Quedan menos de 15 días para la huelga feminista del 8 de marzo, convocada como el año pasado para denunciar la violencia y la desigualdad que siguen enfrentando las mujeres, y las preguntas vuelven a emerger. ¿En qué consiste la huelga? ¿Quién puede hacerla? ¿Qué pasa con los hombres? Los motivos siguen vigentes, tal y como refleja el extenso argumentario redactado por la Comisión 8M, que se unen este año al riesgo que representan aquellos “que hacen su política desde el miedo y el desprecio a las mujeres”, dicen en clara referencia a Vox.
Una vez más, la movilización se va articular en cuatro ejes: laboral, estudiantil, de cuidados y de consumo. Al igual que el año pasado, el objetivo es parar en todos los ámbitos, no solo en el empleo, para visibilizar qué ocurre cuando las mujeres no están y demostrar “que sin nosotras ni se produce ni se reproduce”. Pero además, apuntan a la violencia machista, las agresiones sexuales, la brecha salarial o la precariedad y refuerzan sus reivindicaciones antirracistas.
El movimiento feminista ya lleva unas semanas calentando motores y ha llevado la huelga a los mercados para explicar a pie de calle qué ocurrirá el próximo 8M. A finales de enero, más de 500 mujeres se reunieron en Valencia en el último encuentro estatal y este fin de semana en Madrid han celebrado el 'Eventazo feminista', un compendio de conciertos y voces de colectivos sociales que da el pistoletazo de salida a quince días frenéticos.
Tras el rotundo éxito del año pasado, el movimiento feminista pretende una vez más desbordar el concepto tradicional de huelga, un escenario ante el que los sindicatos han respondido con posicionamientos diferentes.
24 horas o paros parciales
Los mayoritarios, CCOO y UGT, han convocado de la misma manera que lo hicieron el año pasado: paros parciales de dos horas por turno. ¿Qué quiere decir esto? Que las personas que trabajen en jornadas partidas o en turnos continuos por la mañana están llamadas a la huelga entre las 12:00 y las 14:00; quienes lo hacen por la tarde, entre 16:00 y 18:00; y para quienes trabajen en turno de noche, el paro será en sus primeras dos horas de trabajo. Sindicatos minoritarios como CNT, CGT o Intersindical han convocado, por su parte, huelga de 24 horas. En sectores concretos, como educación, también CCOO se ha sumado a la huelga de día entero.
Ambas convocatorias –paros parciales y huelga de 24 horas– están legalmente registradas. Es decir, cualquier persona que tenga una relación laboral puede optar por secundar cualquiera de las dos modalidades. No hace falta estar afiliada a ningún sindicato, tampoco que en tu centro de trabajo exista representación sindical. Si el comité de empresa de un centro defiende una de las modalidades, eso no quita para que cualquier persona pueda secundar la que considere.
Hacerlo implica perder el sueldo y la cotización correspondiente. Quien decida hacer huelga de 24 horas, de todo el día; quien pare durante dos horas se le detraerá el salario y la Seguridad Social proporcional a ese tiempo. No existe obligación de comunicar que se secundará y una empresa no puede pedir a sus plantillas que avisen con antelación. Si, aún así, alguien comunica de alguna manera que hará un tipo de huelga y luego se arrepiente o quiere hacerla de otra forma, puede hacerlo sin necesidad de informar y sin que eso tenga consecuencias.
Las personas autónomas no tienen derecho a huelga como tal. Si quieren secundar la convocatoria pueden cerrar su negocio o no trabajar ese día. Los autónomos con plantilla a cargo no pueden condicionar la decisión de los demás: si no hacen huelga y abren sus negocios, sus empleados pueden decidir si hacerla o no. En cuanto a los servicios mínimos, las empresas al uso no pueden invocarlos para justificar un retén mínimo de trabajadores ese día, sino que se aplican en servicios esenciales como en la sanidad o el transporte.
No solo en el trabajo
Pero, ¿quiénes están llamadas a la huelga? Formalmente, los sindicatos convocan a todas las personas que trabajen, tanto hombres como mujeres, así que legalmente cualquiera puede hacerla ese día. El movimiento feminista, sin embargo, llama a una huelga solo de mujeres para promover una reflexión colectiva sobre el valor de su trabajo en todos los ámbitos. Por ello, para la Comisión del 8M es especialmente importante la huelga de cuidados, con la que quiere “hacer patente que el sistema colapsaría sin nuestro trabajo cotidiano”.
En este sentido, piden a las mujeres que dejen ese día de encargarse de las tareas domésticas o del cuidado de hijos o personas dependientes: que no lleven ni recojan a los niños del colegio y que dejen de lavar, planchar o hacer la comida. El trabajo de cuidados no remunerado sigue recayendo mayoritariamente en ellas. Se calcula, de hecho, que los hombres le dedican de media 14 horas semanales frente a las 72 que emplean las mujeres, sometidas a una doble jornada.
¿Y los hombres?
En el caso de los hombres, el movimiento feminista les anima a que se encarguen de esas tareas que quedarán desatendidas y les propone que se organicen para cuidar de forma colectiva al estilo de los 'puntos de cuidado', una especie de guarderías autoorganizadas distribuidas el año pasado por barrios y ciudades. Eso sí, con un aviso: no solo sirve con el día 8 de marzo. “Invitamos a que esto sea el inicio de una nueva forma de organizar y compartir los trabajos de cuidados”, especifican.
No solo la huelga abarca lo laboral, estudiantil y de cuidados. Hay un tercer eje, probablemente el más desconocido: la huelga de consumo. ¿En qué consiste esta movilización? Se trata de una llamada a no comprar ese día. Pero no solo. “Queremos dejar de comprar cosas innecesarias, de sobrecalentar las casas, de usar el automóvil para cualquier desplazamiento, de acumular objetos y derrochar alimentos. Queremos construir estrategias de consumo alternativas que ayuden a crear un mundo social y ambientalmente justo”, señalan en el argumentario.
La idea va más allá del propio 8 de marzo y la acción pretende fomentar un espacio para reflexionar y tomar conciencia del modelo económico actual y cómo afecta a la vida de las mujeres. Con todos los ejes en una misma movilización y las múltiples actividades que van a desarrollarse en las próximas semanas, el movimiento feminista pretende volver a protagonizar una jornada multitudinaria con la que proponen “otra forma de ver, entender y estar en el mundo”.