Llegó el día. Casi un año exacto después de empezar con la vacunación, España ha empezado este miércoles a cerrar el círculo de la inmunización. Las comunidades autónomas han comenzado ya a pinchar a los menores de entre 11 y 5 años (incluidos) en una jornada que la ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha calificado de “hito” en el proceso de vacunación durante su visita a dos centros en Castilla-La Mancha.
Extremadura ha sido de las regiones que más ha madrugado. A las 9.30, en el Colegio Cuidad de Mérida de la capital, Juli ya esperaba a su hijo entre ciertos nervios para monitorizar su evolución. A las 10.11, Alonso ha salido por la puerta con un logro más completado en su proceso de maduración. “Todo fenomenal, no me ha dolido. Pensaba que me iba a doler mucho, pero ha sido superguay”, ha tranquilizado a su madre.
En total están llamados a vacunarse 3,3 millones de pequeños, que recibirán por el momento una dosis de Pzifer, el único preparado que tiene el visto bueno europeo, aunque se espera que en breve lo reciba también Moderna. La mayoría de las comunidades han optado por citar a los menores en vacunódromos, hospitales o sus centros de salud, aunque otras como Extremadura, La Rioja o la Comunitat Valenciana han optado por llevar las vacunas a los colegios, y un tercer grupo por un sistema mixto.
La presentación pediátrica de la vacuna se reduce a 10 microgramos (un tercio de la que se administra a los adultos) y el intervalo entre dosis no será de 21 días sino de ocho semanas para conseguir mejor respuesta inmune y mejor perfil de seguridad. Según lo acordado por la Comisión de Salud Pública, la recomendación es iniciar la campaña con los niños de alto riesgo y los de mayor edad para después ir descendiendo, aunque cada comunidad tiene la flexibilidad de adaptarlo a sus circunstancias.
La inmunización de este colectivo llega cuando la incidencia se está disparando con carácter general y alcanzando cotas históricas entre los menores, el último gran grupo por vacunar masivamente. La incidencia acumulada a 14 días entre los niños de hasta 10 años está en 547 casos por cada 100.000 habitantes, cifras que por sí solas corresponden al mayor nivel de riesgo que contempla el Ministerio de Sanidad, pero hay comunidades como Navarra donde superan los 2.000. El pasado viernes, día que Sanidad actualiza la información de los centros educativos, había 463 brotes abiertos con 2.968 casos, “la mayoría de ellos en Primaria” (hasta 12 años). Para muchas familias, este dato es determinante a la hora de decidir vacunar a sus hijos. Así lo contaba Lorena Montero mientras hacía cola en el hospital 12 de Octubre de Madrid con su hijo Álvaro, de nueve años: “En los coles escuchas que hay más incidencia y ya no solo por miedo a que tu hijo se contagie, sino por colaborar a terminar con la pandemia a nivel social”, argumentaba.
En los coles escuchas que hay más incidencia y ya no es solo por miedo a que tu hijo se contagie, sino por colaborar a terminar con la pandemia a nivel social", explica Lorena mientras espera a que vacunen a su hijo, de 9 años
La jornada ha transcurrido sin incidentes de manera generalizada. “He ido con mi hija Sofía de nueve años a un aula, nos hemos sentado con una enfermera, la han pinchado y tan tranquila; luego nos han pasado a otra aula durante 15 minutos y como no ha habido ningún tipo de reacción adversa, ya se ha ido a su clase”, contaba esta mañana Pilar López en Valencia, una de las comunidades más madrugadoras. “No estaba asustada porque ha visto que todos en casa nos hemos vacunado ya y teníamos ganas de que le tocara también a ella”. La pequeña ha recibido su pinchazo en el CEIP Antonio Machado, uno de los colegios en los que ha arrancado el proceso de vacunación de 330.000 menores. En el centro se han vacunado 57 de los 78 niños y niñas susceptibles de ser inmunizados, es decir, un 78%.
