El Instituto Goethe tenía a punto a final del año 2010 un ambicioso programa con el eslogan “Goool! la portería hacia Alemania” y cuyo objetivo se antojaba entonces casi misión imposible: incrementar el estudio del idioma alemán en España, un país que, según estadísticas de la UE, está, junto a Portugal, en el furgón de cola en el dominio de lenguas.
Pero en esto llegó Angela Merkel y con una sola frase desencadenó la locura: Alemania necesita titulados para darles trabajo, pero deben conocer el idioma. Corría el mes de enero de 2011 y la canciller había metido el gol por toda la escuadra. En pocas semanas, cientos de licenciados de distintas materias se embarcaron en el aprendizaje de uno de los idiomas más complejos y difíciles, con una sola obsesión: emigrar a la República Federal en busca de la fortuna que se les niega en España.
El fenómeno fue tan acusado, que el Goethe Institut (la versión germana del Instituto Cervantes español), con 3.000 inscripciones en sus centros en Madrid, Barcelona, San Sebastian y Granada, agrupa a día de hoy al mayor colectivo nacional en todo el mundo que realiza cursos intensivos de alemán, según explica Michael Höfig, directivo de la institución germana: “Desde febrero de 2011 uno de cada cuatro alumnos de idioma en el Goethe son ingenieros, médicos o informáticos que buscan su futuro profesional en Alemania”.
Los responsables del Goethe, sin embargo, estiman que el reciente boom del aprendizaje intensivo del idioma alemán por españoles es solo una respuesta “compulsiva y parcial” ante la apertura de una luz en la desesperación de miles de jóvenes por la falta de perspectivas laborales en España. A largo plazo, no sirve para satisfacer las esperanzas de los licenciados que emigran, y tampoco cumple con las expectativas de trabajadores cualificados de los demandantes germanos. La demostración fehaciente de este hecho es que, en 2012, solo uno de cada cinco, entre los 30.000 españoles que emigraron a Alemania, encontró un puesto de trabajo.
Congreso de Sevilla
Congreso de SevillaCon el fin de analizar cuáles son las causas de esta elevada tasa de fracaso en la 'aventura' de la nueva emigración a Alemania de los titulados españoles, se ha celebrado en Sevilla el Congreso Internacional de las Asociaciones de Germanistas en España. El evento estuvo organizado el Goethe Institut y por la Federación de Germanistas en España (FAGE) y fue presidido por Christoph Ehlers, profesor de la Universidad de Sevilla.
El objetivo de la convención ha sido, según su organizadores, “analizar y superar la tensión existente entre una opinión pública actualmente muy crítica con Alemania, por un lado, y la enorme subida de la demanda para aprender su idioma y poder estudiar y trabajar en centro Europa, por otro”.
La principal conclusión del congreso es que para que los jóvenes titulados españoles puedan aprender bien el idioma y, a la vez, adaptarse a las peculiaridades de la vida laboral y también a las costumbres de Alemania, es imprescindible que “se impulse decididamente el estudio del alemán en la escuela como primera o segunda lengua extranjera”.
Según las cifras publicadas por Ministerio de Educación, de los casi ocho millones de alumnos de primaria y bachillerato matriculados en España en el curso 2010-2011, solo 70.142 estudiaban alemán en su centro educativo; no llegaba al 1%. De esta cifra, aproximadamente el 30% pertenecían a colegios públicos y, el 70%, a escuelas privadas.
Como expresión de esta escasa penetración del idioma alemán en el sistema educativo español, Michael Höfig comenta que de los 2.000 colegios bilingües de todo el mundo a los que el Gobierno germano apoya para extender el idioma alemán, en el marco de su programa “Escuelas para el Futuro”, solo nueve están en España: tres en Madrid, tres en Andalucía y otros tres en Torrelavega, Zaragoza y Murcia.
Grave problema demográfico
Michael Höfig afirma que el mensaje lanzado por Angela Merkel en 2011 en España tiene su fundamento en “el envejecimiento de la población alemana, fenómeno que es allí aún más acusado que en otros países desarrollados. Cada vez tenemos más abuelos y menos niños, y en una nación con 80 millones de habitantes y una potente industria se necesitan la incorporación de ingenieros, enfermeros, médicos e informáticos por miles”.
El directivo del Goethe Institut insiste en que no es un problema de corto plazo. Las necesidades de mano de obra se incrementarán a medida que el tiempo avance. Para Alemania este no es un problema que se arregle con “cursos rápidos de inmersión en el idioma alemán”. Es necesario que “los licenciados del sur” que quieran trabajar en la Republica Federal “no solo conozcan el idioma como un nativo; es imprescindible también que estén familiarizados con las costumbres y la cultura germanas, ya que al margen de Berlín y alguna que otra gran urbe, la Alemania de los pueblos y ciudades pequeñas es muy tradicional y escasamente multicultural”.