El debate que en las últimas semanas ha estallado con fuerza en España sobre el sujeto político del feminismo ha pillado a Elizabeth Duval en Francia. Vive en París desde el pasado mes de septiembre, cuando se trasladó para empezar estudios superiores de Filosofía y Letras Modernas. Desde allí ha seguido de cerca la polémica surgida a raíz de las declaraciones sobre “arriesgar el sujeto del feminismo” pronunciadas en un encuentro organizado hace 15 días por Podemos. Estas palabras han desatado una discusión teórica en torno a la inclusión de las mujeres trans en el feminismo y la transfobia a la que a veces se enfrentan dentro del propio movimiento y ha propiciado artículos, reflexiones, tuits e incluso varias preguntas a la teórica y activista antirracista Angela Davis en su visita a Madrid.
“Me parece vergonzosa la irresponsabilidad de ciertos sectores del feminismo de plantear tesis que nos excluyen del feminismo cuando al mismo tiempo estamos viendo que Trump quiere directamente negar nuestra existencia y hay un alza de ideas tránsfobas por el avance de la ultraderecha”, explica Elizabeth, que empezó su transición hace unos años. En su opinión, la exclusión de las mujeres trans del feminismo es algo “minoritario”, pero que “sí se da”, lo que provoca “la amplificación de la violencia que ya de por sí vivimos”.
Todas las mujeres consultadas para este reportaje coinciden al afirmar que la mayor parte del feminismo sí es inclusivo y opinan que el debate teórico sobre el sujeto político del feminismo está más radicado en el plano teórico que en la práctica. “Yo creo que en el feminismo de base no hay este debate. Yo en mi día a día, con otras mujeres feministas y compañeras no he tenido problemas más allá de las dudas y las fricciones lógicas que se producen y se solucionan con una conversación”, dice al escritora Alana Portero.
Lo mismo opina la cantautora trans Alicia Ramos, para la que el debate “no es real” porque “la gente que de verdad se está batiendo el cobre en los barrios y en la lucha contra la violencia machista y las mujeres que inundan la calle para protestar contra la justicia patriarcal no están inmersas en ningún debate por el estilo, estamos codo con codo en todos los frentes. Y así es como se avanza”, dice reconociendo que no le sorprendió “la pequeña ola de transfobia” que suscitó la polémica en redes, de las que confiesa haber intentado mantenerse al margen.
Uno de los ejemplos de la transfobia que desataron las declaraciones sobre el sujeto del feminismo pronunciadas en el evento de Podemos fueron varios tuits publicados por el Partido Feminista, integrado en Izquierda Unida, unos días después en los que se podía leer “Ni al patriarcado, ni al capital, ni a los trans, ni a los proxenetas, ni a los puteros” relacionando la transexualidad con el proxenetismo o la prostitución. Posteriormente el partido aseguró que no fueron mensajes autorizados por la dirección, pero la Plataforma por los Derechos Trans exigió a IU la salida de la formación.
En este sentido, Elizabeth, de 18 años, critica aquellas posiciones que acaban reduciendo el sujeto político del feminismo a las mujeres cis –cuyo género sentido coincide con el género asignado al nacer– y asegura que este tipo de postulados “conducen a ideas más radicales como las que algunos sectores defienden en países anglosajones, que directamente tratan a las mujeres trans como intrusas, como si en realidad fuéramos hombres disfrazados que venimos a ocupar los espacios de mujeres y violentarlas”. Por otro lado, propone que este tipo de reflexiones se alejen lo máximo posible de las nociones biológicas sobre las mujeres y apela a su pluralidad: “Asumir la diversidad del sujeto político mujer en el feminismo no es destruirlo”.
Más mujeres fuera que dentro
A esto se refería precisamente Angela Davis este jueves en la charla impartida en Madrid sobre el feminismo antirracista. La histórica activista afroamericana desgranó su discurso sobre un feminismo lo más espacioso posible e interseccional, es decir, que tenga en cuenta otras opresiones como la raza o la orientación sexual y no solo la de género. “Hablo de las mujeres desde el sentido más amplio de la palabra. Y eso incluye a las mujeres transexuales”, espetó para desatar la ovación del público. Un día antes, en el encuentro que mantuvo con varios periodistas ya se había referido al tema al afirmar que “hay que dejar muy claro que la categoría 'mujer' no es unitaria”.
Alana Portero alude a las palabras de Davis al explicar lo que, para ella, es un concepto reduccionista del sujeto político del feminismo. “Delimitar con unos contornos muy fijos y concretos la categoría 'mujer' provoca que siempre nos dejemos a más mujeres fuera que dentro. Y no hablo solo de mujeres trans, esto ya ha pasado antes y pasa con otros tipos de mujeres. Para las sufragistas blancas, las negras no eran sujeto político”, explica en una conversación telefónica con eldiario.es.
También se expresa en este sentido Maribel Torregrosa, que comenzó su transición pasados los 50 años. Esta feminista reconoce estar “dolida” ante determinadas expresiones y comentarios que ha escuchado y leído en redes sociales en las últimas semanas y lamenta que, ante el escenario de eclosión y de empuje feminista actual, “nos permitamos retroceder y ser excluyentes. La participación diversa y la interseccionalidad debe ser algo necesario en esta cuarta ola feminista en la que nos vemos envueltas”.
Ante ello, Alana hace hincapié en la problemática que, en su opinión, suscita lo que en términos coloquiales se suele llamar “repartir carnets de feminista”, es decir, decidir quién puede o no serlo y en qué medida. “Excluir del feminismo o no dejar entrar a determinadas compañeras, ya sea basándose en esencialismos biológicos o culturales, es lo más antifeminista que hay”, comenta mientras pone como ejemplo algunas ideas con las que ha tenido que pelear. Entre ellas, la acusación de que “las mujeres trans perpetúan una feminidad contra la que lucha el feminismo”.
“Probablemente esté perpetuando roles de género, pero no más que una mujer cis. Cargar sobre nuestras espaldas la perpetuación de los roles de género es un poco injusto y exagerado”, explica. Alana considera que la mayor parte de transfobia que a veces se encuentra en el colectivo feminista “responde y parte del desconocimiento de nuestra realidad” y apela al diálogo y a la reflexión colectiva sosegada. “Entiendo que hay mujeres que quizás no nos consideran compañeras de lucha o sujetos políticos para avanzar en este camino, pero mi mano la tienen tendida”.
El tema también ha derivado en otros frentes teóricos como el grado de alianza que debe darse entre el movimiento feminista y el movimiento trans, una conversación que emerge cada poco dando lugar a posiciones más o menos encontrada. Alicia, Maribel, Alana y Elizabeth no pueden separar un movimiento del otro porque es en sus propias vidas y en sus cuerpos donde ambos confluyen. “Para mí son indivisibles. Somos mujeres y yo los derechos que quiero para unas los quiero para todas”, zanja Alana.