No todos dan el sí
Porque no todos piensan vacunarse. A. P. ha rechazado el pinchazo para su hija: “Yo estoy vacunada porque lo necesito para poder trabajar y aunque no tuve efectos secundarios, me da miedo que ella pueda tener algún tipo de reacción adversa; hasta que no me aseguren que es 100% segura no voy a vacunarla”. José Antonio Lluch, jefe de servicio de Promoción de Salud de la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública valenciana, calcula que de momento entre un 60% y un 80% de los padres y madres han dado el visto bueno a la vacunación de sus hijos e hijas.
Dentro del cole, o sobre ruedas. En el colegio Europa de Córdoba ha empezado a las 10 de la mañana la inoculación en un camión-vacunódromo enviado por la Junta de Andalucía. Los primeros niños en vacunarse son los cordobeses de entre 9 y 11 años. El objetivo de la Junta es que hasta el día 22 se pueda inmunizar al mayor número posible de niños. En total, están llamados más de 23.000. Las comunidades que, como Andalucía, han optado por vacunar en los colegios, han sido las más madrugadoras. Sobre la misma hora que en Córdoba, en Mérida (Extremadura) los padres se agitaban nerviosos en la puerta del centro mientras esperaban que sus hijos salieran con su dosis ya puesta. En el colegio 'Ciudad de Mérida' Juli aguardaba inquieta en la puerta hasta que a las 10.11 horas ha recibido el mensaje en la plataforma online Rayuela: “Ya ha comenzado la vacunación y todo genial”.
A su juicio, la campaña infantil se ha llevado a cabo con “prisas y sin información”. Uno de los aspectos que más ha criticado junto a otras madres es la falta de una ambulancia medicalizada en la puerta del colegio “por lo que pudiera pasar”. En los equipos sanitarios desplazados a los centros ha participado un pediatra. Sin embargo, Alonso, su hijo de 11 años, la ha tranquilizado en cuanto ha salido. Su madre, por si acaso, había acudido a vigilar su evolución siguiendo la posibilidad que les había ofrecido la Junta de llevarse a sus hijos a casa a pasar la resaca de la vacuna.
“Hay que cuidar a niños y mayores”
Con una sensación similar a la de Alonso han salido el pequeño Pablo, de 9 años, y su hermana Lucía, de 5, del Hospital 12 de Octubre de Madrid. “Tenía mucha ilusión porque ahora es más difícil que me pueda enfermar de coronavirus”, contaba Pablo junto a su madre, María Teresa Moreno. Fuera les esperaban su hermana Ana, de dos años, acompañada por su padre, Pedro Lozano. Ellos son maestros y en los últimos días venían notando un aumento de los casos entre los pequeños en su colegio. Precisamente, el grupo de edad de 0 a 14 años es el que registra peores datos de incidencia con 332,6 casos por cada 100.000 habitantes en la Comunidad de Madrid en los últimos 14 días. “Pedro tiene un abuelo de 99 años y mi madre tiene 85. Si se puede, en Navidad queremos juntarnos con las máximas garantías. Hay que cuidar a los niños y a los mayores”, explicaba María Teresa.
Ella reproducía de alguna manera el mismo mensaje con el que había empezado la jornada la ministra de Sanidad, Carolina Darias, que se ha desplazado hasta Toledo primero y luego Alcázar de San Juan para asistir a las primeras vacunaciones en la región de menores de 12 años. Darias ha recordado que fue el pasado 27 de diciembre, también en Castilla-La Mancha, donde empezó todo: “Fue el inicio de un camino que nos ha traído hasta aquí”. Entonces fue Araceli la primera en ser vacunada. Ahora, han sido Mar, Irene, Candela y Nicolás.
La ministra ha mostrado su agradecimiento al personal sanitario, especialmente al de enfermería, así como a niñas, niños, madres y padres por hacer un “ejercicio de civismo y responsabilidad”. “Estoy convencida de que España ha sido líder en vacunación mundial”, señaló.
