En 2017 Alysia Montaño terminaba en última posición su serie de los 800 metros en los Trials de Estados Unidos, y sin embargo se llevaba todos los focos. Enfundada en un top de Wonder Woman y embarazada de cuatro meses, la estadounidense se convertía en un icono para las mujeres deportistas que deseaban ser madres. Ya había corrido en su anterior embarazo, aunque no en tan avanzado estado de gestación, y quiso repetir tras inspirarse en Gal Gadot, la actriz que dio vida a la superheroína de DC Comics. “Cuando me dijeron que había rodado la mitad de la película de cinco meses decidí inscribirme en el campeonato”, explicó entonces. “Me veo como un referente de las mujeres, de las mujeres negras y de las embarazadas. Mucha gente me dice que es inspirador”. Dos años después, y consciente de las dificultades de las atletas para ser madres, vuelve a dar un paso adelante al denunciar públicamente que Nike, la misma marca que en sus anuncios empodera a las niñas y pide a las mujeres soñar a lo grande, dejó de pagarle.
En un artículo de opinión publicado en The New York Times, la mediofondista desvela la hipocresía de la industria. Lemas contundentes donde ellas son imparables, imágenes que invitan a soñar, mensajes inspiradores… Las promociones de la empresa que patrocina a grandes estrellas como Serena Williams, LeBron James o equipos como FC Barcelona o Atlético de Madrid ensalzan las cualidades de las deportistas de élite y los valores que empoderan a varias generaciones. Pero mientras comercian con este poder, incluyen en sus contratos cláusulas por las que reducen sus pagos si bajan el rendimiento. Es decir, las atletas que deciden ser madres dejan de tener ingresos. “La industria del deporte permite a los hombres tener una carrera plena. Pero si una mujer decide tener un bebé, esa misma industria la margina incluso cuando está en su mejor etapa”, explica en el artículo que acompaña con un vídeo esclarecedor en el que juega con los conceptos de la propia multinacional estadounidense.
El vídeo utiliza el formato de las últimas campañas virales de Nike, protagonizadas por Colin Kaepernick,—jugador de fútbol americano marginado por arrodillarse durante el himno en una lucha contra el racismo—, y Serena Williams—tenista exnúmero uno del mundo perjudicada por su maternidad—. Kaepernick pedía creer en algo, incluso “si significa sacrificar todo”. En el caso de Williams, narraba cómo a las mujeres se les trataba como “locas” en muchos casos, y en el suyo particular por querer ser madre. Utilizando ese mismo formato, Montaño incide: “¿Y si queremos ser madres? Nos dicen que estamos locas. ¿Deportista de élite y maternidad? Es de locas”.
La ironía con la que comienza el vídeo contrasta con la dura realidad que narra posteriormente. Cuando contó a Nike que se había quedado embarazada, la respuesta fue simple: pararon el contrato y dejaron de pagar. También perdió el seguro médico al no estar en la élite. “No había políticas que me protegieran”, dice.
Decidió contarlo porque sabía que era la manera de que no pase más. “Ponen nuestra salud en riesgo. Los patrocinadores lo saben y por eso incluyen cláusulas en los contratos para prohibirnos hablar. Así que cuando Nike invita a soñar en sus anuncios, ¿qué tal si dejan de tratar nuestros embarazos como lesiones?”, se pregunta. “¿Por qué no una baja maternal en lugar de decirnos que creamos en algo? ¿Qué tal si cuando le dices a mi hija que puede lograr cualquier cosa, la respaldas?” Y concluye: “Seremos nosotras las que expliquemos a nuestras hijas la diferencia entre los sueños y la publicidad”.
Nike, que en principio no se había pronunciado, se vio obligada a responder ante el revuelo causado. La empresa insiste en que dejó de incluir estas cláusulas en 2018 y afirma que se sienten orgullosos de patrocinar a mujeres atletas. “Es una práctica común en nuestra industria, son reducciones de pagos basadas en el rendimiento”, dicen. “Es cierto que hubo una inconsistencia en nuestro enfoque pero se ha intentado que ninguna sea penalizada económicamente por un embarazo”.
Sin embargo, según The New York Times, no se trata de un caso aislado, sino que habría al menos otra docena de testimonios que corroboran que estas prácticas son habituales. Incluyen por ejemplo a Phoebe Wright, patrocinada de 2010 a 2016: “Quedarse embarazada es como el beso de la muerte para una mujer atleta. Si lo estuviera no podría decírselo bajo ningún concepto”. También Kara Goucher, quien cuenta cómo tuvo que volver a competir una semana después de dar a luz. “Cuando fui consciente de que Nike dejaría de pagar, corrí una media maratón (21 kilómetros) apenas tres meses después de dar a luz”.
Situación similar en España
Las marcas penalizan la maternidad de las deportistas, y por eso las que deciden ser madres son vistas como valientes. Especialmente en deportes individuales que dependen del rendimiento puntual, son conscientes de que el embarazo puede suponer la pérdida de ingresos.
La atleta Isabel Macías y la windsurfista Blanca Manchón se han erigido en abanderadas de la causa al contar públicamente cómo se vieron solas, abandonadas por las marcas que las habían respaldado durante años en sus mejores éxitos. Manchón denunció el silencio inicial y la renuncia posterior de sponsors con los que había trabajado durante seis años con la excusa de que su deporte ya no entraba en sus planes. Macías se vio sin ingresos y perdiendo 7.500 euros por dejar de ser deportista de alto nivel.
Sus situaciones son las más habituales, de ahí que las deportistas tengan miedo a perjudicar su carrera profesional. Era la sensación de la exciclista Leire Olaberria, quien se vio sorprendida al ver que se convertía en una excepción. Aunque sí tuvo problemas de conciliación con la selección, celebra que sus patrocinadores entendieran la situación. “Tuve una respuesta superpositiva, quisieron dar ejemplo con mi historia y estoy agradecida”, cuenta a eldiario.es. “Pero sé que no es lo habitual. Tenía miedo precisamente porque he visto muchos casos de mujeres a las que han dado la espalda sus marcas. Cuando ves una historia como la de Montaño te sientes identificada. Dices ”otra más“. Es una pena que sigan pasando estas cosas y que el deporte siga sin proteger esta realidad. Me duele como si me hubiera pasado a mí”.
A Olaberria no le sorprende la “hipocresía” de marcas como Nike, pero también recalca que sus anuncios son importantes siendo conscientes de que hay una diferencia entre lo que cuentan y lo que hacen. “Son necesarios y vienen como respuesta al cambio social. Pero aquí llega la segunda parte: lo has contado muy bonito, pero ahora te toca tomar medidas y aplicar lo que dices para estar a la altura”. Anuncios tan necesarios como deportistas que narren las injusticias para provocar un cambio en el entorno: “Hay que explicar las cosas a las que nos enfrentamos en unos momentos que para las deportistas pueden ser muy crueles. La propia sociedad debe darse cuenta de la necesidad de cambio, por eso debemos contar las políticas de las marcas importantes, para que aunque sea porque les mueve el miedo, tomen medidas. Es pura hipocresía, pero lo cierto es que tienen capacidad para acertar con lo que quieren decir”.