En las costas abundan los ecosistemas frágiles y limpiarlos del vertido de pellets plásticos que inunda desde hace semanas el litoral noratlántico y cantábrico es un tarea más de precisión que de fuerza bruta. “A veces es mejor no tocar si vas a tocar mal porque luego la restauración es más difícil”, resume el coordinador de Pesquerías en WWF, Raúl García.
Los daños causados en operaciones de limpieza mal planeadas y ejecutadas es una preocupación que ha crecido a medida que se multiplicaba la crisis de la basura plástica en el mundo. “Aunque bienintencionadas, las técnicas sin regulación pueden causar consecuencias negativas no deseadas”, expone esta revisión científica publicada en 2023. Entre los perjuicios se señala “la retirada de materia orgánica crucial para los ecosistemas”. Es decir, una pala que se lleva la arena de una playa de golpe y todo lo que hay en ella.
“Es la parte que más se olvida y hay que ir con cuidado”, relata desde Galicia Ana Freiría, de Ecologistas en Acción. “Debemos tratar de causar la menor disrupción posible y extraer la menor cantidad de materia orgánica de la playa. No se puede meter la excavadora porque se lo lleva todo”.
“Algunos estudios han hallado mucha materia orgánica cuando analizaban los plásticos recogidos en operaciones de limpieza, como algas”, subraya la misma investigación que recomienda una evaluación antes de desplegar los dispositivos para hacerlo allí donde “la concentración de plásticos es grande, el riesgo de daño a los ecosistemas más bajo y la probabilidad de que alcancen hábitats vulnerables alta”.
Como la recogida puede provocar daños en ecosistemas delicados como son las dunas, debería estar bien protocolizada para garantizar la seguridad de los hábitats, pero también de las personas
“Como la recogida puede provocar daños en ecosistemas delicados como son las dunas, debería estar bien protocolizada para garantizar la seguridad de los hábitats, pero también de las personas”, considera el delegado de SEO-Birdlife en Asturias, Nicolás López. “Fue bastante irresponsable por parte de la Xunta decir que los pellets no tenían peligro”, señala Ana Freiría.
López subraya que en la costa ahora contaminada “hay muchos espacios protegidos que, además, requerirían una autorización para hacer los trabajos y que fueran dirigidos por profesionales. En la arena y en las rocas hay mucha más vida de la que pueda parecer a simple vista: algas, microorganismos, invertebrados costeros y los arribazones”.
Además, las dunas por ejemplo, “son un hábitat de reproducción de especies vulnerables”. En Galicia, sin ir más lejos, se localiza una de las pocas colonias de chorlitejo patinegro en el norte “y si cuando le toque reproducirse se encuentra que no hay hábitat....” La advertencia de López se queda en el aire.
También a este litoral están llegando ahora miles de aves migratorias invernantes que aterrizan tras miles de kilómetros de viaje. “Están agotadas y hambrientas y los pellets son fácilmente confundibles con huevas de pescado que están acostumbradas a comer”, recuerda el biólogo.
Va a tener que ser casi todo a mano. No puede tocarse sin cuidado. Es clave y nos lo han enseñado muchas catástrofes anteriores
“Va a tener que ser casi todo a mano”, aventura Raúl García, que insiste en que las enseñanzas de experiencias previas como la del petrolero Exxon Valdez dicen que “no puede tocarse sin cuidado. Es clave y nos lo han enseñado muchas catástrofes anteriores”. De hecho, la Administración Oceánica de EEUU (NOAA) descubrió a posteriori que alguna de las medidas que aplicaron para limpiar el crudo en Alaska en 1989 –como el agua a presión sobre roquedos– dañó a plantas y animales. Igualmente, indica la NOAA, rastrillar las marismas contaminadas por el vertido de BP en 2010 en el golfo de México “retrasó su regeneración”.
Los errores no se han dado solo en vertidos de petróleo. Si se analizan los de pellets de plástico –como el que contamina la costa noroeste española en este 2024–, los investigadores han concluido que en Sri Lanka “el despliegue de tecnología y personal para limpiar pellets en las costas causó mayor erosión costera”.
Lo que ocurrió en Sri Lanka en 2021 fue que, tras la mayor marea de plástico registrada con más de 1.600 toneladas de pellets vertidas al mar, una organización llamada Alianza para poner Fin a la Basura de Plástico (AEPW) donó al gobierno del país unas máquinas (parecidas a cortacéspedes gigantes con filtro) para “acelerar la limpieza”, según publicitaron y recoger “250.000 pellets al día”.
Esta asociación está sostenida por corporaciones como Exxon Mobil, Chevron, Dow o el gigante saudí de los plásticos SABIC. “Fue una solución imperfecta”, describen los analistas, ya que, al no ser unas máquinas adecuadas (se atascaban con la arena), “los pellets se extendieron a los substratos” lo que “incrementó la carga sobre las comunidades afectadas por el vertido”.
Es la voluntad ciudadana la que está dando el impulso
Lo cierto es que, con todo, “la ciudadanía está ávida por ayudar”, admite Nicolás López. “Es la voluntad ciudadana la que está dando el impulso”, añade Ana Freiría. Lo más importante, explican, es que localicen playas afectadas y comuniquen al 112. También avisar sobre aves orilladas, vivas o muertas “sea el ave que sea...incluidas las gaviotas, que pueden ser centinelas de un posible envenenamiento”, apostilla el delegado de la SEO.
Recoger pellets no es sacar chapapote. “Es descorazonador estar ocho horas trabajando y ver que has recogido unos gramos, no sé cuánto aguantará así la gente y la previsión es que vayan llegando oleadas de plásticos dependiendo de los vientos y las corrientes”, comenta Raúl García. El pronóstico es que el fin de semana haya un pico de pellets en las playas.
La NOAA ha concluido tras analizar las distintas operaciones de limpieza en el litoral estadounidense que “la prisa por limpiar puede producir daños añadidos. Parte del trabajo es hacer una evaluación objetiva de la situación”. No caer, añade su análisis, en “limpiar a toda costa”.