Ir a trabajar cada día supone encerrarse en el armario para muchas personas LGTBI. Es una de las conclusiones del informe La diversidad LGTBI en el contexto laboral en España, elaborado por la consultora Mpatika en colaboración con un grupo de empresas y que se presenta este viernes. El estudio señala que la mayor parte de las personas gays, lesbianas, bisexuales y trans son menos visibles en sus empleos que en su ámbito familiar y social a pesar de los avances legislativos y sociales de los últimos años, lo que provoca “una separación forzada entre vida profesional y personal para las personas LGTB”.
El informe, elaborado con apoyo del Grupo de Investigación 'Antropología Diversidad y Convivencia' de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), aporta datos cuantitativos en base a 821 entrevistas a personas de diferentes sectores, edades y ciudades. De ellas, solo el 38% está completamente fuera del armario en su trabajo, una cifra que, prosigue la investigación, puede sorprender teniendo en cuenta que el 56% de las mismas personas es “totalmente” visible en su ámbito personal.
Los motivos para no salir del armario en el empleo son variados, pero sobresale el de aquellos que señalan el querer mantener su vida privada separada del trabajo, algo que afirma el 58% de los encuestados. Sin embargo, el estudio apunta a la necesidad de destapar lo que hay tras este tipo de creencias: “Las personas LGBT han convertido una discriminación por la que históricamente han tenido que ocultarse en un derecho, el de proteger su intimidad. Es algo que viene siempre de la precaución y el miedo a ser etiquetados. Ser LGBT forma parte de nuestra identidad e influye en nuestra vida personal todos los días, no se puede obviar. Esto ocurre porque sigue existiendo una penalización, aunque sea inconsciente”, explica el autor del informe Óscar Muñoz, consultor experto en temas LGTBI.
El también codirector de la Red Empresarial para la Diversidad e Inclusión LGTBI (REDI) califica de “LGBTfobia liberal” la que, asegura, suele darse en el contexto empresarial. “La consigna es que 'lo que hagas en tu casa es cosa tuya, aquí se viene a trabajar', algo que incluso han integrado también muchos profesionales”. Sin embargo, y al margen de preferencias personales sobre qué parte de la vida privada compartir y qué no en el trabajo, esto “favorece la creación de una separación entre dos espacios, el personal y el profesional, que no pueden solaparse con naturalidad”, denuncia la investigación. El estudio se ha hecho con el patrocinio de algunas empresas como Santander o Telefónica y reserva un capitulo para orientar a las compañías a gestionar la diversidad “por el bienestar” de los empleados, pero también por “razones de negocio”.
Ocultarse para no ser discriminado
El estudio identifica también algunos otros motivos que explican la invisibilidad de la población LGTBI en el empleo, entre los que destaca el temor a la discriminación. El objetivo de estar en el armario es, en estos casos, evitar ser blanco de rumores, comentarios, chistes o insultos e incluso el miedo a que se cierren puertas profesionales, a no ser elegidas para determinados puestos o funciones o incluso poder ser acosadas o perder el empleo. La lista es larga y va desde la homofobia más sutil o menos directa hasta lo más explícito. De hecho, el 86% de las personas entrevistadas ha escuchado alguna vez chistes, comentarios homófobos o rumores acerca de su orientación sexual o la de algún compañero.
“Es tanta la frecuencia con la que se produce este tipo de discriminación que se llega a asimilar como parte de lo cotidiano para las personas LGBT”, señala el informe, que incide en la especial discriminación que sufren en este ámbito las personas trans. De hecho, indica que este colectivo cuenta con un mayor grado de vulnerabilidad y los colectivos LGTBI llevan años denunciando no solo sus condiciones en el trabajo, sino directamente su exclusión laboral. Analizando cada colectivo, el estudio concluye que los hombres gays son los más visibles y denuncia la doble discriminación que sufren las mujeres trans, lesbianas y bisexuales.
“Para ellas, el techo de cristal se vuelve más grande. Por eso se confiesan especialmente vulnerables a rumores, estereotipos y etiquetas y prefieren optar por la discreción. Además, de manera general, para las mujeres es es más difícil salir del armario debido a la carencia de referentes públicos de mujeres lesbianas y bisexuales”, explica Muñoz.
El techo de cristal LGTBI
Aunque el techo de cristal del colectivo LGTBI –la limitación del ascenso laboral a las mujeres– no ha sido específicamente objeto de esta investigación, varios análisis lo ponen sobre la mesa. El más reciente uno de la OCDE publicado el pasado mes de febrero que, entre sus conclusiones, esgrime que las personas lesbianas, gais, trans o bisexuales tienen un 11% menos de posibilidades de llegar a un puesto de mando, un 7% menos de conseguir un empleo y, cuando lo hacen, ganan un 4% menos que las personas que no lo son, cifra el informe hecho sobre la base de una decena de análisis realizados en más de una decena de países miembros.
Lo que sí hace el informe La diversidad LGTBI en el contexto laboral en España es detallar los resultados cuantitativos para analizar la visibilización de las personas LGTBI en las empresas en base a diferentes elementos. Así, deduce que la edad, el tamaño de la empresa o el nivel profesional tiene una influencia directa: a más años, por ejemplo, mayor grado de visibilización, posiblemente “por la seguridad profesional que proporciona la edad”, señala el estudio. Por otro lado, aunque no detecta diferencias evidentes sobre la salida del armario según el tamaño de la compañía, sí concluye que hay un porcentaje menor de personas totalmente dentro en las empresas más grandes.
Otro de los elementos analizados es la jerarquía, puesto que los empresarios, directivas y mandos intermedios LGTBI están fuera del armario en su trabajo en niveles por encima del resto. Así, y siempre en base a las encuestas elaboradas para el informe, entre un 48% y un 50% de las personas en esos puestos aseguran ser visibles mientras que en el resto de escalones desciende hasta el 29%, el más bajo, y no sube del 38%.