El lince ibérico sale este jueves de la categoría “en peligro” de la Lista Roja de Especies Amenazadas elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Gracias a un “espectacular proceso de recuperación”, a partir de esta jornada, solo es un felino “vulnerable”, según la última actualización de la lista.
La novedad la ha lanzado el presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, este jueves en un tuit en el que apelaba a la decisión de UICN.
El salto que ha pegado el Lynx pardinus para salvarse del abismo ha hecho que de 62 ejemplares adultos en 2002, ahora campeen por la península ibérica más de 1.200 entre adultos y jóvenes que han superado su primer año. El último censo total del Ministerio de Transición Ecológica supera los 2.000 linces.
“Es la mayor recuperación de un felino nunca conseguida mediante la conservación”, explica el coordinador del programa Life Lynx-Connect, Francisco Javier Salcedo. “Es el éxito de la colaboración entre las administraciones públicas, instituciones científicas, organizaciones no gubernamentales y la sociedad”.
Es la mayor recuperación de un felino nunca conseguida mediante la conservación
De apenas contar dos núcleos aislados en Andalucía que sumaban unos 49 km2 en 2005, el territorio del lince ha pasado a abarcar 3.200 km2 con población también en la Región de Murcia, Castilla-La Mancha, Extremadura y Portugal.
Cuando saltaron las alarmas sobre el desesperado estatus de este felino en 2002, la UICN lo colocó como una especie en “peligro crítico de desaparecer”. En esa categoría permaneció durante 13 años, hasta que en 2015 la misma Unión catalogó al lince como en peligro. Se había salvado el ultimátum, pero todavía la situación era muy delicada.
Nueve años después de ese estatus, llega esta recalificación a vulnerable. El lince “continúa amenazado”, quieren aclaran en la UICN. Sobre todo por “las fuertes fluctuaciones que padecen las poblaciones de conejo si aparecen nuevos brotes víricos”.
¿El conejo? ¿Qué tiene que ver este lagomorfo y su estado con el lince ibérico? La respuesta corta por parte de los evaluadores es: todo. De hecho, una de las piezas claves del programa de recuperación del felino ibérico ha sido “aumentar la abundancia del conejo europeo, su presa”, ya que es la base de su alimentación. Y, más allá de zonas específicas donde los conejos son muy abundantes –y conllevan daños a los cultivos–, esta especie está ahora mismo clasificada como “en peligro” por la Lista Roja.
Efectivamente, el conejo presenta en la actualidad una estatus de amenaza (en su territorio natural) más grave que el lince. “En los últimos 70 años, las poblaciones de conejo en la península ibérica han descendido un 90%”, según el análisis del programa LIFE Iberconejo. Y los conejos son la principal dieta del lince (también de más de 40 especies como la emblemática águila imperial, que por ejemplo en Doñana no los encuentra de manera natural y debe recibirlos para subsistir, como demostró una investigación de SEO-Birdlife).
Además de la operación conejo, salvar al lince ha necesitado la recuperación de su hábitat –que ha sido degradado– como son los matorrales mediterráneos y su entorno forestal. La pata final ha sido la cría en cautividad para soltar nuevos ejemplares en nuevos territorios. Desde 2010 se han reintroducido más de 400 ejemplares en España y Portugal.
Escopetas, atropellos y degradación, amenazas que persisten
Entre las amenazas aún persistentes que señala la Unión Internacional están “la caza furtiva y los atropellos”.
Desde luego, los disparos siguen matando ejemplares. Hace solo unos días se descubrió que en la Región de Murcia una persona había acabado con un lince en mayo de un disparo a bocajarro para luego ocultar el cadáver varios días. Se llamaba Ulea y solo llevaba suelta nueve días. Lo mismo ocurrió el año pasado, también en Murcia, con Tejo, otro felino reintroducido. En febrero de 2023, un juez condenó a dos años de cárcel a un cazador por meterle 80 perdigones a un lince cuando se acercó a su jaula de reclamo para perdices.
Además, subraya la calificación de la UICN, la alteración de sus ecosistemas debido al cambio climático supone un nuevo peligro. “Asumiendo que los esfuerzos de conservación se mantienen, la recuperación completa se produciría en 100 años”.