “un problema de ganadores o derrotados”, al referirse a quién cede en esta reunificación y matizó que “se trata de hermanos que tienen que caminar juntos”.
Este grupo, fundado por el fallecido arzobispo francés Marcel Lefebvre en 1970 y que no reconoce las novedades introducidas en el Concilio Vaticano II, desató en 1988 un cisma en la Iglesia católica cuando su fundador ordenó sin permiso de Juan Pablo II a cuatro obispos, uno de ellos Fellay.
El primer paso de acercamiento tras el cisma se produjo cuando Benedicto XVI liberalizó en 2007 la misa con el llamado “rito tridentino”, en latín y de espaldas a los fieles y la única que reconocen los seguidores de Lefebvre, y levantó las cuatro excomuniones de los obispos nombrados.