“Las posiciones más a la derecha de la escala ideológica presentan una menor capacidad de identificar la información verdadera y falsa”. La encuesta sobre desinformación científica en España que elabora la Fecyt (Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología) ha puesto a prueba en esta edición la capacidad de la gente de discernir entre información real y falsa y concluye que cuestiones como la ideología, la alfabetización mediática o la confianza en las instituciones tienen un efecto sobre esta cuestión. Ser mujer o joven también incide positivamente a la hora de identificar la información verdadera.
Para realizar la encuesta se ha presentado a los participantes titulares sobre información científica de medios generalistas y también otros verificados como falsos por la plataforma Maldita., sobre los que tenían que opinar. El resultado de esta prueba es que “en líneas generales, la población española sí sabe discernir entre una información verdadera y otra falsa”, pero hay factores que influyen en esta capacidad.
Uno de ellos es dónde está uno en la escala ideológica, y cuánto más a la derecha, dice Fecyt, más propensión tendrá a aceptar los bulos. “Se puede explicar por la evitación de la disonancia cognitiva (Festinger, 1975) que se puede producir al confrontar algunas informaciones con las creencias mantenidas”, explican los autores. Sucede específicamente con el cambio climático –que la derecha niega o minimiza en ocasiones–, señala la encuesta: “El razonamiento motivado (Kunda, 1990) juega un importante papel en la divulgación de desinformación sobre el cambio climático, ya que en este caso la ideología política influye en la propensión a compartir la desinformación”.
Fecyt admite que “el conocimiento científico es muy especializado” y señala que para acercarlo a la gente “es necesario promover el conocimiento sobre las prácticas sociales que utiliza la comunidad científica para producir conocimiento confiable, como la importancia del consenso o la revisión por pares, y la capacidad para cuestionar la confiabilidad de una fuente y su experiencia científica especializada en el área de que se trate (Osborne, J. & Pimentel, D., 2022)”.
Para tratar de evitar que la ideología entorpezca la capacidad de las personas de analizar si una información es verdadera o falsa, la Fundación propone “evitar 'politizar' los hallazgos científicos y diferenciar estos de las medidas o decisiones políticas, en las que otros factores sociales, económicos, éticos, etc. también juegan un papel relevante”.
Una de cada cuatro personas ha recibido información falsa en la última semana
Y el problema está muy presente, porque los bulos también lo están. La encuesta recoge que una de cada cuatro personas dice haber recibido información falsa sobre temas científicos en la última semana (27,6%), especialmente en contenidos relacionados con la pandemia o la vacuna contra la COVID (37,5%), el cambio climático (32,7%) o la nutrición (30%). La mayoría de esas informaciones, dijeron los encuestados, les llegaron a través de las redes sociales (61,7% de los casos), de aplicaciones de mensajería instantánea (43,8%) y de la televisión (40,6%).
Y no todo el mundo es capaz de gestionar igual la información que recibe. Entre la población, el 11% afirma estar muy seguro de que puede distinguir hechos reales de falsos, pero un 10,5% dice no estar nada seguro, según ha explicado la profesora de Sociología y codirectora de la encuesta, Celia Díaz. “Por nivel de estudios, hay una diferencia grande entre la gente que está más segura, sobre todo las personas universitarias. Entre los que se encuentran nada seguros de identificar esa información falsa hay prácticamente el doble de personas con estudios primarios o inferiores”, ha manifestado la experta.
En cuanto a los efectos de esta desinformación, el 63,2% está totalmente de acuerdo con que la circulación de desinformación o bulos puede tener efectos perjudiciales para la salud de la población; el 71,5% que la desinformación y los bulos tienen la capacidad de manipular las creencias de las personas; el 63,3% que la desinformación y los bulos provocan que los ciudadanos desconfíen de las instituciones; y el 53,6% que la circulación de bulos entre la publicación acerca del Covid 19 ha tenido un efecto perjudicial en la credibilidad de científicos y expertos.
El estudio también señala que el 14,4% de españoles busca cada día o casi cada día información sobre ciencia y tecnología, por el 17% se interesa por temas de alimentación y bienestar físico, el 15,2% sobre medicina y salud y el 10,4% sobre medio ambiente.
Durante la presentación de la encuesta, el investigador y codirector científico del trabajo, Pablo Cabrera, ha explicado que la radio, la televisión y las amistades y familiares son los canales a los que los españoles atribuyen una mayor confianza a la hora de acceder a la información, seguido de la prensa en papel, la prensa online y por último las redes sociales y las plataformas de vídeo.
Gráficos de Raúl Sánchez.