Catalunya ha confirmado la presencia de una nueva avispa invasora, conocida como vespa orientalis. Su entrada en el territorio se produjo por el puerto de Barcelona. Esta vía, el transporte de mercancías, suele ser el acceso principal para estos organismos, tal y como explica la Generalitat. Aunque este insecto acaba de llegar a suelo catalán, ya se conocía su presencia en otras regiones del país.
“Esta especie puede repercutir gravemente sobre la biodiversidad y las actividades económicas, apicultura y cultivos frutales, y puede representar un problema de salud pública al producir picaduras dolorosas”, explican desde el Govern catalán.
Los especialistas alertan de las consecuencias que estos organismos pueden tener para la biodiversidad. “Depredan especies nativas, modificando los ciclos de nutrientes por todas las redes tróficas”, apunta en una entrevista con elDiario.es Montserrat Vilà, investigadora de la Estación Biológica de Doñana–CSIC. Esta científica acaba de volver de un congreso centrado en analizar estas invasiones que se ha celebrado en Estonia. El año pasado ganó el premio nacional de investigación Alejandro Malaspina que otorga el Ministerio de Ciencia por sus contribuciones en el campo de la ecología de las especies exóticas invasoras.
¿Qué supone la detección de la avispa oriental en Catalunya?
En España ya se había detectado desde hace unos años en Valencia y Granada. Cuando se detecta, puede ser que lleve más tiempo [en la zona]. Las avispas son depredadoras y pueden suponer un problema para la apicultura y para otros insectos, así como [también son un riesgo] las picaduras que puedan ocasionar.
Entonces, ¿puede ser que ya estuviese presente pero se haya detectado ahora?
Podría ser, porque no me consta que fuera una especie que estuviera en el sistema de alerta y estuviéramos pendientes de ella.
La avispa entró por el puerto de Barcelona. ¿Qué papel tiene el transporte de mercancías para la expansión de estos animales?
El comercio es muy relevante. Cuando introducimos plásticos, maderas o alimentos, como frutas y verduras, puede que estemos introduciendo huevos, larvas o semillas de especies exóticas. Además, también hay que tener en cuenta las especies que introducimos de manera directa, como plantas ornamentales o mascotas.
Además del comercio, ¿qué otras causas pueden favorecer la aparición de especies invasoras?
Por definición, son especies que están introducidas directa o indirectamente por el hombre. Otra vía de entrada son las grandes infraestructuras que ponen en contacto ecosistemas que antes estaban separados, como trasvases o canalizaciones. El Canal de Suez es una ruta que pone en contacto el mar Rojo con el mar Mediterráneo. Si no existiese, jamás se hubieran podido dispersar las especies de esta manera.
¿A qué sectores afectan estas especies?
La agricultura es lo más conocido. Las malas hierbas, que las hay nativas y exóticas; y las pestes y las plaga. Ahora también nos preocupamos por el impacto que puedan tener estas especies para la biodiversidad, porque compiten o depredan especies nativas modificando los ciclos de nutrientes por todas las redes tróficas. También vigilamos el efecto que puedan tener en los servicios ambientales y en la calidad de vida, por ejemplo, en la salud pública. Imagínese que muchas mascotas se escapan, luego se reproducen y pueden ser portadoras de rabia o de legionella. Afectan a todos los campos, piense en el mejillón cebra, que causó un impacto económico.
¿La llegada de estos organismos es una consecuencia de la globalización?
Ya no podemos vivir sin globalización y sin movernos, pero tenemos que ser conscientes de que no podemos ir a otro país y llevarnos semillas. También hay que pensar que hay mucha compra por internet. Si va a una tienda de mascotas, quizá muchas especies no las pueda comprar, pero por internet puede hacer el cambio que quiera.
