La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, junto a su homóloga de París, Anne Hidalgo y un grupo de ciudades europeas, ha remitido una carta a parlamentarios europeos para que rechacen el nuevo límite de contaminación permitido a los coches. El umbral votado por los gobiernos de la UE admite que los vehículos emitan un 50% de dióxido de nitrógeno que hasta ahora al aplicarles pruebas de conducción real, no en laboratorio.
Este miércoles, la Eurocámara debe decidir en sesión plenaria si admite esta modificación de la directiva sobre calidad del aire. En la comisión correspondiente, la regulación fue rechazada por cambiar sustancialmente la ley europea mediante un sistema diseñado para retoques técnicos.
La carta, compartida por Milán, Conpenague, Valencia, Nápoles, Palermo o Treviso, explica que “la polución del aire es una amenaza para nuestra salud, destruye el medio ambiente y amenaza a las generaciones futuras”. Los ayuntamientos entienden que comprueban “cada día las consecuencias” y que, tras la Cumbre del Clima de París (COP21) “hemos tomado el compromiso de reducir los niveles de contaminación. Para ello, necesitamos normas ambiciosas en la materia”. Y ahí lanzan su petición: “Solicitamos a los diputados europeos que rechacen esta decisión [permitir un umbral más alto de emisiones] y exijan una vuelta a las normas en vigor”. Es decir, que las nuevas pruebas que deban pasar los automóviles no impliquen un margen más alto para los fabricantes.
Este escrito viene, en cierta medida, a contrarrestar la estrategia desarrollada por algunos ejecutivos europeos para influir a los parlamentarios en sentido contrario.