El coronavirus seguirá mutando y es algo a lo que hay que acostumbrarse. Los expertos van más allá y advierten de que toparse con una variante cuya clínica parece más leve (como parece el caso de ómicron) no significa que dentro de unas semanas o meses no vaya a aparecer otra variante que pueda ser más virulenta. Aunque los virus buscan perpetuarse y para eso es mejor no acabar con aquellas personas a las que infectan, toda mutación puede ser neutra, suponer una desventaja o una ventaja que se traducirá en consecuencias diferentes tras una infección.
Hace unas semanas, Sudáfrica dio la voz de alerta por la aparición de ómicron. Aquello hizo saltar todas las alarmas. La llegada de las bajas temperaturas, del puente de diciembre y de esta nueva variante se ha traducido en un gran repunte de la incidencia acumulada en España a las puertas de la Navidad. Aunque los síntomas de ómicron parecen más leves, lo que sí que se tiene claro es que es mucho más transmisible y que, en poco tiempo será la versión dominante en España.
Alpha, delta y ahora ómicron. En estos momentos, tal y como indicó la viróloga y experta en secuenciación del Instituto de Salud Carlos III, María Iglesias, “en el mundo se han detectado cinco variantes de preocupación, dos de interés y ocho bajo monitorización”.
Es momento de recabar información. “Tenemos claro que es mucho más contagiosa. Las curvas de expansión con respecto a delta son muchísimo peores. Va a ser más contagiosa que delta”, confirma la secretaria de la Sociedad Española de inmunología, Carmen Cámara. “Ya supone un 30% en España y seguro que, en el próximo mes, se hace la mayoritaria”, concluye. Ómicron desbancará a delta en la lucha de variantes. Esto, para la OMS, no es más que un nuevo aviso de que la pandemia no ha acabado.
“Cuando aparecen variantes nuevas preocupan tres cosas: su transmisibilidad, si es mayor o menor; su impacto clínico, si produce una enfermedad igual, más grave o menos grave que las variantes previas; y la efectividad de la inmunidad de las anteriores variantes, tanto la natural como la de las vacunas”, enumera el catedrático de Inmunología en la Universidad de Valladolid, Alfredo Corell.
“Los datos nos apuntan que la variante va a ser igual o más leve”, confirma Cámara. “En cuanto a la capacidad de las vacunas para neutralizar, probablemente puedan perder un poco de eficacia, pero creemos que van a seguir siendo eficaces. Empiezan a aparecer publicaciones que dicen que la respuesta celular T sí que se mantiene, se va a ver más afectada la de anticuerpos”. La respuesta celular T es la que nos protege de casos de enfermedad más severa.
Cámara no se muestra sorprendida ante el nivel de contagios que se están dando en las últimas dos semanas. Los números han escalado a una gran velocidad desde el mes de septiembre. Según los datos publicados por el Instituto de Salud Carlos III por fecha de diagnóstico, en septiembre se registraron más de 84.500 contagios de COVID-19, casi 50.000 en octubre, más de 164.000 en noviembre y, en lo que llevamos del último mes del año, la cifra ronda los 350.000 casos. “Se ha producido una tormenta perfecta”, explica la inmunóloga. Frío, encuentros y una variante nueva.
“Cada vez que ha irrumpido una nueva variante que encuentra mercado libre para moverse, y con un momento de tormenta perfecta, ocurren cosas como esta”, dice en referencia al número de infecciones.
¿Cómo luchan las variantes entre sí?
Los virus compiten entre sí, “incluso entre familias”, describe Corell. “Esto sería una lucha fratricida dentro de la misma familia. Pero también hay luchas entre familias, por ese motivo, en el invierno anterior no hubo prácticamente casos de ningún virus de la gripe”, añade el inmunólogo. “Los casos de gripe fueron anecdóticos porque la diana del virus era la misma: el ser humano”.
Los virus luchan entre sí y cuando uno se hace con más espacio, “desplaza a los demás en su beneficio”. “Si ómicron tiene ventaja porque es más transmisible”, continua Corell, “se hará con la infección y eso nos beneficia porque es menos letal”. En palabras del científico: “Nos vamos adaptando al virus y el virus se adapta a nosotros”.
“Las variantes son un error de copia que, de repente, son más fuertes, más resistente al hombre o a la temperatura, o que infecta mejor. Esto pasa desde el minuto cero y va a seguir pasando. Pero si una persona sana está inmunizada, el número de copias que se van a hacer en su interior son muy pocas”, comenta Corell.
“El más listo coge el mejor sitio. Es como si vamos a un concierto”, ejemplifica por su parte Cámara. “Los que saben cómo colarse en la cola, al final se quedan en la fila delantera. Pues con esto ocurre lo mismo. Si tú tienes una ventaja sobre otro, si eres más rápido y encima eres más nuevo, consigues hacerte con el mejor espacio”.
Una vez que ómicron se convierta en la variante dominante, llegará un momento en el que el resto “llegue a desaparecer”. “Ahora mismo, cuando se secuencia hay poca beta circulando y se quedan como residuales”.
Priorizar las primeras dosis en todo el mundo
Sigue existiendo gran preocupación entre los expertos por que las vacunas no estén llegando a los países en los que todavía no se han puesto ni siquiera primeras dosis. También hay dudas sobre las ventajas de inyectar terceras vacunas sobre la población en general o en torno a hacer cribados para conocer el grado de inmunidad de aquellas personas que ya cuentan con dos dosis.
“Hacer cribados a toda la población es prácticamente imposible. Lo que tenemos que hacer es poner primeras y segundas dosis en todo el mundo. Esa es la manera de controlarlo. No terceras dosis en algunos países. Lo más importante es priorizar las primeras y segundas dosis. Eso es lo que de verdad va a tener impacto ante ómicron y ante la que desplazará a ómicron”, resume .
Del mismo modo, Corell considera que los esfuerzos se tendrían que haber centrado, más que en terceras dosis, en mandar vacunas a países que no tienen puesta ni la primera, “que pueden ser nidos de nuevas variantes.
La llegada de una variante da mucho miedo y más si tiene un gran número de mutaciones. Sin embargo, y del mismo modo que sucedió con anteriores infecciones, es la manera de conocer al virus.
“Que no se nos olvide que tenemos los hospitales colapsados por gripe todos los años por estas fechas. Es un virus que lleva con nosotros décadas. Las enfermedades respiratorias empeoran en invierno. Lo que es diferente de este virus es que cuando llegó éramos vírgenes. Cada vez que pase, dejaremos de ser vírgenes y llegaremos a una situación como la de la gripe”, analiza Cámara. “Todos nos vamos a contagiar, pero mejor encontrarte con él vacunado”. El coronavirus se convertirá en una más de las enfermedades invernales, pronostica la especialista. Mientras tanto, mascarillas, espacios aireados y vacunas.