Helena Dalli (Zabbar, Malta 1962) es una política maltesa socialista que lleva desde 1994 defendiendo los derechos de las mujeres desde las instituciones de su país. En 2013 se convirtió en ministra de Diálogo Social, Asuntos del Consumidor y Libertades Civiles, momento en el que se ampliaron las protecciones contra la discriminación en la Constitución de Malta para cubrir los motivos de identidad de género y orientación sexual. Además, ha impulsado leyes en su país para reconocer el matrimonio igualitario y la autodeterminación del género, así como un fondo nacional para la baja por maternidad al que contribuyen todos los empleadores independientemente del sexo de sus empleados, con el fin de proteger a las mujeres contra la discriminación durante el proceso de contratación. Tras las elecciones europeas de 2019, Dalli fue propuesta por el Gobierno del primer ministro, Joseph Muscat, para el Ejecutivo presidido por Ursula von der Leyen, quien la nombró comisaria europea de Igualdad.
La UE no ha suscrito en su conjunto el Convenio de Estambul, que ahora cumple diez años. ¿Qué pueden hacer ustedes con los países que no lo han ratificado, Bulgaria, República Checa, Hungría, Letonia, Lituania y Eslovaquia?
La UE firmó el Convenio de Estambul en junio de 2017, tras un acuerdo de los Estados miembros durante la presidencia maltesa rotatoria del Consejo de la UE. La ratificación es lo que no se está produciendo, y seguimos trabajando para ello, empujando a los países. Pero un acuerdo así, por supuesto, no depende de nosotros, sino de los Estados miembros.
Como ha dicho la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la UE debería hacer todo lo posible para prevenir la violencia de género y la violencia doméstica, proteger a las víctimas y perseguir a los agresores.
¿Hay un camino alternativo?
El Convenio de Estambul concede reconocimientos tangibles en la protección de millones de mujeres y niñas, así como personas vulnerables de las familias, contra la violencia, a través de requisitos legislativos rigurosos, mejora de servicios y mecanismos de supervisión.
El acceso de la UE al Convenio de Estambul sigue siendo una prioridad fundamental, pero dado que el proceso está bloqueado en el Consejo, la Comisión Europea está preparando en paralelo propuestas legislativas con un enfoque equivalente al del Convenio. Hacemos esto para prevenir y combatir la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica en el ámbito de la UE con parámetros comunes para los 27 Estados miembros. Esta propuesta será presentada antes de que acabe el año.
¿Cómo vive la paradoja de que sea precisamente Turquía el país que haya abandonado el Convenio de Estambul en el décimo aniversario? ¿Afecta al pacto?
En el plenario de marzo del Parlamento Europeo ya deploré la decisión de Turquía, el país que da nombre al Convenio, de retirarse y llamé al Gobierno turco a comprometerse en la defensa de los derechos de las mujeres y las niñas, un elemento fundamental de los derechos humanos, la paz, la seguridad y la igualdad.
Es una mala señal para las mujeres, para las víctimas de la violencia y para el mundo en estos tiempos difíciles. La Comisión Europea lo ha dicho varias veces: pone en riesgo el compromiso con la protección y los derechos fundamentales de las mujeres y niñas en Turquía, al tiempo que afecta negativamente al progreso hacia la igualdad de género en la sociedad en su conjunto.
No parece el mejor momento para que ocurra esto...
Es un momento en el que la protección es más necesaria que antes, en tanto que la violencia contra las mujeres y las niñas, así como la violencia en el hogar, se han incrementado en todo el mundo durante la pandemia de la COVID-19.
En su reciente visita a Turquía en abril, la presidenta Von der Leyen expresó las preocupaciones de la Comisión Europea sobre el continuo retroceso de Turquía en el Estado de Derecho y los derechos fundamentales, en particular la decisión de abandonar el Convenio de Estambul, que va en contra de los compromisos internacionales asumidos por el país.
La protección es más necesaria que antes, en tanto que la violencia contra las mujeres y las niñas, así como la violencia en el hogar, se han incrementado en todo el mundo durante la pandemia de la COVID-19
¿La convención ha conseguido sus objetivos después de diez años?
