“Se ha cortado la luz eléctrica, estamos aquí mi madre y sus vecinas. Dicen que va a estar lloviendo hasta las 05:00, lo que nos tiene un poco preocupados. De momento, no para”. Es el relato de Khadya, de 26 años, que vive en El Aaiún, uno de los campamentos de refugiados saharauis en el sur de Argelia. Durante la madrugada del sábado al domingo, ella y su familia se preparaban con linternas y móviles cargados para un escenario totalmente inusual predicho por los meteorólogos unos días antes: lluvias abundantes en el desierto del Sáhara, muy por encima de la media anual.
Pocas horas después, las carreteras que unen los campamentos saharauis con Tinduf quedaron cortadas por el barro y parcialmente inundadas, como se aprecia en los vídeos enviados por Khaled Mohammed, presidente de Juventud Activa Saharaui. “Hemos vivido una jornada muy intensa de lluvia en los campamentos de refugiados saharauis”, relata a elDiario.es. “Todavía seguimos con los nervios en el cuerpo, porque las casas son de adobe pueden estar mojadas y pueden caerse en los próximos días”.
La predicción realizada por el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (ECMWF), y adelantada por elDiario.es, se cumplió en varias regiones desérticas del norte de África, donde durante varios días se registraron lluvias que alcanzaron hasta 50 litros por metro cuadrado en algunas zonas.
En Marruecos y Argelia hubo lluvias torrenciales que dejaron cerca de veinte muertos y nueve desaparecidos, además de destruir viviendas e infraestructuras relacionadas con el agua potable y electricidad. En los campamentos saharauis, durante muchas horas no pudo llegar el pan porque las comunicaciones estaban bloqueadas.
¿Cuánto llovió en el Sáhara?
Recopilar los datos de precipitaciones en estas regiones es complicado por un motivo muy sencillo: no hay estaciones meteorológicas ni pluviómetros en un lugar como el desierto del Sáhara. Sin embargo, las imágenes recogidas por diferentes satélites nos dan una idea de hasta qué punto se ha cumplido el pronóstico de la ECMWF. Los datos de la NOAA (la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EEUU) muestran los focos de mayor intensidad justo en la zona de los campamentos saharauis y en zonas muy internas del desierto.
El registro de precipitaciones acumuladas a partir de datos del satélite de la NOAA durante los primeros días de septiembre es aún más esclarecedor, pues muestra una fuerte acumulación de lluvia en una de las regiones más secas del planeta.
“Calcular la precipitación acumulada no es trivial; lleva tiempo y hay muchos matices”, explica Francisco J. Tapiador, catedrático de Física de la Tierra en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). A partir de datos del satélite GPM-CORE de la NASA, fusionados con datos de infrarrojo de satélites geoestacionarios, el experto calcula que en días como el 7 de septiembre de 06:00 a 06:30, cayeron del orden de 20 litros por hora en algunas regiones, una cantidad grande de precipitación para esa zona. Estas imágenes son mejores que las que se basan solo en datos del infrarrojo, que nos da la altura de la nube pero que tiene una relación indirecta con la precipitación en el suelo, pero para saber con más precisión cuánta precipitación ha caído en total se necesitan más análisis.
“Se han cumplido las predicciones”
“Mi impresión es que en buena medida se han cumplido las predicciones”, explica el meteorólogo Ángel Rivera, experto en dinámicas atmosféricas. “El servicio meteorológico de Marruecos puso un aviso rojo”, apunta. Para Francisco Martín León, meteorólogo y coordinador de RAM (Revista del Aficionado de la Meteorología), llovió bastante. “En los sitios donde normalmente llueve poco o extremadamente poco cayeron como máximo 16 litros, algo extraordinario para un desierto”, asegura. “En el norte de Argelia y Marruecos, la onda tropical del sur interaccionó con la vaguada fría—la dana— que teníamos sobre la península. Y en Mauritania también hubo zonas de lluvias según las imágenes del satélite”, asegura.
“Pero lo de diluvio hay que matizarlo enormemente, y por supuesto las precipitaciones torrenciales que daban los modelos con 10 días de anterioridad estaban sobreestimadas”, advierte Martín León. Al final, explica, las predicciones fueron suavizando las precipitaciones, aunque mantuvieron las lluvias intensas del Atlas del norte de Marruecos, Argelia y una zona de Mauritania.
El sospechoso: el cambio climático
¿Se puede atribuir este fenómeno inusual al cambio climático? Para saberlo con certeza habrá que esperar a los estudios de atribución, pero la anomalía se enmarca en un contexto de grandes alteraciones atmosféricas, como este desplazamiento de la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT), una franja de nubes, lluvias, tormentas y precipitaciones que se extiende por todo el ecuador, más al norte de lo habitual. Esta anomalía se produce en un contexto en el que se prevé que las lluvias tropicales se desplacen cada vez más al norte, como consecuencia de la crisis climática.
“Hay que tener en cuenta que estamos en una situación en la que nunca hemos estado en la época moderna, con los mares muy cálidos, con un Atlántico desaforado, con un Mediterráneo con temperaturas extremadamente altas, con una atmósfera dopada con más calor y más vapor de agua, y todo esto son indicios de que el cambio climático podría estar detrás”, asegura Martín León. “Cada vez hay más evidencias de cambios en los patrones meteorológicos y en la dinámica atmosférica que se pueden relacionar con el acelerado calentamiento que está ocurriendo en el planeta”, apunta José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored.