Las primeras de las 60 millones de mascarillas quirúrgicas encargadas por el Gobierno central a la cooperativa guipuzcoana Bexen Medical con el objetivo de “ser autosuficientes” y no depender de China llegarán a finales de abril, cuando la empresa tendrá todo preparado para iniciar la producción masiva.
El director general de Bexen Medical, Carlos Arsuaga, ha explicado, en entrevista telefónica con EFE, que tienen previsto que aviones del Ejército transporten el próximo 17 de abril desde China las cuatro máquinas que fabricarán las mascarillas, que posteriormente se tendrán que “volver a montar, ponerlas a punto y hacer las pruebas”, con lo que su intención es que la producción masiva comience a finales de este mes.
Esta empresa de la Corporación Mondragon, ubicada en Hernani (Gipuzkoa), ha asumido el encargo del Gobierno de fabricar 60 millones de mascarillas quirúrgicas en 6 meses, una operación que significa una ampliación de su negocio que conllevará una inversión de alrededor de 1,2 millones de euros.
El encargo llegó hace un mes, antes de la declaración del estado de alerta, cuando un alto cargo del Ministerio de Industria, Consumo y Turismo se puso en contacto con el presidente de la Corporación Mondragón, Iñigo Ucín, para exponerle la necesidad de “contar con producción nacional” de mascarillas.
“Tenemos una dependencia muy grande de China, la mayoría de los fabricantes mundiales proceden de China y ante la pandemia el Gobierno nos trasladó que necesitaba producción local para ser autosuficientes ante la situación actual y ante las que en un futuro se pudieran provocar”, explica Arsuaga.
Ucín asumió el reto y lo trasladó a las dos cooperativas del grupo que podían llevarlo a cabo: Mondragon Assambly, una firma especializada en el desarrollo de soluciones de automatización y de ensamble radicada en Aretxabaleta (Gipuzkoa) pero con plantas en varios países del mundo; y Bexen Medical, una empresa con 42 años de experiencia en la fabricación de material sanitario.
Mondragon Assambly está ahora construyendo cuatro máquinas para fabricar mascarillas en la planta que tiene en Kunshan (China), donde trabajan “24 horas al día, 7 días a la semana” para responder a la urgencia del encargo.
Tres de esas máquinas se montarán en la sala blanca (espacio con parámetros ambientales estrictamente controlados) de una tercera cooperativa de Mondragon, Cikautxo Medical, ubicada en Markina (Bizkaia), que ha cedido su espacio mientras Bexen ultima la ampliación de sus instalaciones, que tendrá listas en octubre, cuando toda la producción se trasladará a Hernani.
El encargo requerirá a Bexen -que cuenta con 72 trabajadores- contratar y formar a entre 20 y 25 personas, las que se dedicarán, en cuatro turnos, a fabricar mascarillas quirúrgicas 24 horas al día, todos los días de la semana, en los próximos seis meses.
El contrato se ciñe a estos seis meses, pero ambas partes están abiertas a que continúe más allá de esa fecha para contar con “una reserva nacional de mascarillas”. Incluso puede que se vendan más baratas, ya que actualmente “la materia prima está por las nubes, está multiplicada entre 10 y 15 veces el precio normal”.
La empresa seguirá fabricando mascarillas, un producto que no figuraba en su catálogo, pero no dejará de producir los artículos sanitarios que facturaba hasta ahora, algunos de ellos destinados a unidades de cuidados intensivos y que siguen teniendo una importante demanda.
Las mascarillas de Bexen serán del tipo quirúrgico 2R, de tres capas. Se trata de mascarillas de un solo uso, que sirven para no contagiar y dentro de las quirúrgicas son las de mayor seguridad, ya que ofrecen un nivel del 98 % de protección.
Este producto es el habitualmente empleado en los quirófanos de los hospitales, diferente del que se emplea en los Equipos de Protección Individual (EPIS), las conocidas como FFP1, FFP2 y FFP3, que son mascarillas que protegen a los usuarios frente a la inhalación de contaminantes ambientales.
El encargo a contrarreloj del Gobierno ha obligado a la empresa a “moverse muy rápido” para lograr los recursos financieros que les permitan acometer la inversión en tiempo récord y asumir la compra de la materia prima, la contratación y formación de personal y la adecuación de las instalaciones que producirán las mascarillas “nacionales” con las que el Gobierno pretende acabar con la dependencia del incierto mercado chino.
Por Rafael Herrero