Creo firmemente que los principios y las obligaciones que emanan del Convenio de Estambul facilitan un marco sólido para combatir la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica. Es el patrón oro europeo en este ámbito de la política. La convención establece una serie de obligaciones vinculantes en el apoyo que tiene hacerse a las víctimas de las víctimas de violencia de género y de la violencia doméstica en los Estados firmantes.
El convenio tiene vigencia en todo momento y adquiere mayor importancia bajo la actual emergencia de salud pública causada por el brote de la COVID-19, en tanto que la violencia doméstica es uno de los efectos secundarios de la pandemia.
La convención proporciona un marco normativo y jurídico excepcional para abordar el impacto de la violencia en las mujeres víctimas de violencia de género y víctimas de violencia doméstica. Ahora más que nunca, es fundamental que los Estados respeten las normas del Convenio de Estambul como fuente de orientación para sus planes de recuperación.
¿Cuál ha sido su efecto en la lucha contra la violencia machista en la UE?
Diez años después de su adopción, estamos viendo avances concretos en muchos Estados miembros de la UE que forman parte del convenio. De hecho, la convención y la directiva europea sobre los derechos de las víctimas han influido en la disponibilidad de servicios de apoyo en toda la UE, y la convención también ha conducido a una mejora significativa de las normas legales nacionales.
Desigualdad, violencia, salarios... ¿Cuáles son los principales problemas para las mujeres?
La crisis de la COVID-19 ha tenido un impacto desproporcionado en las mujeres. Ha exacerbado las desigualdades existentes entre mujeres y hombres en casi todos los ámbitos de la vida, tanto en Europa como fuera de ella. Las mujeres han sufrido más por el aumento de la violencia doméstica durante los encierros. También han sufrido grandes pérdidas de empleo, porque están sobrerrepresentadas en los sectores más afectados por la crisis. Y las mujeres tuvieron que asumir una parte desproporcionada del aumento del trabajo doméstico y de cuidados cuando se cerraron las escuelas y las guarderías. Esto, sin dejar de cumplir con sus obligaciones laborales desde casa.
¿Puede hablarse de retrocesos?
Los estudios muestran que la pandemia ha hecho descarrilar avances en materia de igualdad de género logrados en los últimos años. Esto hace que la adopción de medidas para promover la igualdad de género y la inclusión de la perspectiva de género en los planes de recuperación sean aún más necesarias.
Por el otro lado ¿cuánto se ha avanzado en este tiempo?
Nuestra agenda se ha fijado en la Estrategia de Igualdad de Género 2020-2025, fue adoptada en marzo de 2020. El objetivo es crear una Europa con igualdad de género, donde las mujeres y las niñas en toda su diversidad puedan vivir libres de violencia y estereotipos, prosperar en una economía con igualdad de género y liderar por igual en toda la sociedad. Hay mucho trabajo por hacer en todos estos frentes.
Aunque las mujeres representan un poco más de la mitad de la población mundial, persisten las brechas de género en el mercado laboral. Las mujeres también siguen estando infrarrepresentadas en muchos campos científicos, así como en puestos de liderazgo en todos los sectores, y el progreso en la paridad de género sigue siendo lento y desigual. De media, las mujeres solo representan el 8% de los CEO de las empresas, y solo el 29% de los miembros de los consejos de administración de las mayores empresas que cotizan en bolsa registradas en la UE.
Estos son números que no reflejan el talento de todas las personas que salen de las universidades.
¿Cuál son las líneas que considera prioritarias?
Nosotros seguimos promoviendo que haya mujeres en puestos de liderazgo político y económico, y sigo presionando para que se adopte una directiva que mejore el equilibrio de género en los consejos de administración de las empresas, que ha estado bloqueada en el Consejo [los Gobiernos] durante muchos años.
En marzo de este año, aprobamos la propuesta de directiva para fortalecer el principio de igualdad de remuneración por igual trabajo entre mujeres y hombres a través de la transparencia salarial, que es la clave del empoderamiento económico de las mujeres y la igualdad de género en el mercado laboral. Sin embargo, estas medidas por sí solas no pueden considerarse suficientes para cerrar la brecha salarial de género.
