La universidad española se queda sin grado en Igualdad de Género

“Para formarnos en estudios de Género, igual que para abortar, vamos a tener que irnos fuera de España”, dice Laura Nuño entre la indignación y la ironía. Es la coordinadora del grado en Igualdad de Género, una titulación que se oferta de forma exclusiva en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) de Madrid y que, a partir del año que viene, dejará de existir para alumnos y alumnas de nuevo ingreso.

Con ella, otros cuatro grados: Sociología, Ciencia Política y Gestión Pública (semipresencial), Ingeniería Informática (semipresencial) y Educación Infantil Bilingüe, y las dobles titulaciones derivadas, se extinguen de este centro universitario en el curso 2014-2015.

La justificación de la universidad es, según un portavoz, que “no les salen las cuentas”: “Si en 2011 la URJC tenía un presupuesto de 89 millones de euros, este curso el total no supera los 59”. En esta situación, “en la que somos víctimas y no verdugos”, aseguran no poder mantener las titulaciones que no tienen suficiente demanda y recuerdan que el Plan Bolonia les da “autonomía para adecuar la oferta a la situación de mercado”.

Como docente, Nuño vive los recortes en su día a día, pero matiza: “Hay que valorar los daños”. “Echar el cierre a Igualdad de Género es una barbaridad; y más cuando estos estudios son oferta habitual en una treintena de universidades como la de Harvard, Columbia, Oxford o Toronto”, denuncia.

Aunque reconocen el recorte de presupuesto, para algunos alumnos y profesores de esta titulación la decisión de suprimir estos estudios “es más ideológica que económica”. “Es la hoja de ruta. Se están cargando todo. Ya lo han hecho con Educación para la Ciudadanía y esto es lo siguiente”, afirma la coordinadora, que también sostiene que los argumentos que ha utilizado la universidad para alegar la supresión de este grado “se caen por su propio peso”.

El grado de Igualdad comenzó ofertándose online porque, al ser un título exclusivo de la URJC, aglutinaba a personas de varios puntos de España. En el curso 2012-2013, dos años después, se hizo presencial y este curso tiene, según datos que envió la propia universidad a la coordinadora, 39 alumnos y alumnas de nuevo ingreso. “En otras titulaciones, como Cinematografía o Fotografía, el total no supera la decena”, se indigna Laura, que subraya que la tasa de rendimiento de los alumnos de este grado, que entran con una media de 6,9, es muy superior al resto de las titulaciones.

Pero la memoria justificativa de las supresiones, presentada en el Consejo de Gobierno el 28 de febrero, aporta otros datos. “A partir del curso 2011-2012, coincidiendo con el cambio de modalidad, la matrícula real ha sufrido un descenso considerable: 28 alumnos matriculados el curso 2012/13 y 15 alumnos matriculados el presente curso académico”. “En consecuencia –dicta el escrito– no se justifica la oferta del Grado en Igualdad de Género y tampoco de los dobles Grados en Ciencia Política e Igualdad de Género y Derecho e Igualdad de Género”.

La coordinadora de Igualdad de Género explica el porqué de la diferencia en los números. “Las cifras que utilizan para justificarse son tramposas. Sólo incluyen las matrículas en grados únicos, que son 15, y no en dobles grados, que suman el resto hasta 39”.

La Universidad Rey Juan Carlos se ha especializado en los últimos años en Estudios de Género. Cuenta con una cátedra de Género, un programa de doctorado, un máster oficial y un título propio. El esfuerzo durante años que ha supuesto sacar adelante esta especialización se corta de raíz con la eliminación del grado. “Al fulminar el primer tramo, que es el grado, te cargas el resto. Se condena al fracaso a la formación de posgrado, la doctoral y la investigación que actualmente se desarrolla”, señala Nuño, quien denuncia que todavía no ha recibido ninguna comunicación oficial de la universidad sobre la eliminación de la titulación que coordina.

La escasa empleabilidad, el otro argumento

La falta de alumnos también se ha llevado por delante la carrera de Sociología. “A partir de ahora empezamos a ser graduados de una titulación extinta en la universidad porque, según sus argumentos, no hay empleabilidad y económicamente no se puede sostener”, se indigna Eduardo González, estudiante de tercero y también delegado de la titulación.

