PSI-7977. Ese era hasta 2011 el nombre en código del sofosbuvir, la cura para la hepatitis C que terminó por convertirse en Sovaldi. La investigación la hacía la empresa Pharmasset. Ese año, Gilead Science, el ya famoso laboratorio que posee ahora la patente, compró Pharmasset por 8.800 millones de euros cuando los estudios del PSI-7977 llegaban a sus fases finales con prometedores resultados. Una apuesta de altos vuelos para el líder mundial en la producción de medicinas contra el VIH. La molécula pasó a llamarse GS-7977.
A comienzos de 2014, Gilead sacó al mercado Sovaldi a 60.000 euros el tratamiento de 24 semanas. “El precio refleja el valor” de la medicina, ha defendido el laboratorio. En septiembre, la empresa permitió a siete plantas de India producir sofosbuvir de manera genérica. La pastilla cuesta de esta manera casi 45 veces menos: 1.400 euros la cura completa (700 por el ciclo de 12 semanas). Sólo podrá venderse en unos 90 países de renta baja (de Chad a Zimababue). Gilead se asegura el 7% de los ingresos netos de estas ventas. El laboratorio ha excluido expresamente países como Brasil, China, México, Colombia, Turquía, Marruecos o Ucrania entre otros, que suman más de 50 millones de pacientes potenciales.
Gilead ha ido negociando precios con sistemas sanitarios “públicos y privados” para asegurar una expansión mundial. En España, el Ministerio de Sanidad acordó un precio de 25.000 euros por tratamiento de 12 semanas. Con un tope de gasto de 125 millones anuales. Eso da para, aproximadamente, financiar hasta 6.000 tratamientos con Sovaldi que deben sufragar las comunidades autónomas. A partir de ahí, Gilead debería reintegrar los ingresos por este fármaco, según aseguró el secretario general de Sanidad, Rubén Moreno. El Informe de Posicionamiento Terapéutico del Ministerio acotaba la indicación para usar Sovaldi como tratamiento de primera instancia y señalaba la posibilidad de usar curas “alternativas” para el grueso de enfermos.
A estos cálculos se les está añadiendo un segundo filtro antes de que la medicina llegue a los infectados. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid ha creado un comité específico para dar luz verde a las prescripciones que realizan los especialistas en los hospitales. Otras regiones tienen sistemas similares. Este visado es preciso para liberar las pastillas. Tanta traba económica y burocrática ha llevado a varios grupos de pacientes de hepatitis C a encerrarse en hospitales de Madrid, Cataluña y Andalucía para exigir el acceso a los tratamientos de última generación. Aseguran que no menos de 35.000 personas necesitan estos fármacos de manera perentoria.
Investigación y denuncia contra Gilead en EE UU
Más allá de las reivindicaciones españolas, el precio del Sovaldi se ha convertido en controversia internacional. Un estudio de la Universidad de Liverpool ha calculado los costes “mínimos de producción de los antivirales directos para la hepatitis C”. Según la investigación, sofosbuvir no es ni el más caro de producir ni el más complejo de sintetizar (de hecho ese puesto lo tiene otro de los productos recién llegados al arsenal contra el virus: el simeprevir comercializado como Olysio). Sin embargo sí es el de precio más alto. Esto ha hecho que el Senado estadounidense haya pedido explicaciones a Gilead sobre esa compra de 8.800 millones que realizó para hacerse con la patente del fármaco contra la hepatitis y su repercusión sobre el precio final de comercialización. En diciembre pasado, el laboratorio fue demandado por “precio exorbitante”. Se trata de una demanda colectiva que defiende que los derechos de patente de Gilead no justifican el precio del fármaco.
El mismo estudio de la universidad británica concluyó que, en 15 años, una cura como el Sovaldi podría costar entre 68 y 125 dólares por 12 semanas. Sin embargo, el grupo Initiative for Medicines, Access, & Knowledge (IMAK) –un equipo de abogados y cientificos que promueven el acceso a las medicinas– entiende que ese precio está basado en la producción masiva con métodos óptimos y competencia entre proveedores. Sus propios cálculos, menos optimistas, dicen que sofosbuvir podría lanzarse de manera genérica a 400 dólares (338 euros).
Tanto los análisis de IMAK como la investigación senatorial y la demanda estadounidenses inciden en la manera en que Gilead está tratando de rentabilizar una inversión masiva de dinero por colocarse a la cabeza de la revolución en el tratamiento de la hepatitis C. Su adquisición del laboratorio que desarrollaba el Sovaldi pone a Gilead en posición de explotar el monopolio sobre su molécula sofosbuvir hasta 2029. Ese año expira la patente que tan caro compraron.