Saltó la bomba en el ya sorpresivo Sínodo de la Sinodalidad, en el que por primera vez votarán laicos y mujeres. Además de los 70 nombres de mujeres (entre ellos, las españolas María Luisa Berzosa y Cristina Inogés, o la influencer nicaragüense afincada en Mallorca Xiskya Valladares), la gran sorpresa de los 370 elegidos para determinar el futuro de la Iglesia del siglo XXI no es otra que la inclusión de James Martin, el jesuita norteamericano considerado el ‘apóstol’ de los derechos LGTBIQ en la Iglesia católica.
Se trata de una decisión que seguramente levantará ampollas entre los sectores más ultraconservadores, que tildan a Martin de poco menos que de hereje por plantear la igualdad de derechos del colectivo en la Iglesia. Su voz, a buen seguro, logrará que debates como el de la bendición de parejas gay o la plena participación de homosexuales en los sacramentos puedan ser escuchadas en el Aula Pablo VI, donde se desarrollarán los debates a partir de octubre.
La reunión de obispos de todo el mundo convocada por el Papa Francisco en octubre debatirá, entre otros temas, sobre la acogida en la Iglesia de “divorciados vueltos a casar” y las “personas LGTBQ+”, además de otros asuntos como el acceso de la mujer al diaconado o el celibato opcional, según el documento de trabajo del encuentro divulgado en junio por el Vaticano.
Las preguntas incluidas
El Vaticano publicó el mes pasado el denominado Instrumentum laboris para el Sínodo de la Sinodalidad que en octubre de 2023 tendrá una primera fase en Roma y se completará en 2024, y que incluirá preguntas a los participantes sobre —además de lo ya mencionado, como el celibato opcional, el acceso de la mujer al diaconado, la acogida de divorciados o el colectivo LGTBQ+ en la Iglesia— cambios profundos en la estructura institucional de la Iglesia, el papel del primado de Pedro, cómo aprender de otras comunidades cristianas e, incluso, la creación de un ministerio específico para el cuidado de los descartados.
Destaca, también, el papel que Francisco concede al cardenal Aguiar, quien ostentará una de las nueve presidencias delegadas (el presidente será el mismo Papa). Pese a la búsqueda de una presencia de la mujer, sólo una de los nueve presidentes tendrá rostro femenino, en la figura de la hermana mexicana María de los Dolores Palencia.
En cuanto a la presencia española, no ha habido sorpresas, y se confirma la terna propuesta por la Conferencia Episcopal: Vicente Zamora, Luis Argüello y Francisco Conesa serán los obispos elegidos, a los que hay que sumar la presencia del cardenal Omella por designación papal.
Junto a Inogés y Berzosa, también destaca la presencia del secretario de Apostolado Seglar de la CEE, Luis Manuel Romero Sánchez; Elías Royón; José San José Prisco; o Eloy Bueno de la Fuente, entre ellos.
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