Por la tarde ha llegado el turno de las comunidades que han optado por vacunar en sus lugares habituales, como hospitales o centros de salud. En Euskadi, la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, ofrecía otros tres motivos para justificar esta decisión: que ya existe una red de centros en los que se está vacunando, que los niños siempre tienen que ir acompañados de un progenitor o tutor que les brinde autorización y que parte del proceso coincidirá con el periodo vacacional de Navidad. Algunos de los padres que se han acercado hoy hasta el Hospital Donostia sí señalaban que de esa manera se “preserva la identidad de quienes decidan no vacunar a sus hijos”. Aun así, añadían que el proceso se “agilizaría” si la vacuna se administrara en los centros escolares.
Pocos minutos antes de las tres de la tarde, en el hospital 12 de Octubre de Madrid, una cola formada principalmente por madres acompañando a sus niños y niñas esperaba para acceder al centro a la hora señalada. En primera línea estaban Mauro, de 11 años, y Noa, de 6. Aunque la pequeña está fuera del grupo de edad prioritario, de 9 a 11, la Consejería madrileña ha establecido que los menores de entre 5 a 8 años pueden vacunarse también con la cita de sus hermanos o hermanas mayores. “Eso está muy bien, porque al final tenemos que faltar a trabajar”, señala su madre, Davinia Torrejón, que se mostraba “bastante más tranquila” tras el pinchazo de sus hijos, que ya han pasado la COVID-19. “Hay gente muy reacia con los niños, pero a mí no me da miedo”, defiende.
Durante las primeras horas desde que la Consejería de Sanidad abrió la autocita este martes, habían solicitado la vacunación más de 41.000 familias, 5.000 de ellas para esta primera jornada. En el 12 de Octubre, este miércoles se administraron 326 y a partir del jueves se pondrán unas 625 dosis al día, de lunes a domingo. “Para nosotros supone un esfuerzo, con enfermeras y personal médico doblando turnos”, explica la subdirectora médica María Liz Paciello, al frente de la campaña, “pero todos los hospitales estamos dispuestos, porque queremos que esto se acabe”.
Tenía mucha ilusión porque ahora es más difícil que me pueda enfermar de coronavirus", cuenta Pablo (9 años) junto a su madre: "Tenemos un abuelo de 99 años y mi madre tiene 85. Si se puede, en Navidad queremos juntarnos con las máximas garantías
César, de 11 años, y su hermano David, de 9, afirman convencidos de que la vacuna “es para no ponernos malos” y que se la recomiendan “a todos los compañeros”. “Es la única manera de tirar para adelante”, reconoce su madre, Sara Gómez, que afirma que irán “más tranquilos a ver a los abuelos” pero que antes de las reuniones de Navidad se harán test de antígenos para reducir el riesgo. “El año pasado estuvimos solos y este año con precaución, porque toda es poca”, explica.
Un 13% de demanda en Catalunya
Unas dinámicas similares se han dado en Catalunya. La Generalitat ha comenzado por la tarde la vacunación de los niños con una primera tanda de 71.721 citas confirmadas de los 550.000 pequeños llamados a inocularse, el 13%. En el municipio de Igualada, el único de Catalunya central que ha empezado este miércoles, Aina Grados, de 9 años, ha sido la primera en recibir su dosis de Pfizer, informa la Agencia ACN. “Esperaba que me hiciera más daño, estaba muy nerviosa”, ha comentado al salir. En esta región catalana se han reservado ya el 80% de las citas previas disponibles, según la Generalitat.
En Girona, la Generalitat ha habilitado su sede para vacunar a los menores, por donde se calculaba que este miércoles iban a pasar unos 90 infantes con diferente ánimo. Algunos se veían asustados, aunque la mayoría lo han pasado tranquilos y con el convencimiento de que ya les tocaba: “Es importante para no coger la COVID” o “debemos vacunarnos para que todos estemos más seguros” son algunos de los argumentos que daban los niños. Para los padres quedaba la recomendación de los pediatras de informarse bien, pero también el recordatorio de que la incidencia en este tramo de edad es “especialmente alta”.
¿Y las comunidades con más incidencia?
