¿No hubo mujeres artistas hasta el siglo XVIII? La escuela se olvida de las creadoras

Peio H. Riaño

2 de junio de 2021 22:40 h

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La primera mujer artista, según el currículo que alimenta de conocimiento a los alumnos de la escuela española, fue Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun, pintora del siglo XVIII y XIX. Antes no existió ninguna y después solo aparecen en el temario de Fundamentos del Arte I y II, que se imparten en Bachillerato, cuatro mujeres artistas: Camille Claudel, Berthe Morisot, Mary Cassatt y Tamara de Lempicka. El resto han sido borradas. Ni rastro de Artemisia Gentileschi, Clara Peeters, Angelica Kauffmann, Rosa Bonheur, Sofonisba Anguissola, Lavinia Fontana o Luisa Roldán.

La ausencia de referentes femeninos en las instituciones museísticas tiene su eco también en las escuelas. “Queremos que nuestras hijas entiendan que pueden llegar a ser todo lo que se propongan y queremos que nuestros hijos se eduquen en la igualdad”, explica Montse Amorós, opositora y madre de dos hijos, vecina de Xàtiva, fundadora junto a Miriam Varela de la plataforma La Roldana, que este viernes entregará 58.000 firmas en el Ministerio de Educación para que las mujeres artistas sean incluidas en el currículo educativo de los temarios de Historia del Arte (secundaria) y Fundamentos del Arte. 

En el Ministerio de Educación y Formación Profesional serán recibidas, junto con las cajas que contienen las firmas recopiladas en change.org, por Montserrat Grañeras, responsable de la Unidad de Igualdad, y Juan López, vocal asesor del gabinete del secretario de Estado de Educación. “Es el momento idóneo para pedirlo, porque con el cambio de la Ley de Educación tienen que actualizar el currículo. Además, lo reclama la nueva norma en varios capítulos”, indica Montse Amorós. De hecho, uno de los cinco pilares sobre los que se sostiene la conocida como ley Celaá o Lomloe es la igualdad de género, desarrollada a través de la coeducación y el fomento del aprendizaje de la igualdad efectiva de mujeres y hombres, la prevención de la violencia de género y el respeto a la diversidad afectivo-sexual. ¿Y la materia? El apartado 25 indica “el reconocimiento y enseñanza del papel de las mujeres en la historia e impulsar la igualdad real y la no discriminación”. 

Las casi 150 socias que de momento conforman La Roldana han elaborado tres catálogos que incluirán en el registro de las firmas, para que se tengan en cuenta como material educativo. Las fichas y sus redacciones han sido elaboradas por especialistas en las materias, para que los maestros y maestras puedan usarlas libremente. En esos catálogos se propone para Fundamentos del Arte I la inclusión de nueve artistas más las mujeres en la Prehistoria y las iluminadoras medievales. Once en total; para Fundamentos II, diez artistas. Y en la asignatura de Historia del Arte, doce mujeres. 

“Yo cambiaría a Pissarro por Mary Cassatt. Por qué no podemos explicar la escultura impresionista con Camille Claudel. La historiografía nos ha hecho mucho daño porque las ha excluido y ahora es muy difícil reincorporarlas”, cuenta Amorós, que ya ha recibido críticas de parte de los sectores más conservadores. Tienen miedo a que la llegada de ellas saque a alguno de ellos. “No queremos quitar a nadie, queremos que sean reconocidas. Lamentablemente no hemos podido meter a todas, porque no caben. Fue muy duro excluir a las excluidas mientras elaborábamos los catálogos”, añade Amorós. 

Miriam Varela fue la iniciadora del movimiento. “Sinceramente, no pasaría nada si alguno de ellos perdiera su puesto porque estamos hablando de cursos de iniciación a la historia del arte. No es necesario conocer absolutamente todos los nombres de los artistas masculinos, porque las características generales de los estilos se pueden explicar con los grandes nombres. Pero sería muy sencillo incluir a Gentileschi si al explicar el Tenebrismo hablamos de Caravaggio. Punto final”, dice Varela, opositora a maestra. El movimiento contra la exclusión de las artistas protagonizado por La Roldana nació en febrero de 2021 y ha recibido un apoyo masivo e inesperado. 

Los catálogos están disponibles para cualquiera en la página web de La Roldana, profesores, alumnos, curiosos… “No queremos ser eruditas, queremos que la gente hable de estas mujeres. Igual que conoces al maldito Picasso, conoce a Maria Blanchard”, dice Miriam Varela. Un día se levantó y se puso a montar esta revolución ciudadana. Fue un impulso espontáneo, pero le conectó con muchas otras personas a las que les indigna esta ausencia. Para Varela la clave del apoyo ha sido la necesidad de cambiar las cosas. “Ahora tenemos mucha información para reivindicar un cambio necesario. Y como historiadoras del arte renunciamos a Gombrich, joder. No renuncio a ser historia del arte. Soy heredera de Linda Nochlin. Renuncio de todos esos vejestorios misóginos que han borrado de la historia del arte a las artistas”, suelta tajante Varela, que reivindica el cambio de la historiografía y la redacción de una nueva.  

Las socias de La Roldana defienden una sociedad que sea visible en su totalidad y una historia sin agujeros negros, como La historia del arte de Gombrich, con una única mujer incluida, la expresionista alemana Käthe Kollwitz. Hasta que en las pautas de contenido que debe seguir el profesorado no se incluya la creatividad de las mujeres, en las aulas se estará representando un mundo a medias. Una mentira.