2017 bate récords de linces ibéricos aplastados por coches en la carretera. 28 ejemplares han muerto atropellados, el último el 20 de diciembre en Jaén. Sin embargo, la inversión anual que hace el Gobierno para atajar la primera causa de muerte no natural de esta especie prioritaria y protegida apenas supera los 100.000 euros desde 2014. Casi cinco veces menos de lo anunciado en 2015.
“El conjunto de actuaciones para la protección del lince ibérico desde el año 2014 asciende a la cantidad de 449.952 euros”, ha informado el Gobierno en una respuesta parlamentaria al diputado socialista Miguel Ángel Heredia. El Ejecutivo preveía añadir 50.000 euros entre julio y diciembre. Está muy lejos de los 2,5 millones de euros que el Gobierno de Mariano Rajoy anunció en 2015 al publicitar la firma de un protocolo entre los ministerios de Fomento y Medio Ambiente “para identificar aquellos tramos de carreteras en los que hay mayor riesgo”.
No es un problema menor ya que cada ejemplar de lince ibérico que desaparece por este motivo evitable supone cierto descalabro y un desperdicio de recursos públicos para uno de los proyectos estrella de recuperación en la Unión Europea. Al plan se le han dedicado más de 70 millones de euros, la mayoría aportados por fondos europeos. La especie, considerada de primera importancia, ha pasado de situación crítica de extinción al estatus de “en peligro”.
El convenio entre ministerios fue rubricado en junio de 2015 por la actual presidenta del Congreso Ana Pastor en representación de Fomento e Isabel García Tejerina. Hace dos años ya se anunció que se estaba trabajando en “el primer convenio de desarrollo para (…) evitar atropellos de linces” en los puntos kilométricos 81, 93, 51 y 63 de la N-420 en Córdoba. Pero, hace menos de un mes, el 27 de noviembre, el Gobierno volvía anunciar “un acuerdo interministerial para la protección del lince”. Esta vez, la firma era de directores generales pero la carretera y los puntos eran los mismos y el presupuesto idéntico: 2,5 millones. “Un acuerdo para desarrollar el protocolo de colaboración”, explicaron.
Mientras este protocolo aguarda para traducirse en realidad, una buena parte de los atropellos siguen produciéndose en los mismos puntos negros ya identificados desde hace tiempo. La serie fúnebre del felino más amenazado desde 2012 en las carreteras españolas va como sigue: 7, 14, 20, 15, 15 y 28.
El encargado de WWF en el proyecto de recuperación Iberlince, Ramón Pérez de Ayala, explica que las acciones que se han hechos son trabajos menores “se ha conseguido, sobre todo, que los presupuestos de mantenimiento de vías hagan desbroces, vallados o desplieguen cartelería”. Así lo refleja el desglose de la inversión gubernamental en el que las actuaciones constan de partidas como “despeje de vegetación, tratamiento con herbicida, carteles anunciadores, podas, colocación de cerramientos…”. Todo pequeños trabajos. De hecho, el montante más alto estos cuatro años no ha superado los 26.000 euros cuando llevar a cabo un paso específico de fauna –el método hasta ahora demostrado más eficaz– requiere, al menos, 800.000 euros, según los técnicos. Además, avisa que evitar accidente de coches contra fauna se ha convetido ya en “un problema de seguridad vial”.
El coordinador de Ecologistas en Acción en Castilla-La Mancha (región escogida para expandir la especie), Miguel Ángel Hernández, tiene un visión más crítica: “Es evidente que hay una responsabilidad de los gobiernos, pero tanto el central como los autonómicos. Y sí, hay una lamentable falta de inversión para solventar los puntos negros. Porque, al final, el movimiento de los animales confluye en ciertos lugares concretos”.
“Falta de previsión”
Pérez de Ayala analiza sobre las labores de pequeña escala que ha acometido el Ejecutivo que “los linces acaban pasando por otro sitio”. Incluso añade que, “hace poco vimos cómo un vallado estaba roto porque a alguien le había interesado entrar en la zona cerrada para cazar los conejos”. No suponen una solución estructural.
“Creemos que ha habido una falta de previsión en el propio proyecto Iberlince. Estaba cantado que surgiría este problema de los atropellos”, reflexiona Miguel Ángel Hernández. “Los criterios de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza dicen que estos programas de reintroducción deben prever los factores que ponen en riesgo el plan y creemos que se han tenido los ojos algo tapado en esto: la prioridad era criar en cautividad cuánto más ejemplares mejor para soltarlos y aumentar la población”, añade.
Este curso, no menos de 51 valiosos linces han muerto atropellados pero también envenenados o cazados ilegalmente. Suponen más del 10% de la población mundial. Además de los aplastamientos, todavía en 2017 se han encontrado felinos atrapados en trampas o muertos directamente a tiros. Muchos cazadores los consideran una competencia que se lleva las presas que ellos quieren abatir en los cotos. Con todo, desde el proyecto Iberlince aseveran que la supervivencia de la especie ahora ya no peligra.
El Gobierno asegura que firmas como la del convenio del pasado noviembre reflejan “el compromiso con la protección de especies animales incluidas en el Catálogo Español de Especies Amenazadas, y más concretamente con la protección del lince ibérico”.