Solo unas horas después de que Vox boicoteara el acto oficial del Ayuntamiento de Madrid por el Día Internacional contra la Violencia Machista, el movimiento feminista ha vuelto a salir a la calle un 25N más. Las razones ya las habían dejado claras unas cuantas decenas de mujeres a las puertas de Cibeles, donde han levantado papeles con los nombres de las asesinadas: 1.028 desde 2003. La última, esta misma mañana en Tenerife. Mientras, dentro de la sede, una superviviente respondía al discurso negacionista de Javier Ortega Smith: “No se hace política con eso”, le ha espetado.
Tras una gran pancarta con el lema 'Cuidado, el machismo mata. Tolerancia cero', la cabecera de la manifestación ha comenzado a andar en Madrid pasados unos minutos de las 19.00 horas seguida de mujeres a título individual y decenas de colectivos feministas. Tras la pancarta principal, otra más elevada reza “Abolición prostitución. No pornografia. No vientres de alquiler”, en referencia a temas que representan algunos de los debates abiertos en el seno del movimiento feminista y que este año -al igual que el pasado- se incluyen como reivindicaciones en el manifiesto.
Con la rabia y la emoción de Nadia Otmani, la mujer que se ha enfrentado al portavoz del partido de extrema derecha en el Ayuntamiento, una marea violeta ha enfilado el Paseo del Prado de la capital para desembocar en la Puerta del Sol. La convocatoria se repite en ciudades y pueblos de toda España. Este año, en Madrid, el frío ha dado una tregua a una manifestación que se celebra desde 1996 y que en muchas ocasiones ha transcurrido pasada por agua. Hoy el objetivo parece más claro que nunca: responder a la irrupción de “partidos de ultraderecha con discursos machistas y negacionistas que están provocando un rearme del patriarcado”, dice El Foro de Madrid contra la Violencia a las Mujeres en el manifiesto.
Así, con una batucada que anima la protesta, las asistentes han comenzado lanzando proclamas contra Vox: “Abascal, vuelve a tu corral”, “Escucha Vox, las víctimas tienen voz” o “En nuestros derechos, ni un paso atrás”. Junto a ellas, los lemas que se repiten en cada manifestación feminista, entre ellos, “no estamos todas, faltan las asesinadas”, “no es un caso aislado, se llama patriarcado” o “con ropa, sin ropa, mi cuerpo no se toca”.
Pasados 15 minutos del inicio de la movilización, la cabecera ha pasado por delante de Cibeles, sede del Ayuntamiento de Madrid, a donde se han dirigido las miradas de las manifestantes con gritos de “vergüenza” y “alcalde, la calle está que arde”. Durante unos minutos, las asistentes se han parado de espaldas a la fachada del edificio para clamar “aquí estamos las feministas” y “que no, que no, que no tenemos miedo”.
Tras la cabecera, una riada de mujeres jóvenes, gritan contra la violencia machista. “Qué subidón ver tantas jóvenes. Lo tienen clarísimo”, dice una mujer que conversa con una amiga a un lado de la fuente de Cibeles. Lo mismo piensa Gloria, que un año más ha acudido a la manifestación del 25N tal y como lleva haciendo desde la primera convocatoria. A sus 77 años, asegura que “el gran punto fuerte” del movimiento feminista es que “se renueva. Las jóvenes vienen pisando fuerte y eso es lo mejor que puede pasar”. Gloria considera “un atraso” el discurso de Vox sobre la violencia machista y asegura que “da cobertura a los asesinatos machistas”. Sin embargo, confía en que “el feminismo está asentado” y, con el tiempo, “lo estará más”, asevera positiva.
“¡Antes de Vox también había asesinatos!”, exclama una de las amigas con las que ha venido, que escucha la conversación. Ambas prefieren centrarse en lo que aún queda por lograr, entre otras cosas, “el desarrollo de la Ley contra la Violencia de Género” para “que llegue un día en que sea incuestionable justificar la violencia contra las mujeres”, concluye Gloria, que se ha pintado un símbolo feminista de color morado en la mejilla izquierda.
Vox ha dinamitado en las instituciones el consenso respecto a la violencia de género y ha aprovechado este 25N, cargado de simbolismo y de actos, para remarcar una vez más su ofensiva contra el feminismo. Su oposición se ha materializado en la imposibilidad de muchos plenos municipales y diferentes autonomías para aprobar declaraciones institucionales, que necesitan de unanimidad para salir adelante. En la capital no se ha hecho por primera vez en 14 años. El hecho no es aislado y responde a un argumentario oficial del partido con el que la formación de Santiago Abascal pretende reventar los actos de este día.
