Dice la leyenda que los Iaioflautas nacieron en un restaurante chino, que siguen frecuentando y donde alguno se sabe la carta de memoria. Alguien comentaba las declaraciones de Esperanza Aguirre sobre los perroflautas y alguien dijo que ellos eran iaioflautas. Ahora hace un año, se presentaron en sociedad: en el día de acción contra los bancos que convocaban colectivos del 15-M, un grupo de personas mayores ocupó la central del banco Santander en Barcelona. ¿Su objetivo? Reclamar una economía al servicio de las personas.
Desde entonces han llevado a cabo 21 acciones en esta línea, ocupando desde centros de salud al consulado alemán, pasando por otras entidades bancarias. Han tomado la ocupación de lugares públicos como herramienta para denunciar cuestiones que consideran relevantes a través de acciones de desobediencia noviolenta. A diferencia de otros colectivos, hasta el intento de ocupar la Generalitat con motivo de su aniversario, la policía nunca había podido pararlos, ni siquiera cuando ocuparon el mismo Departament de Interior, para reivindicar “una rebelión ciudadana” con el objetivo de defender los derechos y libertades civiles, así como reclamar la puesta en libertad de los huelguistas encarcelados en Barcelona.
Celestino Sánchez, una de las caras visibles del colectivo, explica porqué funcionan estas acciones. La relación entre los iaioflautas se basa en la confianza. Se reúnen en asambleas y un grupo reducido prepara cada acción, o “travesura”, que es como las llaman. Una vez preparada, comunican el lugar de encuentro a los miembros del colectivo, y todos confían en lo que han decidido los demás. Así impiden que se filtre su objetivo y se encuentren resistencia policial.
Su lema es “luchamos y lucharemos”, para expresar que en su momento lucharon por la democracia y el Estado de bienestar, y ahora han visto necesario volver a hacerlo. Esta idea no es cierta en todos los casos, porque muchos de ellos no han dejado nunca de movilizarse y estar implicados como activistas sociales, como sindicalistas o como militantes de algún partido. Tienen mucha experiencia en la lucha por los derechos de la ciudadanía y, en un caso, hasta como diputado en Parlament de Catalunya.
Hoy, estas personas con trayectoria son solo una parte del colectivo. Para muchos de los iaioflautas, esta es su primera experiencia política. En Barcelona, por ejemplo, cuentan que más de una abuela votante de CiU se ha sumado al colectivo para defender los derechos de sus nietos. En Madrid o Valencia, cuentan que también lo pusieron en marcha un pequeño grupo de activistas, pero ahora ya son unas 80 personas de procedencia muy diversa en ambas ciudades.
María Dulce, iaioflauta de Madrid (o yayoflauta, que es como lo escriben en la capital), cuenta que oyó a sus compañeros de Barcelona en la radio y la idea les gustó tanto que el 1 de mayo pusieron en marcha el colectivo en Madrid. En Valencia, se organizaron con motivo del aniversario del 15-M. Hoy en día ya hay 14 grupos de iaioflautas en toda España.
“Queremos despertar a la gente”
Joaquín, de Valencia, tiene 57 años y algunas de sus compañeras le hacen broma: “Es el jovencito”, dicen riendo. Joaquín aclara que tiene nietos, pero que no es necesario tenerlos ni estar jubilado para ser iaioflauta. Él considera que el objetivo de sus travesuras es “despertar a la gente” y considera que está funcionando, porque al “censo” de iaioflautas de Valencia se suman entre 10 y 15 personas cada mes.
“Nos empezaron a llegar los iaios y muchos no conocían las tecnologías de la información”, cuenta Felipe López-Aranguren. “Les dimos clases, y están muy contentos, porque han aprendido cosas y se sienten vivos”, dice. El buen humor es esencial para los Iaioflautas. En sus acciones suelen lucir grandes sonrisas y, cuando hay problemas, los afrontan con humor.
Es el caso de cuando ocuparon la Bolsa de Barcelona. Fue la primera vez que encontraron una gran resistencia policial. Cuando ya se retiraban fueron rodeados por los Mossos d'Esquadra, que tenían el objetivo de identificarlos a todos porque habían hecho “algo muy gordo”. Se negaron a hacerlo y mientras duró su retención se quejaron a los policias de sus hernias, de que tenían sed o de que tenían que tomarse sus pastillas.
“Siempre que vamos a una manifestación nos aplauden, somos un colectivo muy querido”, dice Joaquín. La verdad es que han conseguido convertirse en un referente. En jornadas de movilización con varias convocatorias de manifestación, una pregunta se ha hecho habitual es “¿Qué harán los Iaioflautas?” Están presentes en las principales convocatorias de colectivos del 15-M, y en los altavoces de su camión intercalan la música más animada con las canciones más tradicionales que cantan Antònia o otras iaioflautas: desde “A la huelga compañero” al “No nos moverán”.
“La policía sabe que no tenemos miedo”
Celestino Sánchez considera que la edad no es el principal motivo que evita la represión policial. “La experiencia acumulada nos sirve para abordar las luchas de hoy, y lo importante es que la policía sabe que no tenemos miedo”. Además, las acciones de los Iaioflautas se quedan en el límite de la legalidad. Por eso, el abogado Carlos Sánchez Almeida considera que en el anteproyecto de reforma del Código Penal hay un artículo “hecho a medida para los Iaioflautas”, que dice:
Ellos estan dispuestos a seguir desobedeciendo. “Siempre que nos hemos propuesto una acción, hemos demostrado que es posible”, decía Celestino la mañana de la celebración del primer aniversario del colectivo. Poco después, se encontraron los Mossos d'Esquadra bloqueando la entrada al Palau de la Generalitat, donde pretendían entrar y el mismo Celestino fue llevado por una ambulancia con un ataque de ansiedad. Volvió a tranquilizar a sus compañeros: “Lo que me ha pasado a mí es lo que os ha pasado a todos, y esto solo prueba que necesitamos un gobierno al servicio de las personas”. A pesar de todo, se consideran victoriosos: “En toda la democracia nunca nadie había hecho huir como ratas al gobierno de la Generalitat”, dice Miguel Tomás.
Su prioridad es defender los intereses del 99%. “Queremos ser útiles”, dice Celestino. Por eso pretenden seguir llamando la atención, tanto con sus “travesuras” como en las redes, a las cuestiones que les preocupan, proponiendo alternativas y ocupando todo lo que crean necesario, hasta la bandera.