Cede en los detalles pero insiste en la base. José Ignacio Wert ha dado el empujón final a su polémico decreto en su camino al Consejo de Estado y a su posterior aprobación en el Consejo de Ministros. Lo ha hecho incorporando matices a un texto que ha sido frontalmente rechazado por el Consejo Escolar del Estado, la Conferencia de Rectores y los responsables autonómicos de Educación y de Universidades.
El espríritu de la excelencia a la que apelaba Wert para otorgar y conservar una beca universitaria se mantiene intacto, pero se incorporan ciertas salvedades y algunos ajustes o, en palabras del ministro, “refinamientos”. En concreto, la beca mantiene una estructura dual: una parte fija y una variable, que dependerá de la nota, la situación económica familiar y el dinero disponible. La cesión de Wert consiste en que para lograr la exención del pago de tasas bastará con tener un 5,5 en el promedio de la prueba de acceso y la media del Bachillerato. “Para no pagar basta un 5,5, pero para que te paguen por estudiar habrá que tener un 6,5”, ha resumido Wert. Se refiere a las asignaciones monetarias ligadas a la renta o para aquellos estudiantes que cursan sus estudios en otra ciudad. Es decir, los estudiantes con ingresos más bajos lo tendrán más difícil, y aquellos a los que por umbral de ingresos familiares sólo obtendrían la matrícula gratuita la conseguirán con un poco menos de nota.
Para mantener las ayudas también habrá exigencias académicas, pero con algunas pequeñas modificaciones, sobre todo relacionadas con las carreras técnicas. Los becados deberán aprobar el 65% de los créditos quienes cursen ingenierías, arquitectura o ciencias. Para Ciencias de la Salud deberá ser el 80%, y el 90% en carreras sociales y jurídicas. Son las que establecía el decreto anterior. Pero aquí también hay una distinción para las “entregas dinerarias”. Estas becas exigirán a los estudiantes de carreras técnicas aprobar el 85% de los créditos (o el 65% con una media de 6), el 100% en el caso de Ciencias (o el 80% y 6 de nota), el 100% también para Ciencias de la Salud (o el 80% y un 6,5 de nota media). También deberán aprobar todo los estudiantes de Artes y humanidades, titulaciones sociales o jurídicas. Como mínimo se pedirá haber pasado el 90% de los créditos con una cailficación media de 6,5. “Es preciso que el esfuerzo que realiza la sociedad tenga una correspondencia de sus beneficiarios”, ha justificado Wert. Pero ha aclarado que la filosofía que guía estos cambios es “una efectiva igualdad de oportunidades en el acceso a la universidad”.
Wert se ha cerrado en banda frente a quienes “cuestionaban la legitimidad” de una exigencia académica. Ha asegurado que toda la legislación española avala que el derecho a una beca refiere tanto a las circunstancias de patrimonio como de rendimiento. También ha criticado que el decreto del curso pasado, que ya incorporaba estos elementos de exigencia académica no recibiera la oposición de los distintos “grupos de interés” y se mostró perplejo ante la contestación que ha recibido el nuevo decreto. En cualquier caso, la escena no se repetiría el año entrante: “No tenemos ninguna intención de endurecer los umbrales”, ha asegurado Wert. “Un endurecimiento adicional transformaría las ayudas en becas de excelencia, que no es nuestra intención”, ha afirmado.
Los Conferencia de Rectores había pedido formalmente al ministro que no se asociaran las ayudas al rendimiento académico en la propuesta alternativa que le presentaron esta mañana y tras la cual el ministro anunció las pequeñas modificaciones a su proyecto.
Becas no universitarias
El único cambio en cuanto a las becas no universitarias es que se rebaja a 5,5 la nota exigida para el acceso a la ayuda para Bachillerato y los ciclos superiores de FP. La anterior versión del decreto marcaba ese umbral en un 6 de media. Para la FP básica no habrá requisitos. “Era razonable la petición” de “suavización” de las comunidades autónomas y también de otros sectores, ha concedido el ministro. En las exigencias que proponía el nuevo decreto había una “contradicción” con el propósito de atajar el abandono escolar temprano, ha reconocido Wert. Para mantener estas ayudas habrá que aprobar todas las asignaturas menos una, aunque en este caso sin una nota mínima.
Wert ha defendido la barrera del 6,5. “No es caprichosa ni artificial”, ha asegurado. Y ha puesto como ejemplo que el 17% de los becarios con una media más baja abandona la carrera en el primer año, más del doble que los becarios con mejores calificaciones. El ministro ha abundado en las dificultades de los estudiantes con menos recursos, pero aseguró que se notan más en los primeros años de formación y que, gracias al esfuerzo de estos alumnos con desventajas económicas, ese handicap “está ya superado” en el momento de ingresar a la universidad. También ha reconocido que el rendimiento académico de los becarios es superior al resto.