Joaquín Goyache va a la suya. Capaz de darle un reconocimiento público a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso –contra el criterio de la mitad del centro–, y también de criticarla sin medias tintas por tener a la universidad “ahogadísima”, este catedrático de Veterinaria, rector de la Complutense, no deja de hacer algo por las consecuencias que pueda tener. El premio a Ayuso, reconoce ahora, puede tener impacto electoral para él en los comicios que se celebran dentro de un mes y en los que aspira a renovar mandato. Enfrente tendrá, por primera vez, a cuatro mujeres.
Pero al rector, lo demostrará durante la entrevista volviendo una y otra vez sobre el tema, solo le interesa la financiación del centro como palanca para hacer cosas. “La Comunidad solo cubre el 80% de las nóminas”, explica sobre el déficit estructural. “Es como si el Ayuntamiento solo pagara el 80% de las nóminas de los policías y dijera que el resto lo recauden poniendo multas”. En esta línea, lo que menos le gusta de la nueva ley de universidades, que está a punto de ser tramitada en el Parlamento, es justamente que no vaya a mejorar la financiación, y aunque no le gusta la premura con que tienen que adaptarse a ella, cree que es una norma que nació “bienintencionada” y se fue torciendo con la intervención de los partidos.
La entrevista se celebra en el despacho del rectorado, que disfruta de envidiables vistas sobre la Central –el principal campo de rugby del centro, en el que suele jugar la Selección española– y, más allá, el perfil de la Cuerda Larga de la Sierra de Guadarrama. El rector se muestra cercano, accede a las peticiones de la fotógrafa y bromea cuando le pide que sonría: “Luego la gente me dice que de qué me río con la que está cayendo”.
¿Por qué decidió darle un premio a la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, contra el criterio de al menos parte de la universidad?
Porque es una exalumna de la Universidad Complutense de Madrid que ha llegado a uno de los cargos más importantes al que un político puede acceder, que es presidir una de las comunidades autónomas más importantes de España. Sin más. No tiene ninguna consecuencia académica, no tiene ninguna consecuencia económica. Es una cuestión de relevancia profesional.
Y no le importó romper con que nunca se había dado este reconocimiento a un político en activo.
El reconocimiento de alumna ilustre es un programa que hemos creado nosotros. No existía antes, lleva dos años. La Complutense ha reconocido a políticos en activo nacionales e internacionales desde hace muchísimo tiempo. En época del rector Berzosa se dio una medalla a Hugo Chávez, en la época del rector Andradas –que aunque no lo propuso él, sí estuvo en el acto– se le dio una medalla por la Facultad de Enfermería a Cristina Cifuentes. No es tan inhabitual. Podemos discutir si es adecuado que un programa como este deba reconocer políticas en activo. Eso hay que evaluarlo, me he comprometido. Me puedo arrepentir, porque va a tener repercusiones en las elecciones, aunque yo no me arrepiento de casi nada. Yo asumo las consecuencias.
Pero eso es compatible con decir 'a lo mejor no ha sido apropiado'.
O quizá no es el momento más adecuado, sí. Me lo han reprochado hasta personas que consideraban que podría ser adecuado el nombramiento, que es independiente de tu posicionamiento político. Al final se trata de una persona que ha llegado a un cargo muy relevante. Es como si me dicen que la Facultad de Ciencias Políticas propone al exvicepresidente Pablo Iglesias. Pues me parecería lógico. O a Pedro Sánchez, que ha estudiado en el María Cristina, un centro adscrito. Podemos pensar si es relevante o no, o pertinente o no. Como todo esto va a tener peso en las elecciones, clarísimamente, habrá que meditar si fue adecuado.
Otro episodio reciente. Hace unos días tuvieron aquí un incidente en un acto con la embajadora israelí. Aparentemente, un miembro de su equipo de seguridad sacó una pistola. ¿Qué pasó?
Fue un acto que organizó la Facultad de Filosofía. El día anterior había participado una representante de la Autoridad Palestina y al día siguiente, dentro de la autonomía de cada una de las facultades, estaba convocada a participar la embajadora israelí. Se había movilizado a una serie de personas por las redes. Nos llamaron para contarnos que alguien había sacado lo que parecía una pistola. Al final era un taser, una pistola eléctrica. Ante esa acción de una determinada persona, que no conozco y parece ser que pertenece a los servicios de seguridad de la Embajada, mandé a la policía para que lo identificara y realizara las acciones oportunas.
