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COVID-19

El Gobierno confía en la vacunación y el rastreo para frenar el estallido de contagios

Hay que frenar la escalada de contagios entre jóvenes. El aumento de casos de COVID-19 entre las personas menores de 30 años en España, en su inmensa mayoría aún no vacunadas, está provocando en lo que parece la recta final de la pandemia que crezca la incidencia general y también poco a poco las hospitalizaciones, aunque no con la misma fuerza que en la anteriores olas al tratarse de población menos vulnerable. Lo que sí vuelve a suceder con claridad es que la Atención Primaria, donde se atienden la mayoría de casos leves, y Salud Pública, donde se rastrean, vuelven a sufrir una saturación extra. Y también, de momento, España vuelve a liderar las tasas de contagio en Europa y a protagonizar la portada del Financial Times, con lo que eso puede suponer para el turismo. Coincide todo con la expansión de la variante Delta, contra la que las vacunas parecen ser efectivas, aunque un poco menos que contra la variante actualmente dominante, Alfa.

¿Qué se puede hacer ante esto? El presidente Pedro Sánchez ha descartado completamente un endurecimiento de las medidas que pase por la aplicación del toque de queda, que requeriría un nuevo estado de alarma. El Gobierno se negó a prorrogar esa herramienta excepcional a partir de mayo en buena medida por enviar un mensaje de mejoría y normalidad de cara a la reactivación del turismo. El presidente minimizó este miércoles el impacto que los rebrotes que se están produciendo en los últimos días en la economía española y destacó que la UE ha mejorado sus previsiones de crecimiento. La ministra Carolina Darias también descarta rotundamente el toque de queda: “No está sobre la mesa”. Actualmente, más del 50% de la población tiene al menos una dosis, y la pauta completa casi todos los mayores de 70.

El Gobierno sostiene que las comunidades tienen las herramientas necesarias para encarar la recta final de la pandemia y deja en sus manos la activación de las mismas en función de la evolución en cada territorio, pero sin entrar en si deben o no endurecerlas. “En el Consejo Interterritorial hay una serie de respuestas que pueden dar las comunidades y no es necesario aprobar nada más que lo que está acordado por Sanidad con las comunidades”, apuntan desde Moncloa. El portavoz del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, evitaba por su parte el discurso culpabilizador contra los jóvenes: “La incidencia alta entre los jóvenes no es por jóvenes, es fundamentalmente por no estar vacunados. (...) A los jóvenes les hemos pedido un esfuerzo que ellos han tenido que alargar más”, decía, en alusión a que por edad son los últimos de la priorización de la campaña. Las comunidades están ahora empezando a pinchar a menores de 30. Madrid por ejemplo, aunque va la última en puestas de manera general, abre la autocita este viernes. Pero algunas, como Euskadi, los posponen hasta agosto.

Además del importante factor de la vacunación, los expertos y técnicos vinculan la explosión a la reapertura del ocio nocturno, que se ilustró con el macrobrote de Mallorca. La Ponencia de Alertas, con expertos que asesoran al Ministerio, sí recomienda en un posicionamiento interno cerrar el ocio nocturno y limitar los horarios en interiores, e incluso “valorar” un nuevo toque de queda. Esto último lo pidió también Castilla y León. Sanidad se desmarca de esta recomendaciones y no las hace suyas. En rueda de prensa Darias ha dicho que el órgano solo “establece propuestas”. Lo que ha hecho el Ministerio es recordar a las comunidades autónomas que tienen 5 millones de test de antígenos a su disposición para potenciar los cribados, y también a los rastreadores del Ejército si los necesitan. Entre los jóvenes, explican fuentes del organismo, es “más complicado” acotar los brotes (porque han tenido más contactos, no quieren “delatar” a conocidos, o tienen miedo por sus padres, por ejemplo), aunque reconocen que hay que acelerar el proceso de vacunación para “que no haya réplica en hospitales”, indican estas fuentes. Catalunya sí ha decidido volver a clausurar los bares nocturnos. La incidencia entre los catalanes de entre 20 y 29 años ha superado ya los 2.000 casos, una cifra que no se había visto desde el inicio de la pandemia.

