Gijón se ha autodescartado porque el Ayuntamiento alega que no quiere hacerse cargo de los gastos –de millones de euros, sostiene– que pide la FIFA. En Valencia, Peter Lim, dueño del club que lleva el nombre de la ciudad, no pide dinero para terminar el estadio porque es suyo, pero sí reclama favores a la administración si quiere ser una de las sedes del Mundial que se celebrará en España en 2030, exigencia de momento no atendida por el Consistorio.
Las demandas de la FIFA respecto a las características que deben tener los estadios para albergar partidos y otros elementos adicionales que deben ofrecer las ciudades están tirando para atrás a algunos Ayuntamientos, que no quieren asumir el papel de garantes (económicos) de los requisitos FIFA.
“La FIFA se especializa en transferir dinero público a bolsillos privados, por lo que no debería sorprender que atraigan a anfitriones con grandes promesas y luego cambien los términos del acuerdo a su favor”, analiza para elDiario.es Jules Boykoff, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad del Pacífico (Oregón, EEUU) y experto en política deportiva. “Organismos deportivos como la FIFA y el Comité Olímpico Internacional recaudan miles de millones de dólares con sus eventos destacados. Y, sin embargo, intentan aprovechar cada oportunidad, trasladando los costos a las espaldas de los anfitriones siempre que sea posible, resume.
La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) sostiene que queda mucho como para que nada sea definitivo a estas alturas y no se muestra preocupada. De hecho, también hay otras administraciones públicas que están comprometidas con sus equipos, como Zaragoza, donde hay un acuerdo para construir un nuevo estadio, o Vigo y A Coruña, que van a renovar sus campos de fútbol, todos ellos municipales. En principio, el Santiago Bernabéu, el Estadio Metropolitano (en Madrid), el Camp Nou (Barcelona), San Mamés (Bilbao) y La Cartuja (Sevilla) son sedes fijas. Falta designar el resto hasta un número aún sin cerrar que será entre 11 y 15.
Las dudas con las posibles sedes se han disparado esta semana al hacerse pública la renuncia de Gijón y las discrepancias en Valencia. David Goldblatt, escritor y periodista especializado en deportes, recuerda que el rechazo a acoger eventos deportivos crece por el mundo. Estocolmo (Suecia) renunció a albergar los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026, los habitantes de Budapest (Hungría) forzaron que el país retirase su candidatura a albergar a la cita olímpica de verano de este año y el Gobierno noruego rechazó presentarse a los de 2022, entre otros ejemplos.
En un primer momento se filtró que las precandidaturas tenían que presentarse la semana pasada, pero fuentes de la RFEF explican a este periódico que se ha ampliado el plazo y que no hay aún una fecha de corte. Mientras, agentes de la FIFA realizan esta semana las primeras visitas a estadios de cara a la selección final de sedes para 2030.
¿Qué pide la FIFA?
El máximo organismo del fútbol exige que los estadios que van a acoger partidos en un Mundial tengan una capacidad de al menos 40.000 espectadores para la primera fase, 60.000 para las semifinales y 80.000 para la final. Estos tamaños exceden la capacidad de la mayoría de los estadios españoles. Y muchos de los campos que se están postulando son municipales (como el Molinón, en Gijón, Balaídos, en Vigo, el Insular de Las Palmas o Riazor, en A Coruña, entre otros) y los clubes viven al límite económico, todo apunta que los gastos correrán a cuenta de las arcas públicas.
Pero la FIFA tiene más exigencias que requieren recursos públicos de algún tipo. Por ejemplo, la cesión de espacios publicitarios gratuitos por la ciudad y en el transporte público, acceso a la sanidad pública, garantías de seguridad, suelo público para las fan zones (espacios, normalmente abiertos, donde se reúnen las aficiones antes de los partidos) o incluso exenciones fiscales. “La garantía gubernamental nº 3 requiere también que el Gobierno conceda una exención fiscal limitada a ciertas terceras partes implicadas en la organización de la competición”, se lee en el documento de requisitos de la FIFA. Todo a coste cero para el gestor del fútbol mundial.
Y parte del problema es que los eventos que organiza la FIFA no son tan rentables como se vende. Cuando España se hizo con la organización del Mundial de 2030, el Gobierno sostuvo que el Mundial generaría beneficios para el país. La cifra concreta ha ido variando entre versiones: se ha hablado de 6.000 millones de euros, de 10.000 millones... Sin embargo, una investigación de Martin Müller, David Gogishvili y Sven Daniel Wolfe, de la Universidad de Lausanne (Suiza), advierte del “déficit estructural” de la organización de grandes eventos deportivos como los Juegos Olímpicos o los mundiales de fútbol masculino desde hace décadas.
El caso de Gijón como paradigma
Lo que ha sucedido en Gijón estas últimas semanas es el perfecto ejemplo de las reticencias de algunos administradores públicos. Aunque las versiones de las partes difieren en algunas cuestiones, lo inequívoco es que el estadio municipal, El Molinón, necesita ser ampliado si la ciudad quiere optar a ser sede mundialista. Y aquí empieza el reparto de culpas: el Ayuntamiento sostiene que la reforma costará unos 150 millones de euros –a repartir teóricamente entre club, consistorio y Principado– y que nadie ponía garantía financiera alguna para cubrir ese montante, lo que les dejaba como únicos garantes del pago, informa Bárbara A. Peri.
También señalan fuentes municipales que además la FIFA les obligaba a firmar un seguro por valor de 100 millones de dólares y que el organismo se reservaba la posibilidad en exclusiva de rescindir el contrato firmado. La alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, de Foro Asturias, denunció que la FIFA básicamente le pedía “un cheque en blanco” y anunció que la ciudad renunciaba a ser candidata.
El club Sporting de Gijón, propiedad del grupo Orlegi Sports, rechaza la versión de la regidora y lamenta que haya decidido retirarse de la carrera. Sostiene el club que existe un documento firmado que reparte esa responsabilidad a partes iguales entre los tres implicados: Ayuntamiento, Principado de Asturias y Sporting de Gijón. También, explican en un comunicado, que no hay ganancia para el club más allá de disfrutar “como inquilino” de un estadio mejor, que seguiría siendo municipal.
La RFEF explica que pese a la renuncia de Gijón y las dudas de Valencia, hay tiempo. Por el momento las posibles sedes interesadas están mandando documentación, con la que se formará un gran dossier con las candidatas definitivas que se enviará a la FIFA. Pero eso será en julio. Antes, a mediados de marzo, habrá una primera idea de quién se presenta finalmente.