Con pancartas y retratos de indocumentados, una protesta de un centenar de inmigrantes puso hoy sobre la virtual candidata demócrata, Hillary Clinton, toda la presión para frenar las deportaciones de familias después de las “promesas incumplidas” del presidente, Barack Obama.
Inmigrantes y activistas de todo EEUU, desde Nueva Jersey hasta Illinois, salieron hoy a las calles de Filadelfia (Pensilvania) para insertar el debate migratorio en los temas de la Convención Nacional Demócrata que comenzó hoy para designar de manera oficial a Clinton como candidata presidencial.
“No vamos a aceptar promesas, queremos acción ahora, no vamos a esperar hasta las elecciones en noviembre. Pedimos a Clinton que use la plataforma que tiene para empujar y hacer que Obama pare las deportaciones”, dijo a Efe el colombiano Miguel Andrade, uno de los organizadores de la protesta.
Armados con pancartas naranjas en forma de mariposa, los manifestantes avanzaron entre las calles de Filadelfia para pedir a Clinton que dé un paso al frente y exija el fin de las deportaciones a Obama, que en su expediente tiene la mancha de haber expulsado a más indocumentados que ningún otro presidente de EEUU.
El “deportador en jefe” -como le definió en 2014 la presidenta de la mayor organización hispana del país, el Consejo Nacional de la Raza (NCLR), Janet Murguía- ha expulsado de EEUU a más de 2,5 millones de personas desde que llegó al poder en 2009, según el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
El mandatario proclamó a finales de 2014 unas medidas migratorias para frenar la deportación de cinco millones de indocumentados, pero los republicanos lo bloquearon por la vía judicial y ahora Obama se ha quedado con un legado mínimo en inmigración.
“No podemos esperar hasta después de las elecciones para una solución. Estamos hablando de niños y mujeres encerradas, víctimas de una máquina de deportaciones. Clinton debe entender lo que significa estar detenido, que alguien gane como Obama y esperar sus promesas incumplidas”, dijo a Efe la mexicana Rosi Carrasco.
Carrasco, de 55 años, llegó hace 22 años a EEUU con sus dos hijas, que entonces tenían 7 y 10 años, y decidió quedarse a pesar de que no tenía los documentos para residir legalmente.
La realidad de los indocumentados de EEUU tiene muchas aristas y una de ellas es la vida de los trabajadores agrícolas de Nueva Jersey, que están expuestos a productos químicos y al calor durante horas y cobran dependiendo de las cajas de fruta que recolectan, indicó a Efe la mexicana Katia Ramírez.
La propia Ramírez trabajó en dos plantas empacadoras para pagarse la Universidad y, entonces, se sintió inspirada para ayudar a los trabajadores agrícolas de los campos de Nueva Jersey.
Bajo un calor abrasador, la manifestación de Filadelfia destacó por su diversidad, con hispanos, afroamericanos y hasta asiáticos que trataban de leer desde un hoja unos cánticos en español.
“El pueblo unido, jamás será vencido”, decía en español Neavy Narom, de 17 años y que nació en Vietnam después de que su padre hubiera huido del régimen de los Jemeres Rojos en su Camboya natal (de 1975 al 79) en una guerra civil en la que fueron ejecutados millones de compatriotas que ella calificó de “genocidio”.
“No hemos venido aquí a robar ningún tipo de trabajo. Hicimos el camino hasta Estados Unidos porque queríamos lograr las oportunidades que no teníamos en Camboya”, defendió la joven.
Así, de manera omnipresente, el candidato presidencial republicano, Donald Trump, marcó el paso, los cánticos y las pancartas de la marcha de los inmigrantes, que no quieren oír hablar del muro que el magnate quiere construir entre México y EEUU y tampoco de su propuesta de deportación masiva.
Trump usó la convención republicana que se celebró la semana pasada en Cleveland (Ohio) para relanzar su mensaje contra la inmigración y hoy los demócratas, en su primer día de la convención, tratarán de captar a la comunidad inmigrante con el discurso de la mexicana Astrid Silva, una famosa indocumentada de Nevada.
Silva, de 28 años, cruzó con solo cuatro años en una balsa de neumáticos el Río Grande que separa a México de EEUU.
En esta convención, los demócratas se enfrentan al desafío de volver a entusiasmar a los 28,5 millones de hispanos con derecho a votar y que podrían jugar un papel crucial en los comicios, como ya hicieron en 2012 cuando su participación fue uno de los factores que permitió a Obama salir reelegido presidente.