Cuando la gente adquiere una mascota o una planta ornamental, [sería recomendable que] se informe antes de si esa planta puede ser invasora o no. Que nunca dejen las mascotas abandonadas en el campo. A veces la gente lo hace con buena intención, pensando que vivirán mejor y no, seguramente, o se muere o va a proliferar muy rápidamente. Lo mismo [sucede] con los restos de poda de jardinería. Si los dejas en un espacio natural, los esquejes van a establecerse; las semillas pueden forman un banco y proliferar.
Hace falta más detección temprana y prevención. Si cuando el mosquito tigre apareció en las primeras poblaciones nos hubiéramos puesto a buscarlo, quizá lo hubiéramos podido erradicar, pero ahora ya es imposible
¿Cómo se combate la expansión de estas especies?
Con la prevención y con la detección temprana. Ahora que se ha detectado la avispa oriental [en Catalunya], se pueden hacer monitoreos en lugares donde se puedan encontrar para intentar eliminarla cuando hay pocos [ejemplares]. Lo mismo que ocurrió con el mosquito tigre. Si cuando apareció en las primeras poblaciones, en Sant Cugat (Barcelona), nos hubiéramos puesto a buscarlo, quizá lo hubiéramos podido erradicar, pero ahora ya es imposible.
¿Qué mecanismos debería implementar la administración para actuar de una forma más eficiente?
Más detección temprana y más educación, por ejemplo, entre los agentes de medio ambiente. También más información ciudadana. Más control y más análisis de riesgo.
Nueva Zelanda impidió que entrasen organismos en su territorio si no había evidencias de que eran inocuos. ¿Ha obtenido buenos resultados esta estrategia? ¿Qué opina de ese método?
Nueva Zelanda es un país muy remoto, donde hay poca gente viviendo y se puede controlar todo bastante bien. Es un ejemplo de lo que ellos denominan bioseguridad. Aquí lo tenemos todo muy parcheado: está sanidad vegetal, que se encarga de la protección de los cultivos; sanidad animal, con veterinarios al frente; medio ambiente, donde se vigila a las especies que afectan a la biodiversidad, y el Ministerio de Defensa se ocupa de que no seamos invadidos por ningún otro país. Se pretende que haya una bioseguridad integrada. Creo que [el modelo neozelandés] se puede implementar en un sitio aislado o en un país pequeño que sea una isla, pero aquí es muy difícil. Hay que tener en cuenta que en la Unión Europea hay libre comercio y libre movimiento de personas.
Los cálculos de 2021 revelan que en nuestro país la invasión biológica ha costado 232 millones de euros en el último cuarto de siglo, según publicó elDiario.es. ¿Por qué la factura económica de estas especies es tan elevada?
Por los impactos que ocasiona y por el manejo que podemos hacer. Hay muchos monitoreos y muchas zonas donde se están eliminando especies exóticas y esto conlleva trabajo, es mano de obra y es muy complicado.
¿Qué supone un mayor perjuicio económico, las consecuencias que puede tener la expansión de estas especies o el combate para evitar que proliferen?
Como la salud pública, la prevención siempre resulta mucho más económica a la larga que tener que hacer frente a la enfermedad y a las curas. Es lo mismo que hemos visto con la COVID-19: cuanto más hemos podido combatir en los estadios iniciales, mucho mejor.
¿Se ha producido un aumento de estas especies en los últimos años?
En un país van entrando siempre especies nuevas. Esta semana hemos detectado esta avispa y la semana pasada una alga en la costa catalana. Va en aumento, sí. Quizás lo que se mantiene estable es la invasión de mamíferos, porque hay mucho más control; o por especies que se introducen de forma directa y deliberada, porque cada vez hay más prohibiciones. Un coto de caza no puede introducir un ciervo de otro país. Está prohibido, pero sí que hay muchas introducciones accidentales y, sobre todo, se debe al aumento del comercio.
Teniendo en cuenta lo que plantea sobre los mamíferos, ¿en qué tipo especies se está detectando una mayor expansión?
Diría que en los insectos. Piense que hay menos especies de mamíferos y por eso, la curva es menos exponencial, se va aplanando. Pero, en el caso de los insectos, va en aumento.