Una atención especial merecían Navarra y Euskadi, las dos autonomías con una mayor incidencia y que, entre los infantes, tienen los casos disparados. Navarra ha iniciado en la tarde de este miércoles la campaña de vacunación para el grupo de 49.000 niños y niñas de entre 5 y 11 años, tramo que presenta la incidencia de la COVID-19 más alta de España con una tasa 2.469 casos por cada 100.000 habitantes a los 14 días. De los 22.000 menores de entre 9 y 11 años ya han sido citados cerca de 8.000, un 37%. Así, la inoculación de las primeras 18.000 dosis recibidas este lunes se ha iniciado Santesteban, Tafalla y también en Tudela. La próxima remesa de dosis pediátricas se espera para el 3 de enero con la recepción de un total de 12.000, según ha indicado este miércoles la consejera de Salud, Santos Induráin, quien ha defendido que “no va a haber problemas de suministros” de una vacuna que es “eficaz y segura”.
Navarra se sitúa a la cabeza de las comunidades autónomas en incidencia general a 14 días, con 1.267,85 casos por 100.000 habitantes, a la vez que es la comunidad que más pruebas diagnósticas realiza en relación a su población, con 2.152,16 por 1.000 habitantes, según la estadística oficial del Ministerio de Sanidad. Este jueves continuará la vacunación en el nuevo punto centralizado de Seminario en Pamplona, donde por la mañana se continuará la seguirá la tercera dosis a los mayores de 60 años y a profesionales sanitarios y sociosanitarios. Esta campaña de vacunación, según ha indicado Induráin, aspira extenderse a edades más tempranas en próximas semanas hasta descender a los 5 años ya que, ha defendido, es “clave para mitigar la incidencia y contagios intergeneracionales”.
“Si queremos la inmunidad de rebaño, son parte de la sociedad”
Las idas y venidas de padres y madres con sus hijos de entre 9 y 11 años no han cesado en el Hospital Donostia a lo largo de todo este miércoles, y es que es uno de los centros de Euskadi en los que se ha comenzado a administrar la vacuna de la COVID-19 a los más jóvenes. Según las cifras del Departamento de Salud del Gobierno vasco, unos 2.500 niños han recibido el pinchazo en esta primera jornada. Euskadi es, después de Navarra, la comunidad autónoma con mayor incidencia: 936,23 casos por cada 100.000 habitantes. Además, esa tasa alcanza los 2.522 casos en la franja de 6 a 12 años.
Gipuzkoa es el territorio que presenta peores datos. La incidencia supera los 1.400 casos y es también el Hospital Donostia el que está en peor situación dentro de la red vasca, pues está en escenario de alerta 3 sobre 5, mientras que el resto se mantiene en nivel 2. “Cada vez que algún compañero de clase da positivo se confina a los niños durante diez días. Es un lío. Por eso hemos venido a vacunarnos”, ha indicado Pello después de que su hijo Igor recibiera el pinchazo.
“Aunque los niños no revistan gravedad, si queremos conseguir la inmunidad de rebaño, los niños son parte de la sociedad. Con otras vacunas no hemos hecho tantas preguntas, no entiendo por qué ahora se cuestiona tanto, si dentro de 40 años quizás ni estemos aquí. Ahora es el momento de protegernos, porque los niños se contagian, se lo pasan a los padres, ellos a los abuelos y si no esto no se va a acabar nunca. Cada persona tiene que poner su granito de arena”, ha apuntado Koro.
Muchos padres han decidido pedir cita el primer día para evitar, además de los contagios, los confinamientos. Los niños han coincidido en que el pinchazo “no duele nada” y después “no se nota”. Kandela y Dunkan, dos hermanos, esperaban impacientes a que les tocara vacunarse. “Yo no tengo ganas de que me vacunen, pero sé que es necesaria”, señalaba Kandela. Su hermano la miraba extrañado, y sentenciaba: “Pues yo, sí”.
Con información de David Noriega, Cordópolis, Francisca Bravo, Carlos Navarro, Santiago Manchado, Candela Canales, Alazne Aldayturriaga, Sol Gragera