Miami, 17 sep (EFE).- Los meteorólogos de Estados Unidos vigilan este viernes el desenvolvimiento de tres sistemas en la cuenca atlántica, dos de los cuales podrían convertirse el fin de semana en depresiones tropicales.
De acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés), un “área de baja presión” ubicada esta mañana a unas 150 millas (240 km.) al este de Cabo Hatteras, en Carolina del Norte (EE.UU.), podría este sábado transformarse en una depresión o tormenta tropical “de corta duración”.
Al margen de su desarrollo, este sistema, que se mueve con dirección noreste a unas 15 millas por hora (24 km/h), puede producir este fin de semana un fuerte oleaje en las costas atlánticas del centro y noreste de EE.UU., así como en partes de Canadá.
El NHC, por otra parte, informó que una ola tropical ubicada entre las Antillas y las islas de Cabo Verde está produciendo lluvias y tormentas, y que las condiciones meteorológicas podrían derivar en la formación de una depresión tropical hacia el fin de semana o comienzos de la próxima.
El centro meteorológico, con sede en Miami (Florida), alertó que el grupo de islas que componen las Antillas Menores, entre ellas Barbados, Dominica y Trinidad y Tobago, deben vigilar el desarrollo de esta ola tropical, que se mueve hacia el oeste-noroeste a unas 20 millas por hora (32 km/h).
De igual forma, en el extremo este de la cuenca atlántica, a unas 200 millas (320 km) al sureste de las islas de Cabo Verde, una ola tropical está generando tormentas, aunque las posibilidades de que derive en una depresión o tormenta tropical en los próximos cinco días son bastante bajas, de un 20 %, según el NHC.
La ola se mueve lentamente a poco más de 5 millas por hora (8 km/h) con dirección oeste-noroeste, informó el centro.
En lo que va de este año se han formado seis huracanes en la cuenca atlántica, Elsa, Grace, Henri, Ida, Larry y Nicholas, de los cuales Grace, Ida y Larry alcanzaron la categoría mayor, 3 o más.
El último de ellos, Nicholas, tocó tierra esta semana en el este de la península de Matagorda, en Texas (EE.UU.), pero rápidamente se debilitó a tormenta tropical.
Descargó fuertes lluvias en Texas, Luisiana y otras partes del sureste de EEUU, además de producir cortes de energía.