Las mujeres solo representan el 8% de los CEO de las empresas, y solo el 29% de los miembros de los consejos de administración de las mayores empresas que cotizan en bolsa registradas en la UE
Un problema importante que impide que las mujeres se involucren plenamente en un empleo remunerado es la distribución desigual de las responsabilidades del cuidado. Para hacer frente a esta desigualdad, la Comisión Europea presentó una directiva sobre la conciliación de la vida personal y laboral, que se adoptó en junio de 2019 y debe aplicarse antes del verano de 2022. En concreto, introduce dos meses de permiso parental remunerado para los padres con el fin de fomentar el reparto de responsabilidades entre los padres.
Además, la disponibilidad de servicios asequibles y de alta calidad para los niños y otras personas dependientes es clave para la participación de las mujeres en el mercado laboral. En momentos en que resurgen las amenazas y las reacciones violentas a la igualdad de género, debemos acelerar nuestro trabajo en estos ámbitos.
El Parlamento Europeo ha declarado a la UE un espacio de libertad para las personas LGTBIQ. ¿Están en peligro sus derechos ahora que algunas partes de la UE están retrocediendo en esto? ¿Qué opina de las políticas de Polonia y Hungría en estos ámbitos?
En los últimos años hemos sido testigos de un aumento de incidentes anti-LGTBIQ, como ataques a actos públicos, declaraciones de las llamadas “zonas libres de ideología LGTB” e intimidación y violencia homófobas. Al mismo tiempo, las organizaciones LGTBIQ están denunciando amenazas y actos de intolerancia de forma cotidiana. Los Estados miembros deben hacer frente a cualquier aumento de la hostilidad hacia las personas LGTBIQ y sus derechos.
A escala europea, en noviembre pasado adoptamos la primera estrategia de igualdad LGTBIQ y trabajaremos con los Estados miembros para su implementación. De hecho, animamos a los Estados miembros a desarrollar sus propias estrategias para la igualdad LGTBIQ. Todas las personas en la Unión Europea deberían estar seguras y ser libres para ser ellas mismas.
En este sentido, ¿qué opina del proyecto español de legislación trans?
He tenido la oportunidad de discutir la política de igualdad LGBTIQ con la ministra de Igualdad de España, Irene Montero. Me presentó los objetivos de este proyecto de ley de derechos de las personas trans y acojo con satisfacción esta propuesta que tiene como objetivo consagrar el principio de autodeterminación de género por ley. Ésta es la única forma en que se pueden respetar los derechos de todas las personas trans.
La encuesta LGBTI de 2019 de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea muestra que, a pesar de la creciente aceptación de las personas trans por parte de los europeos, las personas trans continúan enfrentándose a la exclusión y marginación en todos los ámbitos de la vida, y experimentan los niveles más altos de discriminación dentro de la comunidad LGBTIQ.
Por lo tanto, la legislación sobre reconocimiento de género debe ser accesible y cubrir todos los tipos de experiencias de las personas trans. Además, las leyes contra la discriminación y el odio deben indicar claramente que la discriminación y el odio contra las personas trans, entre otros grupos, no se toleran y son sancionables.
¿Cómo afecta el crecimiento de la extrema derecha en algunos países europeos en relación con los derechos de las mujeres y los derechos LGTBIQ?
La igualdad para todos y el respeto de los derechos humanos son valores fundamentales de la Unión Europea. Las ideologías que difunden amenazas o promueven la violencia contra las mujeres y las personas LGBTIQ deben ser contrarrestadas por los Estados Miembros con narrativas que representen las experiencias reales de las mujeres y las personas LGBTIQ. Deben adoptar una postura clara contra las opiniones peligrosas que tienen como objetivo quebrar el impulso hacia la igualdad de todos.
La desinformación debe exponerse como es. Mientras tanto, es importante que los diferentes movimientos por la igualdad se unan para dejar claro que la igualdad no es un juego de suma cero. Ninguna de nosotras será verdaderamente libre e igual hasta que todas lo seamos.
Es importante que los diferentes movimientos por la igualdad se unan para dejar claro que la igualdad no es un juego de suma cero. Ninguna de nosotras será verdaderamente libre e igual hasta que todas lo seamos