¿Va a denunciar la universidad al agente?
No lo sé. Está presentado el parte de los incidentes en comisaría, eso seguro.
¿Pero se plantean denunciar?
Al presentarse la policía, ellos deciden si hay que dar un paso más allá o menos. No voy a tolerar más que nadie saque un dispositivo en nuestro campus. Las medidas que tome la policía ya exceden a nuestra propia seguridad.
Estoy seguro de que el busto de Ibáñez Martín [ministro de Franco] no se ha quitado en 50 años por desconocimiento. Yo no sabía que existía. No se volverá a poner en su sitio
La semana pasada la universidad retiró un busto de José Ibáñez Martín, primer ministro de Educación de Franco y gran depurador del magisterio. ¿Qué pasa en la Universidad española para que hayan tenido que pasar casi 50 años de democracia, incluyendo rectores como el hijo de Santiago Carrillo, y se haya acabado retirando la estatua de este señor porque se ha deteriorado?
Estoy seguro de que fue por desconocimiento. Yo no sabía que existía ese busto, aunque parezca mentira. El rector Carrillo, que es amigo íntimo mío, estoy seguro de que lo desconocía. Seguro. Hay tantas cosas en la universidad, es tan amplia, que sin una actuación o una reclamación directa no las conocemos. Alguna parte de la Complutense seguramente sí, pero como rectores no somos conocedores de todo. Ha estado el rector Carrillo, el rector Andradas y me ha tocado a mí. Ni sabía que existía ese busto, hemos actuado cuando nos ha tocado restaurar.
¿Se va a restaurar? ¿Lo devolverán a su ubicación?
Hay que mantenerlo. Es patrimonio y lo tenemos que restaurar. Pero no se volverá a poner en su sitio.
Se va a quedar entonces en el almacén donde sea que esté.
Tenemos muchas cosas en la universidad. Se guardará en un almacén, respetando la memoria democrática.
Sin convertir esto en un mitin, ¿por qué considera que puede revalidar el cargo en las próximas elecciones?
Porque tengo experiencia, porque he sido rector en alguno de los momentos más difíciles que ha vivido esta universidad [por la pandemia] y creo que hemos logrado salir adelante. Hemos tratado bien a los tres grandes colectivos principales de la universidad, el profesorado, el personal de administración y el estudiantado. Hemos promocionado y rejuvenecido la Universidad. Hemos tratado de que ningún estudiante se quede fuera por cuestiones económicas, multiplicando las becas, el apoyo y el acompañamiento. Y hemos tratado de rejuvenecer, estabilizar también, al personal de administración y servicios. Hemos trabajado para las personas de la universidad y tengo la experiencia, las ganas y la ilusión de repetir.
Me gusta la solución que ofrece la nueva ley para los asociados, pero no me gusta que nos obligue a estabilizarlos en dos años, nos complica mucho
Mirando los datos, la universidad tiene un 15% más de profesorado en estos cuatro años, pero también un 8% menos de titulares. ¿Qué ha pasado?
Pues que han promocionado a catedráticos. Eso es bueno. Y los contratados doctores que acaban de pasar de ayudantes aún tienen un pequeño camino, pero que serán titulares pronto porque son muy buenos. Es una buenísima noticia. También se han jubilado algunos siendo titulares.
También hay un 17% más de asociados, los más precarios de todos.
Comparados con [Carlos] Andradas [el anterior rector] diría que tenemos unos pocos menos [en términos relativos]. Es verdad que hemos crecido, pero los profesores asociados, los puros, son buenos. Y los nuestros son extraordinariamente buenos.
¿Pero son 'asociados puros', siguiendo con su terminología?
Estoy seguro de que los que han entrado ahora lo son. No falsos asociados, perdona la expresión. Nos queda ese remanente de falsos asociados, pero hay que entender la historia. En las etapas tan duras, con tasa de reposición cero, las universidades públicas tuvimos que recurrir a asociados para sobrevivir. Ahora hay, dentro de ese gran grupo de asociados, estos falsos asociados que hemos intentado promocionar y que la LOSU –que critico mucho, pero no en ese aspecto– nos permitirá estabilizarlos, porque tienen una carrera académica extraordinaria.
¿La solución que ofrece la LOSU para los asociados sí le gusta?
