Un mercado convertido en cole y teñido de verde. Más de centenar de profesores, alumnos, padres y abuelos del distrito madrileño de Arganzuela se han juntado esta mañana primero en el Mercado de la Cebada, para protegerse de la lluvia, y después en el Campo de la Cebada para reivindicar una educación pública y de calidad con actividades lúdicas para los niños.
Talleres de manualidades, papiroflexia o percusión corporal junto con una 'merienda' de cumpleaños, con tarta incluida con tres velas para celebrar los años de lucha por la educación, han ocupado los puestos vacíos que tiene el Mercado de la Cebada desde las nueve y media de la mañana y ante la mirada de comerciantes y clientes. Entre los asistentes, el miedo al futuro que se presenta ante los niños con la LOMCE y el grito unánime contra la Ley Wert. Cuando desaparecieron las gotas de lluvia con las que se despertó este 24O en Madrid, todos trasladaron la jornada lúdica al Campo de la Cebada, contiguo al recinto del mercado.
Allí estaban Alba, de cinco años del CEP Miguel de Unamuno, junto a su abuela Pilar. “Nos hemos quedado con la niña porque sus padres por suerte trabajan, pero hoy es un día en el que nos toca reivindicar sus derechos. Estas actividades son la mejor manera que tienen los niños para protestar”, explicaba mientras la pequeña correteaba junto a otros niños. Pilar, igual que otros mayores entre ellos representantes del colectivo Yayoflautas de Madrid, han reivindicado la voz de los abuelos, que con un papel fundamental para el sustento de las familias en la actualida quizás están pasando un poco desapercibidos en esta jornada. “El futuro que veo para mi nieta es peor que el que tuvimos nosotros, y eso que somos una generación que ha vivido la posguerra y la dictadura. Es necesaria la unión y está tarde no faltaremos a la manifestación”, aseguraba.
También muchos han sido los padres que hoy han cogido el día libre en sus trabajos para acompañar y respaldar a sus hijos. María y Jordi estaban en el Mercado de la Cebada junto a sus dos hijas Olivia, de dos años, y Gabriela, de cuatro. “Nos parece fundamental estar aquí apoyando la escuela pública porque se la están cargando. Están derivando presupuestos a la escuela concertada, cada vez la educación es menos laica, en nuestro colegio –el Miguel de Unamuno- hay menos profesores, han quitado las becas de comedor y lo de los libros…”, relataba María. Junto a ella, su pareja coincidía: “Están precarizando y abandonando la educación pública. Vamos hacia atrás y esta ley es la herramienta”.
La visión de los niños
Para los niños la jornada fue festiva y divertida pero la gran mayoría tiene porqué no ha ido hoy a clase. “Esta huelga es porque Rajoy y el PP, pero también el PSOE aunque no gobierna, quiere que todo sea privado”, relataba Daniel a sus ocho años. Carlota, de 4º de la ESO del IES San Isidro, agregaba: “Estamos aquí por nuestra educación y nuestro futuro”. “Para defender lo público”, le espetaba Dani, de 1º de la ESO del IES Santa María. Cerca Amaia, con sus hijas Aninara de 5 y Unai de dos años, agregaba que “hoy es el día para reivindicar y defender la educación pública. Hay que explicarle a los niños lo que ocurre. Yo le he dicho a mi hija que hay que cuidar su colegio y quererlos para que haya más colegios como el suyo y que haya más profesores. Y ella, a su manera, lo entiende por supuesto. Y aunque el veamos su futuro muy complicado, hay que seguir teniendo esperanza en la gente por el cambio”.
Entre los maestros y profesores que estas mañanas lucían sus camisetas verdes y entretenían y jugaban con los niños, Ana y Raquel, profesoras del IES San Isidro en Secundaria y Bachillerato, explicaban que en su centro apenas habíam acudido hoy 50 alumnos de 1.200 y entre los profesores, solo los servicios mínimos. “Esta ley quiere que volvamos a los años 60, y esa forma de concebir la enseñanza ya está superada por la pedagogía, los métodos de enseñanza, la sociedad... Piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor y es absurdo”, decía Raquel. “La situación en las aulas cada vez es peor. Hay más alumnos y menos profesores. Yo tengo clases sin mesas suficientes para todos los alumnos, les tengo que dejar la mesa del profesor”, matizaba Ana para agregar que otro problema muy grave que se deriva de esta reforma educativa es “la desmotivación y el desánimo que está calando entre los estudiantes”.