Sevilla/Madrid, 10 jun (EFE).- La población de avutardas, el ave voladora de mayor peso en España, se mantiene en Andalucía en unos 420 ejemplares (censo de 2019 de la Junta de Andalucía), con uno de sus núcleos poblacionales de 21 ejemplares a unos 20 kilómetros de Sevilla, donde sobreviven gracias al proyecto que sustenta una empresa minera.
La avutarda resiste en Andalucía en zonas agrícolas de Osuna (Sevilla), y el Alto Guadiato y valle de los Pedroches (Córdoba), donde se concentra el 75% de los ejemplares, según los últimos datos de la Junta de Andalucía. El informe oficial indica que las presiones que afectan de forma directa a la población reproductora de avutardas son “la pérdida de hábitat optimo por cambio de cultivos, la disminución de heterogeneidad del hábitat, la fragmentación y aislamiento de núcleos de reproducción, así como los tendidos eléctricos”.
El entorno de la localidad de Gerena y el llamado campo de Tejada es una zona agrícola vecina al mayor proyecto industrial de la provincia: la mina Cobre Las Cruces, que evalúa en estos momentos reanudar la actividad extractora durante otros 15 años, ahora con mina en galería, después de lograr la última década una media de 72.000 toneladas anuales.
El espacio que ocupa el proyecto minero supone unas 1.000 hectáreas. Dentro de las medidas compensatorias se incluye mantener la población de avutarda en unas 300 hectáreas agrícolas y cinegéticas vecinas.
“Hemos trabajado para mejorar la calidad del hábitat de varias especies de aves esteparias, tras un estudio previo del Departamento de Ecología de la Complutense”, indica a EFEverde Adrián González, ambientólogo especialista en estas aves, que dirige el proyecto de Cobre las Cruces.
Ese análisis, de 2002, evidenció que en el medio agrícola de la campiña de Gerena se trabajaba con una clásica actividad intensiva: uso de abono y fitosanitarios, cosecha temprana del cereal, cambios a regadío, además de caza furtiva y presencia de animales domésticos asilvestrados.
En el suelo acordado se compensa económicamente a los propietarios para que dejen en barbecho cíclicamente el área de cultivo, de forma que se generan insectos que sirven de alimento a las avutardas.
También fomenta la siembra de leguminosas (guisante, haba y garbanzo), que alimentan a estas aves. Donde sí se cultiva el trigo, hábitat de aguilucho cenizo y cernícalo primilla, se dejan bandas sin cosechar que protejan en verano a las aves. Los agricultores se comprometen a no recolectar antes del 1 de julio, cuando los pollos tienen porte para evitar el atropello.
Las medidas compensatorias de la mina hacia las avutardas incluyen aguaderos, que usa el ganado pero, con una adaptación, las avutardas y alcaravanes. Una balsa artificial ha naturalizado su entorno, con un observatorio que complementa las visitas escolares y facilita el programa de seguimiento.
El proyecto se desarrolla en una Zona de Importancia de las Aves Esteparias (ZIAE), que no adquiere el estatus legal de una ZEPA (Zona de Especial Importancia para las Aves). Según los datos de Eurostat que cita Adrián González, en un siglo han bajado un 34% las poblaciones de aves agrícolas, lo cual achaca a que la PAC (Política Agraria Comunitaria) “no siempre está integrada con el pacto verde europeo (Green Deal), por eso se hace una revisión profunda de las políticas agrarias para compatibilizarlas”.
El trabajo mantiene la población de avutarda en esta comarca cercana a Sevilla. “En 2020 contamos 21 adultos y 2 pollos”, pues el ave tiene un tasa de reproducción muy baja, de 0,10 pollos por hembra en Andalucía. Las 420 avutardas de la comunidad conforman apenas el 1,5% de las 28.000 contabilizadas en España. La distribución en Andalucía muestra la ausencia de la especie en Granada y Málaga, y en dos zonas de importancia histórica, Cádiz y Almería. En Sevilla viven 204; en Córdoba 171; en Jaén 34, y en Huelva 11.
El informe de la Junta de 2019 subraya dos problemas: La rentabilidad del cultivo del olivo en súper intensivo, que provoca la reducción de las zonas cerealistas ocupadas por la especie; y la colisión con infraestructuras –sobre todo tendidos eléctricos-, que se alza como la causa del 52% de bajas de la especie, lo que limita la población reproductora, “sobre todo en subpoblaciones aisladas como la de Gerena-Campos de Tejada donde se han producido 8 bajas”.
El proyecto Life europeo que se desarrolló hasta 2013 no supuso un revulsivo, pues ese año el cómputo llegó a 470 animales.
La avutarda comparte ránking de escasez en Andalucía con el águila imperial, que alcanzó 123 parejas reproductoras en 2020; las 46 parejas de milano real, según datos de 2014 y también de la Junta; y la cerceta pardilla, con 79 ejemplares en este 2021.
Jorge Molina