Me gusta porque nos permite promocionarlos, pero no me gusta porque nos obliga a estabilizar a centenares de asociados en dos años. Limitarlo todo a dos años nos complica mucho todo desde el punto de vista de gestión administrativa.
¿Dos años para cumplir con el 8% de temporalidad máxima que marca la LOSU?
Sí. Nos da dos años para adaptarnos a la LOSU. Tenemos que adaptar nuestros estatutos, nuestros reglamentos (electoral, del claustro, etc.) y eso en dos años para una universidad más pequeña es factible, para nosotros es difícil.
¿Tiene la Complutense dinero para contratar?
Las universidades madrileñas están no ahogadas, ahogadísimas. Estamos haciendo de los problemas virtud. Tenemos una edad elevada del PDI (docentes e investigadores) y el PAS (personal de administración y servicios) –ahora menos, por las acciones que estamos realizando–. Eso en sí no es malo por la experiencia que aportan, pero cuando se jubilan los sustituimos por personas que tienen mucho futuro y trayectoria pero son mucho más baratos. Es egoísta, pero no es lo mismo un catedrático con sexenios, trienios, etc. que un joven. Son figuras insuficientemente pagadas, pero dignas y más baratas.
La Comunidad de Madrid [que debe financiar a la Universidad] no cubre más que el 80% de las nóminas. Se lo he dicho a la presidenta: es como si el Ayuntamiento solo cubriese el 80% de las nóminas de la Policía y el resto fuese a base de recaudar por multas
¿Tenemos dinero? No. ¿Necesitamos más? Sí. Yo como gestor universitario me da igual quién pueda llegar a rector, me da igual la composición del claustro, del Consejo de Gobierno, pero necesito dinero. Y la comunidad autónoma nos da lo que nos da.
¿El problema de financiación es estructural?
La Comunidad de Madrid no cubre más que el 80% de las nóminas de las universidades. Siempre pongo el mismo ejemplo y se lo he dicho a la presidenta: es como si el Ayuntamiento de Madrid solo cubriese el 80% de las nóminas de la Policía y el resto fuese a base de recaudar por multas. Nosotros tenemos que pagar lo que nos falta con las matrículas del estudiantado y otras muchas cosas. Esas matrículas tendrían que ir a pagar becas a estudiantes, a hacer proyectos formativos... Nosotros pertenecemos a la Comunidad de Madrid, que cubran las nóminas es lo mínimo. Este es un déficit que llevamos decenas de años sufriendo.
La UCM ha ganado un 7% de presupuesto durante su mandato, que apenas llega a cubrir la inflación de este año.
El 7% sobre un presupuesto insuficiente seguirá siendo insuficiente. En energía pagábamos casi ocho millones de euros al año y este año nos vamos a 30. La Comunidad de Madrid nos compensa con otros siete, pero los 15 millones que faltan... Si la Comunidad de Madrid cubre la energía de hospitales públicos, colegios, ¿por qué no con las universidades?
Se lo habrá preguntado al Gobierno. ¿Qué le dicen?
Que no hay dinero. No con esas palabras, pero dicen eso. Es una petición de los seis rectores [de universidades públicas].
Dice que no le gusta la LOSU. ¿Solo porque le obliga a adaptarse en dos años, como decía antes?
Y porque cambiar una ley orgánica –y esto se lo he dicho al ministro [Joan Subirats], al que admiro y aprecio– por otra que no me permita ser mejor no merece la pena.
¿Por qué no le permite ser mejor?
Porque lo único que necesito es que me financie. La primera versión de la ley que hizo Manuel Castells y el primer borrador que tenía el ministro Subirats incluían un deseo de llegar en diez años al 1% del PIB –que tampoco es una exageración, nos pondría cerca de los niveles europeos–, al que le han metido una coletilla gracias a las comunidades autónomas de “si hay disponibilidad presupuestaria”. Nuestra autonomía jamás va a decir que hay disponibilidad presupuestaria. Nos obligan a cambiar todo con disposiciones que no van a hacer mejor esta universidad. Adaptar los estatutos en dos años, aunque sea a mínimos, va a ser uno de los mayores problemas que tenga la universidad. Para adaptar nuestros estatutos a la LOMLOU (que hizo Wert) tardamos seis años. Yo como rector lo que quiero es financiación, el resto me da igual. Quiero estabilidad, promoción y capacidad investigadora y académica.
