Luis de Marcos, el enfermo de esclerosis múltiple que inició una campaña hace unos meses en la que pedía morir con dignidad, ha muerto en Madrid. La enfermedad que padecía desde hacía diez años le provocaba “dolores insoportables” y le mantenía postrado en una cama con el cuerpo paralizado. Deseaba “abandonar este mundo ya, antes del tiempo que la Naturaleza y, por desgracia, la legislación española me han asignado”. Y pedía hacerlo con dignidad.
Por ello pedía la despenalización de la eutanasia y la regulación del suicidio asistido porque las leyes actuales le obligaban a atravesar lo que él llamaba “un calvario”. “Pido morir porque para mí acabar con esta situación es una liberación. Desde hace bastantes meses esto no es vida, cada vez tengo más dolores insoportables que antes resistía con fuerza y entereza, pero ahora he entrado en una fase en la que soy consciente de que no me merece la pena estar aquí”, aseguraba en una entrevista concedida a eldiario.es.
Sus últimas horas han sido muy duras, según asegura la Cadena Ser, que ha hablado con su mujer, Asun, que ha hecho pública una carta que Luis le encargó para cuando llegara el momento:
“Cuando lean esta carta yo me habré ido. He pedido a Asun que cuando emprendiera el viaje a Nanguilima o como se llame el lugar al que vamos cuando dejamos este mundo, la publique.
Simplemente quiero decir que creo que venimos al mundo con alguna misión, para desempeñar algún papel y a mí me ha tocado sufrir una enfermedad que me ha llevado a luchar por uno de los derechos más básicos. Ahora tengo plena conciencia de que el mínimo exigible a una sociedad desarrollada, civilizada y moderna es el derecho al suicidio asistido. Ojalá podáis tener esa salida si llegáis a necesitarla.
Muchas gracias a todos los que de alguna manera habéis apoyado esta causa, que no solo es mía sino de cualquier ser humano“.
El pasado mes de marzo el Congreso rechazaba la propuesta de Unidos Podemos para regular la eutanasia con la abstención del PSOE y Ciudadanos y el voto en contra del PP. Actualmente el Código Penal castiga al que “causare o cooperare activamente con actos necesarios y directos a la muerte de otro” con penas que pueden ir de los seis meses a dos años y del año y medio a los seis años. Una situación que lleva a muchas personas que quieren morir a tener que hacerlo en la clandestinidad.