El cambio climático preocupa a los españoles. Una amplia mayoría de la población (el 83,6%) cree que este es un problema grave o muy grave frente al 16,4% que lo considera poco, nada o algo grave, según los resultados de la 10ª Encuesta de Percepción Social de la Ciencia, elaborada por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt). En consecuencia, la mitad de la población afirma haber cambiado sus hábitos de consumo por esta cuestión.
Esta es una de las principales conclusiones de la encuesta, que se ha presentado este miércoles en la sede de Fecyt con la presencia del ministro de Ciencia, Pedro Duque. El estudio muestra también algunas contradicciones, como el hecho de que ha subido el porcentaje de la población que recurre a las llamadas terapias alternativas, sin evidencia científica, pese a que ha caído la confianza en ellas, o que la sociedad piensa que los científicos no están lo suficientemente reconocidos ni remunerados, aunque a la vez valora la profesión entre las más importantes. Además, disminuye la confianza en las vacunas infantiles (baja del 87,4% en 2018 al 82,9% en 2020) aunque está disparado el porcentaje de personas que asegura que se va a vacunar contra la COVID-19, mientras el que asegura que no se ha desplomado hasta un 4%.
Mujer de mediana edad, la que más se preocupa
La preocupación mayoritaria por el medio ambiente se traduce de alguna manera en que casi la mitad de la población, un 47,8%, ha cambiado sus hábitos de consumo por esta razón: han dejado de comprar determinados productos o han pasado a adquirir otros, según la encuesta, “por cuestiones éticas o para favorecer al medio ambiente”. El dato parece coherente con el hecho de que dos de cada tres ciudadanos cree que los problemas del medio ambiente se deben, “sobre todo, al elevado nivel de consumo”.
En este campo son más activas las mujeres (un 52,6% cambió hábitos frente al 43,4% de los varones) y están más concienciadas las personas de mediana edad, entre 25 y 54 años, con tasas superiores al 50%. Específicamente, el grupo de mujeres entre 35 y 44 años es el más activo, con dos de cada tres mujeres que han modificado hábitos. El nivel de estudios y el tamaño del municipio en el que se reside también presentan una correlación clara con la disposición a cambiar las costumbres consumistas: cuantos más estudios se tengan y mayor sea el municipio en el que se vive más se adaptan los hábitos.
La Encuesta, que se realiza cada dos años, aborda varios aspectos relacionados con la percepción que tiene la sociedad respecto a la ciencia, como la inversión, el rol de los científicos o los medios de comunicación o el lugar y uso de las terapias sin evidencias científicas.
Así, esta edición, realizada el año pasado en plena pandemia, señala que el 14% de la gente manifiesta espontáneamente (sin que se le den opciones) tener interés por los temas científicos, dato que en 2018 era del 16%. Estos porcentajes de interés se mueven en parámetros similares a temáticas como la Educación o la Economía.
El ministro de Ciencia, Pedro Duque, ha valorado durante la presentación de los resultados que el dato de interés es “muy positivo”, y lo ha matizado. “Esto significa que el 14% se interesa por el proceso científico, pero mucha más gente se interesa por el resultado científico y por cómo este se transfiere a la tecnología”, ha señalado en alusión a que el interés por la ciencia también puede intuirse en al menos parte de ese 26% que manifiesta interés en el campo Medicina y Salud o en el 46% que eligió como tema de interés la pandemia. “Hay personas más interesadas en la generación del conocimiento y otros en el uso de ese conocimiento”, ha destacado Duque.
Josep Lobera, profesor de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid y codirector científico de la Encuesta, ha ahondado en esta percepción del ministro desde el punto de vista del género. Pese a que el resultado “recurrente” año tras año muestra un mayor interés de los hombres que de las mujeres por la cuestión, ha explicado Lobera, “si vemos otro tipo de intereses, como por la medicina o la salud o la pandemia, donde la ciencia también es un elemento central, hay un interés mayor de las mujeres que de los hombres. A veces es cuestión de cómo llamamos a las cosas”.