Respecto a esto último, el Gobierno vende que se simplifica y mejora la carrera investigadora.
No lo veo tan claro. Cuando pasemos de las musas al teatro, lo veremos. Hay que dar oportunidades a la ley, cierto, pero hay que ser valiente y hacer una ley que permita mejorar. La ley es bienintencionada, pero desde los partidos la han estropeado.
El mapa de universidades de Madrid es terrible, es un globo que va a estallar y nos salpicará a las públicas. Hay instituciones [privadas] a las que llamamos universidades y no lo son, deberían cerrar muchas
¿Qué le parece que se reduzcan los mandatos de los rectores a un solo término de seis años?
Me parece perfecto. Es verdad que llevo dedicando un año de mi vida a intentar repetir, pero no nos ha impedido gobernar. Hemos hecho unos presupuestos no electoralistas, hemos tomado decisiones no electoralistas y si tengo el honor de repetir voy a seguir en la misma línea. Me debo a la institución, no a mis intereses. Hemos pasado una época muy dura como equipo, yo hace dos años no me quería presentar otra vez. Pero tenemos muchas cosas que hacer. Si queremos consolidar esa visión de universidad que tengo, necesitamos más tiempo. Pero la idea de seis años y un solo mandato está propuesta por los rectores y yo la respaldo al 100%. Siempre que existan mecanismos de control.
En los últimos meses se han aprobado varias universidades privadas. En Andalucía, en Madrid... No sé si todas pero al menos muchas tenían en contra todos los informes posibles (aunque no vinculantes) pero han acabado siendo aprobadas por los gobiernos regionales. ¿Qué le parece esta eclosión de centros privados?
Estoy absolutamente en contra. No tengo nada contra la iniciativa privada, pero quiero calidad. Las últimas iniciativas aprobadas en Madrid tienen el informe en contra de todos los organismos que pueden opinar, incluida la CRUMA (la conferencia de rectores de universidades públicas madrileñas). Me parece que es un mapa universitario terrible. Prima la falta de calidad, con intereses privados no formativos, no educativos, sino económicos. Que tienen derecho, pero pediría al menos unos criterios de calidad. Se lo he dicho a la presidenta, al vicepresidente: estoy absolutamente en contra del mapa de universidades en Madrid, es un globo que va a estallar. Y nos va a salpicar a las públicas.
¿Qué le parece en este sentido el real decreto de creación de centros que aprobó Castells con los mínimos exigibles (que no ha llegado a tiempo para estas universidades)?
Muy bueno. Teóricamente van a caer unas cuantas universidades.
Si se cumple...
Deberíamos obligar. Si no se cumple un real decreto, algo no funciona en este Estado.
No sería el primero. ¿Cree entonces que van a cerrar centros de verdad?
Deberían. Que sean lo que quieran, una academia. Pero deberían cerrar muchas instituciones a las que llamamos universidades y no lo son. Llámales college, centros de enseñanza superior, pero jamás serán universidades. En ningún lado. Pero esto va de la mano de intereses y estos son contrarios a mi idea de lo que es una universidad. Yo soy defensor de la universidad pública por mucho que la gente me llame otra cosa. Quiero universidades privadas de calidad y ahora mismo en España hay pocas.
¿Cuál sería su modelo de precios públicos?
Hace unos años, como profesor, era partidario de un modelo francés o alemán, prácticamente gratuidad. Con el tiempo, conocer a gente y la experiencia he evolucionado a lo contrario. Cobrar lo que cuesta la universidad y cubrir con becas a todo el que lo necesite. El 90% si hace falta, pero que los ricos paguen. Me parece el modelo más adecuado. El resultado final de todo ello es apostar por la educación superior. Yo creo en el Estado y no soy partidario de que las universidades dependan de las comunidades autónomas, creo que deberían depender del Estado. Aunque me vayan a poner a caldo.
¿Las universidades o la educación en su conjunto?
La educación en general y la sanidad son cuestiones de Estado. No pueden depender de las autonomías.
Uno de Bilbao le dirá que cuando tienes La Moncloa literalmente dentro del campus de la universidad es fácil defender eso.
Soy navarro, con esas cuestiones no me van a venir. Soy más regionalista que nadie. La educación y la sanidad, en todos los niveles, deben ser públicas principalmente y depender del Estado.