Lisboa, 27 ene (EFE).- ¿Es ético dar prioridad a los políticos en la vacunación contra la covid? El plan de vacunas de Portugal que incluye a altos cargos en el grupo de mayores de 50 años con patologías de riesgo ha provocado una ola de críticas en un país desbordado por la pandemia.
“Por imperativo ético y moral no estoy disponible para recibir la vacuna”. Así empezaba la revuelta Cristóvão Norte, diputado del PSD (centroderecha), el partido que lidera la oposición al Gobierno del socialista António Costa.
Era su respuesta al plan de vacunación anunciado por el Gobierno, que incluye comenzar a inmunizar a políticos y altos cargos a partir de la próxima semana, dándoles prioridad frente a colectivos que vienen demandando la vacuna por su exposición a la enfermedad, como los profesores.
Norte ha explicado a medios locales que no quiere inmunizarse ante la covid antes de que lo hagan la totalidad de ancianos, sanitarios y otros grupos esenciales en el combate a la pandemia, sobre todo en un momento en que Portugal encadena récords de fallecidos y tiene a sus hospitales al borde del colapso.
“Cada vacuna desviada para un fin que no sea esencial es una vida más que se puede perder”, ha argumentado, y varios políticos están de acuerdo con él.
La indignación por la decisión del Gobierno ha crecido en las últimas oras, cuando se ha conocido en detalle qué cargos tendrán acceso a la vacuna de forma prioritaria. Demasiados, apuntan los críticos a la medida.
Titulares de órganos de soberanía, Defensoría del Pueblo, miembros del Consejo de Estado, magistratura del Ministerio Público, miembros de los órganos propios de las regiones autónomas y los alcaldes son algunos de los beneficiarios, según divulgan medios locales.
“Tiene sentido vacunar a las tres primeras figuras del Estado (primer ministro, presidente y presidente del Parlamento)”, pero hay dudas con los demás, ha dicho el vicepresidente y diputado del PSD, Ricardo Batista Leite.
También el diputado único del Partido Liberal, João Cotrim de Figueiredo, quien ha escrito al presidente del Parlamento para avisarle de que no quiere ser incluido en el grupo prioritario, o el líder del democristiano CDS, Francisco Rodrigues dos Santos, que tacha la idea de “indefendible” y “pésimo ejemplo”.
“Si fuese alcanzado por ese derecho prioritario a la vacunación cedería mi vacuna a un anciano”, sostuvo Rodrigues dos Santos, de 32 años.
Mientras, el líder del PSD, Rui Rio, ha recurrido a Twitter para criticar la “exageración” de políticos que pueden ser vacunados.
“(El plan prioritario) no incluye a los médicos del sector privado, pero se extiende a la totalidad de los órganos de soberanía. Falta firmeza y sentido común”, advirtió.
Pero las críticas no llegan solo desde la derecha. El Partido Comunista Portugués, tradicional aliado de Costa, ha calificado de “excesiva” la lista de beneficiarios y su líder, Jerónimo de Sousa, ha apuntado que prefiere recibir su dosis por su edad (73 años) que por su condición de político.
Antiguos colaboradores del Gobierno, como el exministro de Sanidad Adalberto Campos apelaron también a la responsabilidad, la ética y el “sentido común”.
La idea de vacunar prioritariamente a políticos llega en un momento en el que la tercera ola está atacando especialmente al Gobierno socialista portugués, con siete ministros que han dado positivo, cinco de ellos en los últimos 12 días.
Además, este mes se dispararon las alarmas sobre el presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, de 72 años, después de varios test con resultados contradictorios que le mantuvieron un par de días aislado, aunque finalmente se confirmó un diagnóstico negativo.
Portugal, con unos 10 millones de habitantes, empezó a vacunar el 27 de diciembre con una primera fase que incluye a sanitarios en primera línea y usuarios y trabajadores de residencias, en la que ya han recibido al menos la primera dosis más de 255.000 personas.