Hace poco más de un mes, González asistió a la Comisión de Calidad del grado, donde tuvo acceso a los documentos con los datos de oferta y demanda de la titulación. Tras conocer las cifras que maneja la universidad para justificar la escasa demanda, el delegado sostiene que los datos de su carrera están falseados. “En la oferta, se plasman los datos conjuntos de grados y dobles grados. Sin embargo, en la demanda sólo se contempla el número relativo a los grados únicos. Y así las cuentas no salen”, asegura.

“En un país donde no hay empleo es absurdo hablar de empleabilidad. Nadie piensa en el mazazo que supone esta decisión para los alumnos y alumnas que han ingresado este año en el grado. Les hunden la moral y, además, quedan arrinconados y vendidos. ¿Qué hacen si no van a curso por año?”, se pregunta Nuño.

Fuentes de la Universidad Rey Juan Carlos aseguran que “los alumnos y alumnas de esas titulaciones no se van a quedar colgados” porque se suprime el grado sólo en los nuevos ingresos, es decir, de forma progresiva. Pero no especifican cómo van a atender a aquellos que tengan alguna asignatura pendiente del primer curso. Dan por seguro, eso sí, “que se atenderán sus necesidades”.

También garantizan que el cierre de grados no va a implicar despidos porque, dicen, “no existe una relación causa-efecto entre una cosa y la otra, ya que los docentes no imparten clase en una única carrera”.

Pero el despido sin previo aviso de 11 profesores en el verano de 2012 no es un precedente que juegue muy a favor de la URJC. Era pleno agosto y todos ellos conocieron que la universidad prescindía de sus servicios a través de un burofax. Ni siquiera pudieron pedir explicaciones porque el centro educativo cerraba ese mismo día por vacaciones. Otros incluso se enteraron de que eran uno más en la cola del paro por el ingreso del finiquito en su cuenta bancaria.

“Si han cerrado nuestra carrera, mañana puede ser otra”

“Con estas decisiones exprés nos han atropellado y espero que este atropello sirva, al menos, para mover conciencias”, apunta González, que, en nombre de sus compañeros de grado, busca la solidarización del resto de estudiantes con la causa. “Si nos han cerrado nuestra carrera, mañana puede ser otra”.

Los representantes de alumnos de la URJC llevan ya meses de actividad a pleno rendimiento. Desde que a finales de 2013 se anunciara la aprobación de una 'normativa sobre conducta académica', los estudiantes no han parado de moverse. “Nos hemos organizado rápido porque había ya mucha gente en marcha en contra de la normativa”, dice Richard Taylor, presidente del Consejo de Estudiantes.

Dicha legislación interna incluía en su primer borrador algunas recomendaciones relativas a la vestimenta que han sido eliminadas del texto definitivo. Sí se ha mantenido la prohibición de utilizar móviles, tabletas o portátiles si no es necesario para la asignatura o si el profesor así lo decide.

“Esto supone, por poner un ejemplo, que ya no estará permitido grabar algunas clases magistrales, como yo he hecho algunas veces”, sostiene el presidente del Consejo de Estudiantes. El reglamento también prohíbe llegar con más de cinco minutos de retraso a clase y volver a entrar al aula una vez que se ha salido. “El sentir entre los estudiantes es que la normativa nos criminaliza”, manifiesta Taylor.

El mismo viernes 28 de febrero, mientras el Consejo de Gobierno se reunía para aprobar la supresión de grados y la normativa sancionadora, unos 200 alumnos y alumnas mostraban su rechazo a las nuevas medidas. “El problema es que no se votaba cada carrera, sino en bloque”, lamenta Eduardo González, sorprendido por los resultados de la votación: de los 47 miembros del Consejo, sólo dos se opusieron a la eliminación de los grados, junto a otras dos abstenciones.

“Los que salieron a manifestarse eran poco más de un centenar, una cifra muy reducida si tenemos en cuenta los 36.000 estudiantes matriculados”. La universidad minimiza así el impacto de las protestas, aunque su portavoz sí reconoce que “hay agitación y controversia” en las redes sociales, donde, desde hace más de una semana, los hastags #mordazaURJC y #noalcierredegrados están por todas partes.

También está en marcha una recogida de firmas a través de la plataforma change.org que ya ha sobrepasado las 1.500. La próxima asamblea será el jueves a las 14.00 en el campus de Fuenlabrada.