La electrosensibilidad usada por un tribunal para dar una incapacidad no existe según los científicos

El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha concedido la incapacidad permanente a un ingeniero de 47 años que afirma sufrir de electrosensibilidad o hipersensibilidad electromagnética, un conjunto de síntomas cuyo origen, según las personas que la sufren, se debe a la exposición a campos electromagnéticos de baja intensidad. Esta patología ha sido desmentida por la comunidad científica.

“Este tipo de decisiones judiciales son desafortunadas”, asegura a a eldiario.es el profesor de la Universidad de Umeå (Suecia), Steven Nordin, en cuyo país sí se reconoce la electrosensibilidad como discapacidad. Sin embargo, este investigador aclara que “esta definición significa que la patología tiene un impacto en la capacidades del paciente, pero no que esté relacionada con campos electromagnéticos” y afirma que “los médicos en Suecia por lo general se refieren a esto como un trastorno somático”.

El caso de Rafael de Francisco, nombre del trabajador afectado, no es el primero en España, ya que en 2011 un Juzgado de lo Social de Madrid concedió también la incapacidad permanente a una mujer que aseguraba sufrir síndrome de hipersensibilidad electromagnética y ambiental, aunque sí es el primero en el que se concede exclusivamente por esta afección, ya que en aquella ocasión la mujer también tenía otras dolencias, como fatiga crónica y fibromialgia.

Esta resolución judicial recuerda otro caso similar sucedido en Francia, donde un tribunal concedió una pensión a una mujer que se declaraba alérgica al Wi-fi. En el país galo, al igual que en España, esta patología no está reconocida como enfermedad, ni como discapacidad.

Este tipo de casos pone nuevamente de manifiesto el vacío legal y la falta de información que existe respecto a este tipo de afecciones, lo que puede llevar a los jueces a dictar resoluciones contrarias al consenso científico.

Un trastorno de tipo somático

Nordin es uno de los autores de un estudio reciente, publicado en la revista Journal of Psychosomatic Research, en el que se concluye que los síntomas asociados a la electrosensibilidad tienen un origen difuso y que “están asociados con varios tipos de síntomas psicológicos y con una mala calidad de vida”, aunque señala que en muchos casos dichos síntomas “se puede asociar a un trastorno de tipo somático”.

Según Nordin, “los síntomas se producen si el individuo afectado está convencido de que la exposición a campos electromagnéticos es peligrosa”, algo que se conoce como efecto nocebo. Sin embargo, “es importante tener en cuenta que los síntomas que estas personas están experimentando son reales, no algo que estén imaginando”, advierte el investigador.

Efectivamente, el hecho de que dicha sintomatología no esté relacionada con los campos electromagnéticos no quiere decir que sea fingida o que no tenga consecuencias importantes para los afectados. En una revisión de estudios científicos realizada en el año 2005, los investigadores concluyeron que “los síntomas descritos por los afectados de hipersensibilidad electromagnética pueden ser graves y a veces incapacitantes”.

El error, según interpretan los científicos, de la sentencia emitida por el tribunal español no está relacionada con el hecho de que de Francisco sufra una serie de síntomas que le incapaciten para trabajar, sino en haber afirmado que dicha afección tiene su origen en los campos electromagnéticos. Esta precisión puede parecer un detalle sin importancia, pero aleja a los afectados de la posibilidad de encontrar una solución a su problema.

Nordin destaca que estos fallos “hacen que estos pacientes se reafirmen aún más en su creencia de que son los campos electromagnéticos los que están causando sus síntomas, lo que probablemente acabe agravando la situación”. Además, este investigador destaca que este tipo de afirmaciones “alejará a los pacientes de las terapias” que podrían ayudarles a superar los síntomas.

Sin relación con los campos electromagnéticos

Aunque el origen de los síntomas puede ser diferente en cada caso, las investigaciones realizadas durante los últimos años sobre la electrosensibilidad no han encontrado pruebas de que éstos estén relacionados en modo alguno con la exposición a campos electromagnéticos de baja intensidad, como los que emiten las antenas de telefonía.

Los síntomas descritos por los afectados por esta inexistente enfermedad, incluyen desde cefaleas, mareos, depresión, cansancio, alteraciones del sueño e incluso convulsiones y crisis epilépticas. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud asegura que “las pruebas científicas no apoyan la existencia de una relación entre éstos y la exposición a campos electromagnéticos” y que en el origen de estos problemas “pueden intervenir muchas otras respuestas subjetivas” entre las que menciona “la ansiedad relacionada con la presencia de nuevas tecnologías”.