Ante una situación inédita: vacunación, ocio nocturno, y refuerzos

Pedro Gullón, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología, explica que esta situación requiere de “bastante innovación”, porque es inédita en la pandemia: un crecimiento con mucha velocidad, pero que solo afecta a un sector concreto. Él es partidario de plantear restricciones “solo en los lugares donde se potencian los casos, como los interiores de ocio nocturno”, y descarta el toque de queda: “Ya de por sí durante lo peor de la pandemia tenía ciertas limitaciones éticas y de efectividad. No lo veo. No veo aplicar medidas generales que afecten a toda la población, es muy complicado con más del 50% del país vacunado”.

Gullón concreta que serían efectivas medidas a tres niveles. Primero, “vacunar lo más rápido posible. En algunas van muy bien y en otras, como en Madrid, no tan rápido”, para que los jóvenes estén protegidos cuanto antes y este avance cese. Segundo, “restringir el ocio nocturno, o si no se puede del todo, quizá algunas horas o los interiores. En los lugares con más incidencia no acelerar la desescalada de este tipo de ocio, digamos. Y fomentar actividades más seguras al aire libre, ya que es verano. Existe la creencia de que no se puede controlar ahí el aforo, pero sí se puede, por ejemplo en los festivales. Así no habría una presión tan grande contra el sector”. Y tercero, “aunque podría ser lo primero: reforzar los sistemas de rastreo. Cerrar los macrobrotes en estos fragmentos de edad concretos, garantizar las cuarentenas efectivas, cortar la cadena de transmisión”. Las quejas por las cuarentenas en los hoteles de Mallorca quizá implican que hay un mensaje sobre las prevenciones que todavía tenemos que tomar que no está llegando bien, opina este médico, coautor de libros como Epidemiocracia.

El Ejecutivo fía tanto la recuperación como la superación del actual incremento de la incidencia a la vacunación. “Estamos teniendo datos excepcionales, espectaculares”, afirmó el presidente en una rueda de prensa en Riga (Letonia) este miércoles en la que insistió en que se está vacunando a una media superior a las 400.000 personas al día y llegando a récords de más de 700.000 dosis administradas. “Hay que acelerar la vacunación”, agregan fuentes gubernamentales. “En el planteamiento que se está haciendo es que una vez que hemos cubierto a las generaciones más vulnerables tengamos que solapar la vacunación de distintas edades para proteger a los que están sufriendo mayor incidencia, a los jóvenes”, apuntó Sánchez.

¿Qué problemas está suponiendo, si los jóvenes no llenan los hospitales?

Los jóvenes menores de 30, o incluso de 40, no tienen un impacto grande proporcionalmente en hospitales. Pero “el problema es que se piensa la pandemia de 0 a 10. Y hay una gama de riesgo de 3, 4”, decía Adrián Aginagalde, director de Observatorio de Salud Pública de Cantabria, comunidad que está en la segunda posición del ranking de incidencia estos grupos y donde están teniendo verdaderos problemas en el rastreo de casos vinculados a las discotecas.

“Sus progenitores estarán al menos con una dosis. Pero alguno puede tener neumonía, y alguno puede terminar ingresando”, recordaba Aginagalde. Aunque aumente la población inmunizada, además, sigue habiendo gente vulnerable: muchos mayores de 60 que solo tienen una dosis de AstraZeneca/Oxford por los tiempos de ese fármaco, o los que han desarrollado “fallo vacunal”, esto es, no han generado inmunidad con la inoculación (un 5% de los inyectados con Pfizer/BioNTech, según la eficacia comprobada).

Además de eso, están las consecuencias sobre el sistema sanitario a nivel de Primaria y de Salud Pública. Son “aquellas partes del sistema sanitario que no han salido en las estadísticas a lo largo de la pandemia”, comenta Mario Fontán Vela, médico especialista en Medicina Preventiva. “Sigue siendo una enfermedad muy transmisible, todavía hay amplios sectores de la población sin vacunar y aunque el impacto en términos de salud colectiva no sea igual a otras olas por las personas vacunadas, sí tenemos que tener en cuenta el impacto social que deriva de su manejo (aislamientos y cuarentena)”, desarrolla, “es decir, tenemos que mantenernos todavía en un marco de análisis que no sea apocalíptico, pero que tampoco niegue las repercusiones”. Y sin olvidar: “Abrir el marco hacia lo que no es COVID, ya que si Primaria y Salud Pública tienen que dedicar sus recursos a COVID-19, se desatienden otras patologías que llegan en peores condiciones a los hospitales”.