Los gobiernos de la UE han avalado sin contestación el retraso en la entrada en vigor de la normativa para combatir la deforestación. El Consejo de la UE ha dado el visto bueno a la dilación de un año planteada por la Comisión Europea sin que se haya llegado a votar. Ningún gobierno se ha posicionado en contra y se ha aprobado directamente, según han informado fuentes diplomáticas a elDiario.es. El siguiente paso ahora es que la votación en la Eurocámara.
El reglamento EUDR (por sus siglas en inglés) persigue garantizar que las importaciones que hace la UE no contribuyen a la degradación forestal, que ya provocó que se perdieran unos 420 millones de hectáreas de bosque (un área más grande que la Unión Europea) entre 1990 y 2020, imponiendo condiciones mínimas a las importaciones de una serie de productos: aceite de palma, ganado, soja, café, cacao, madera y caucho, así como sus derivados.
La UE acordó esa normativa en diciembre de 2022 y está en vigor desde junio de 2023, pero establecía de plazo hasta diciembre de este año para que las empresas de terceros países tuvieran que cumplir las nuevas exigencias. La presión ha llegado en varias direcciones: el Partido Popular Europeo, países como Alemania, socios comerciales desde Australia hasta Brasil y los sectores afectados, como el de la distribución. Y la Comisión Europea sucumbió y planteó un retraso de un año: que el reglamento se empiece a aplicar el 30 de diciembre de 2025 para las grandes empresas y el 30 de junio de 2026 para las empresas pequeñas.
“Este aplazamiento permitirá a terceros países, estados miembros, operadores y comerciantes estar plenamente preparados en sus obligaciones de diligencia debida, que consiste en garantizar que determinadas materias primas y productos vendidos en la UE o exportados desde la UE están libres de deforestación. Se trata de productos derivados del ganado, la madera, el cacao, la soja, el aceite de palma, el café, el caucho y algunos de sus derivados”, señala el Consejo de la UE en un comunicado.
El siguiente paso será que el Parlamento Europeo vote la propuesta, que previsiblemente saldrá adelante con el voto del PPE y la extrema derecha. Los socialistas han rechazado la propuesta de Von der Leyen, al igual que los verdes, mientras que los liberales están divididos.