“Es terrorismo machista”
Como en todas las convocatorias feministas, el morado ha vuelto a ser el protagonista este 25N. Banderas, pañuelos y bufandas ponen el toque de color a una protesta multitudinaria.“Tranquila, hermana, aquí está tu manada” o “No es no, lo demás es violación”, clama un grupo de chicas jóvenes a las que se les une el resto. Raquel y Violeta, de 19 años, llevan viniendo tres años a este tipo de movilizaciones y portan pancartas caseras hechas por ellas mismas. En dos de ellas se puede leer “ni sumisa ni devota, te quiero libre y loca” y “¿Cansado de oírlo? Nosotras de vivirlo”.“Mi abuela me ha dicho que ella vendría si pudiera como iba a las manifestaciones contra el terrorismo de ETA”, cuenta Raquel, que señala tajante que la violencia contra las mujeres “es terrorismo machista”.
Una hora después del inicio de la manifestación, por delante de la Cibeles siguen pasando asistentes y aún el Paseo del Prado alberga a un enorme grueso de ellas. Isabel camina junto a algunas amigas que pertenecen al colectivo Vikalarre, afincado en el madrileño barrio de Vicálvaro. Natural de Logroño, llegó a la capital hace tres años para estudiar Trabajo Social y, desde entonces, se suma a las manifestaciones feministas. “Cuando empecé no me esperaba que un tiempo después tuviéramos que ver a un partido político con un discurso que claramente cuestiona los derechos de las mujeres. Ahora más que nunca hay que estar en la calle porque esto es una ducha doble: por un lado, hay que rebatir a los que niegan que exista la violencia de género y, por otro lado, hay que seguir aplicando y mejorando las políticas para que sean eficaces”, reflexiona a sus 25 años.
Un clamor en todos los rincones
Las marchas se replican en el resto de ciudades. En Barcelona ha convocado la protesta la plataforma Novembre Feminista de Ca la Dona y ha salido a las 18.30 horas de Jardinets de Gràcia. “Ortega Smith, 1.028 asesinadas. Vox también es responsable” y “Somos el grito de las que no tienen voz”, son algunos de los lemas que se han escuchado. En Toledo, la plataforma 8M ha llamado a la movilización, a la que se han unido unas 600 personas, muchas de la cuales portaban figuras negras sin rostro en las que se leía “asesino” y mostraban las iniciales y edad de los hombres identificados como responsables de un crimen de violencia machista.
“No esperaba tanta gente”, confesaba en Vitoria el único operario que preparaba a toda prisa el modesto escenario con micrófono dispuesto para leer el manifiesto final. En efecto, una riada ha recorrido las calles del centro clamando sin apenas consignas. También en Bilbao a ritmo de los tambores y la batucada, miles de personas han recorrido la Gran Vía en una kilométrica manifestación. “Parece que no tiene fin”, señala Teresa, de 84 años con una sonrisa en la cara. “Ojalá pudiera estar andando con ellas, pero bueno, las veo aquí sentadita, por todas las que no están”, comenta, mostrando un pañuelo morado atado a su brazo.
Una treintena de localidades gallegas claman contra la violencia machista. Las siete principales ciudades gallegas y las principales villas de la localidad han acogido manifestaciones convocadas por platafomras como la Marcha Mundial das Mulleres o la Plataforma Feminista Galega, además de colectivos locales. Consignas como “rebelión, desobediencia contra su violencia” o “si es machista no es justicia” se repiten en estas concentraciones y manifestaciones.
Lemas parecidos se han oído en Valladolid, donde cerca de un millar de personas han marchado para recorrer el centro de la ciudad en la manifestación más numerosa de toda Castilla y León. Mujeres de todas las edades, pero sobre todo jóvenes han reivindicado a las instituciones medidas para erradicar la violencia de género.
Más al sur, en Valencia, cientos de personas han marchado sin más ruido que el de los tambores, muchas de ellas con el rostro cubierto. Pasada la protesta silenciosa, llega el turno de las reclamaciones: “Basta ya de justicia patriarcal”, claman algunos colectivos. Decenas de mujeres portaban cruces con los nombres de las víctimas. Con una presencia mayoritariamente femenina, las calles de Murcia también se han llenado de una marea violeta protagonizada por personas de todas las edades. “Nos tocan a una, nos tocan a todas”, gritan. Algunas portan paraguas rojos en favor de los derechos de las mujeres que ejercen la prostitución.