Poco prestigio, poca remuneración
Los resultados de la encuesta también muestran que la sociedad cree los científicos están poco valorados y poco remunerados. Hasta dos tercios de los encuestados han respondido en este sentido, según ha explicado Rosa Capeáns, Directora del Departamento de Cultura Científica y de la Innovación de FECYT, pese a que cuando se les pregunta por las profesiones más valoradas los médicos aparecen en primer lugar y los científicos en el tercero (segundos son los profesores).
El ministro Duque no ha podido dejar de observar la paradoja. “La gente espontáneamente dice que no se reconoce a los científicos, pero a la vez ellos los reconocen. Es la misma gente [la que ha respondido ambas preguntas]. Tenemos que encontrar dónde está esa dicotomía”.
Al respecto de la imagen de la ciencia en la sociedad, el ministro ha destacado el apoyo mayoritario a una mayor financiación pública (85%) y también que durante la pandemia ha sucedido algo que en España no había pasado nunca: donaciones particulares millonarias para la investigación.
“No hay tradición en España de esto, pero ha habido donaciones de muchos millones de euros, que nunca había ocurrido, que se han canalizado rápidamente a canales de investigación en los que la gente estaba interesada”, ha explicado Duque, que ha aprovechado el foro para dejar caer una propuesta. “Mucha gente pensaría que por qué tenemos una casilla en la renta para otras cosas y no para la ciencia”. El ministro es consciente al hacer esta afirmación de que la encuesta sostiene que hasta un 59% de la población se manifiesta dispuesta a financiar proyectos de manera altruista, aunque más de la mitad de ellos afirma no tener posibilidades económicas para hacerlo.
Menos confianza en la homeopatía, pero más uso
El estudio dedica un capítulo a la percepción y uso de las llamadas terapias alternativas, que carecen de evidencia científica, como la homeopatía o el reiki. En este apartado se dan algunas de las aparentes contradicciones que se detectan en la encuesta. Así, mientras que la confianza en estos métodos ha caído con carácter general (en la homeopatía han bajado en dos años del 25% al 17% y en el reiki del 16% al 11%), su utilización ha subido. El 19,6% de la población que recurrió a ellas en 2018 se ha transformado en un 23,8% en 2020, si bien se mantienen estables los porcentajes de personas que lo utilizan como alternativa a los tratamientos médicos convencionales (26,2%) frente a quienes recurren a ello como complemento (72,5%).
Lobera ha recordado que aquí se habla de “confianza” y que esta “ha bajado en muchas áreas, también en las terapias científicas”, aunque ha añadido que en este descenso de la confianza pueden haber influido “diversas iniciativas [campañas, etc.] que se han lanzado o el hecho de que ha sido un año muy particular. Normalmente las actitudes de la población no cambian de un año para otro, este año sí y hemos visto cambios muy fuertes”, ha explicado el codirector de la encuesta.
Por último, el estudio revela que la televisión es el medio mayoritario a la hora de informarse sobre ciencia en general (un 72% recurre a ella), seguida de internet (61%), distancia que se agranda cuando se pregunta por la pandemia en particular (el 65% eligió los televisores, el 25% la red). Pampa García, redactora jefa de la Agencia SINC y moderadora de la presentación, ha observado que no es la pequeña pantalla donde más periodistas especializados hay en España y a continuación ha destacado la “responsabilidad importante por parte de la comunidad investigadora, que nunca habían tenido tanta visibilidad”.
El ministro Duque ha cerrado la presentación con una reflexión general sobre la ciencia y la manera en que se comunica: “Creo que todavía tenemos mucho que enseñar sobre por qué la evidencia científica es infinitamente más valiosa que la pura discusión. La gente tiene que entender que esto no es un dogma, que funciona mucho mejor y que nos acercamos mucho más a la verdad de esta manera”.