Por qué un mes de junio más frío no desmonta el cambio climático, sino todo lo contrario

Raúl Rejón

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El mes de junio en España ha tenido un “carácter frío” (-0,2ºC respecto a la media), según el análisis de la Aemet. Es la primera vez que ocurre esto desde abril de 2022. Después de padecer el año más cálido de la historia en 2022 y el segundo en 2023, ¿socava esta variación las evidencias del cambio climático? “Todo lo contrario”, contesta la ciencia. Lo que ha ocurrido “es consecuencia del calentamiento del Ártico por el efecto invernadero”, aclaran a elDiario.es los investigadores del CSIC Santiago Giralt y Sergi Pla, que llevan más de una década acreditando esta relación desde Groenlandia.

“Lo que ocurre en el Ártico no se queda allí. Tiene una influencia global en el clima del planeta”, advierte Giralt, geólogo del Instituto de Geociencias de Barcelona (GEO3BCN). Cuando la diferencia de temperatura entre el Ártico y las zonas del planeta más al sur es alta –porque en el polo norte hace mucho frío– se produce allí una corriente de aire (jet stream) circular muy fuerte que contiene el clima ártico en esa área. Lo separa del resto del planeta.

Pero si esa diferencia de temperatura se estrecha, que es lo que está ocurriendo porque el Ártico se recalienta debido al efecto invernadero, la misma corriente se debilita, es más floja. “Eso provoca que no mantenga una línea recta sino que haga ondulaciones y esto está comportando cierto caos climático”, detalla Giralt.

¿Cómo? Al no existir esa barrera en forma de corriente potente, el aire del polo norte, el frío, “baja hacia el sur en esas ondas lo que hace que una lengua de baja temperatura descienda por el planeta hacia latitudes más al sur (por ejemplo hacia la península ibérica) mientras que aire más tropical asciende en la onda de al lado hacia el norte”, explica Sergi Pla que es biólogo e investigador del CREAF y la UAB.

Así que donde toca la lengua fría, el tiempo queda más fresco, pero simultáneamente las áreas a las que les llega aire más caliente tienen mucho calor. Es lo que ha ocurrido en este junio: la España peninsular ha estado refrescada mientras en Italia, Grecia, India, Arabia o EEUU han padecido olas severísimas de calor –con miles de fallecidos–. De hecho, a nivel global, junio ha sido más cálido que cualquier otro junio registrado. Es el decimotercer mes consecutivo que bate su récord.

Lo que está produciendo este fenómeno “es que se extreme el clima y por eso vemos temperaturas extremas en un sentido y en el otro porque nosotros hemos estado a 10ºC en Groenlandia en primavera, que es una barbaridad”, relatan ambos científicos. Así que la corriente de jet se está debilitando lo que provoca que el clima se altere y eso, a su vez, se percibe en el tiempo meteorológico de diferentes formas.

Estos dos investigadores han ido comprobando este fenómeno estudiando los lagos de Groenlandia. “Hemos recogido los sedimentos y los organismos en la costa este y la costa oeste de la isla. Y se ve lo que está ocurriendo. Cuando la corriente se ha hecho más floja, los climas de ambos lados difieren: hace más frío en el este y más calor en el oeste cuando con una corriente robusto sería todo más homogéneo porque ese clima ártico se queda allí, no hay oscilaciones”, explican.

Para reforzar la evidencia de que existe una interconexión planetaria entre el norte extremo del planeta y el clima en muchas otras latitudes –por ejemplo, España– Giralt ilustra cómo estamos atestiguando “pasos de un estación a otra muy bruscos”. “Entran estas lenguas de aire y te desploman las temperaturas en tres días. No hay apenas transición”, explica. O por otro lado, los bloqueos de anticiclones que provocan esas oscilaciones y “que impiden que entren borrascas en la península ibérica”, añade Pla. Es decir, que no llueva redunda en sequías más seguidas y prolongadas.

Voces de duda

Sin embargo, cada vez que hay algún registro, algún evento más frío –como este junio o la ola gélida asociada a la borrasca Filomena en 2021– surgen voces para poner en duda el calentamiento global y la crisis climática. Este equipo sale al corte: “Lo que vemos nosotros es que estas alteraciones son consecuencia del efecto invernadero. El Ártico se calienta mucho más rápido que el resto del globo porque padece un ciclo que lo retroalimenta”, aclara el geólogo.

Lo que vemos nosotros es que estas alteraciones son consecuencia del efecto invernadero. El Ártico se calienta mucho más rápido que el resto del globo

Se refiere a que al calor atrapado por la capa de gases emitidos por las actividades humanas funden la nieve y el hielo árticos lo que convierte al polo norte en mucho más oscuro –las aguas del océano son casi negras–. Si el color blanco rebota la radiación solar, el oscuro se la traga o, lo que es lo mismo, se queda con más calor. “Es una barbaridad el hielo que se está fundiendo”, exclaman ambos científicos al hablar de esto. “Los cambios que vemos de año en año en Groenlandia son impresionantes”, resumen.