Otra huelga de estudiantes. Y van 20 paros de mayor o menor intensidad desde que llegó el PP hace cuatro años largos, dos de ellas generales.
Tres millones de estudiantes de Secundaria, FP y Bachillerato están llamados a la huelga hoy y mañana en protesta por las políticas educativas del Gobierno de Mariano Rajoy que ejecutó en su mayoría el anterior ministro, José Ignacio Wert, y no ha remediado el actual, Iñigo Méndez de Vigo (aunque sí ha deshecho algunos recortes). La LOMCE, la reforma que permitió a las universidades cambiar la duración de grados y másters (el conocido como 3+2), el precio de las carreras y los recortes que ha venido sufriendo la educación en los últimos años son las causas que han llevado a la huelga, que tendrán su colofón el jueves con manifestaciones por toda España.
Como es habitual en los paros, las valoraciones de su éxito difieren radicalmente entre convocantes y destinatarios de la huelga. El Sindicato de Estudiantes ha afirmado que la convocatoria ha tenido un seguimiento “masivo” y que 1,5 millones de estudiantes de Secundaria no han acudido a sus centros hoy. El Ministerio de Educación califica de “muy minoritaria” la incidencia de la huelga y destaca la “normalidad absoluta” con que está discurriendo la jornada.
Según el SE, el paro está siendo seguido entre un 80% y un 90% en Secundaria en Galicia, Asturias, Extremadura, Andalucía, Madrid, Canarias y Murcia, mientras que Cataluña, Baleares, Comunidad Valenciana, País Vasco, Navarra, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cantabria, La Rioja y Aragón superan el 70%.
Los estudiantes sacan pecho por la paralización de la Universidad Complutense de Madrid, la más grande de España, que efectivamente presentaba esta mañana un aspecto casi de festivo, con facultades como Derecho o Medicina prácticamente vacías y muy poca gente en el campus. Además, “decenas” de facultades están “paralizadas”.
Como novedad post electoral el Sindicato de Estudiantes también extiende su protesta al PSOE y el pacto que Pedro Sánchez ha alcanzado con Ciudadanos, una “burla”, afirma el SE, “al movimiento de millones de estudiantes, profesores y padres: no derogarán la LOMCE ni el 3+2, tampoco eliminarán la religión de las aulas, no recuperarán los miles de millones de euros que han recortado a la enseñanza pública ni volverán a contratar a los miles de profesores que despidieron. De hecho, el pacto es tan escandaloso que ni siquiera recoge la gratuidad del Bachillerato o la Formación Profesional”, según reivindican.
Muchos estudiantes están especialmente molestos con Sánchez y su cambio de parecer en los últimos meses. El PSOE firmó el documento de la Marea Verde en el que, junto al resto de fuerzas parlamentarias del momento (no estaban Ciudadanos o Podemos) se comprometía a derogar la LOMCE en cuanto hubiera una mayoría que lo permitiera. Lo llevaba en el programa electoral incluso. Aún sin los votos del partido de Albert Rivera, esa mayoría es hoy real, pero el PSOE ha cambiado de parecer. De “derogación” ha pasado a “dejar en suspenso” aquellas partes de la nueva ley que aún no han entrado en vigor. La votación que tuvo lugar la semana pasada en el Congreso para paralizar la LOMCE ni cuenta, dado que no tendrá recorrido alguno y es simbólica, aunque sirvió para retratar a Ciudadanos, que se abstuvo.
“Sánchez ha traicionado a sus votantes. Se ha hecho muchas fotos con la marea verde y ahora ha renunciado a sus reivindicaciones”, lamenta García.
Mientras se desarrolla la jornada y se atisba el seguimiento de la huelga, 1.200 IES y 98 facultades del país habían votado “sí” al paro, según el convocante Sindicato de Estudiantes.
LOMCE, 3+2, recortes
La LOMCE, la primera ley educativa que el PP consigue bajar al aula, ha sufrido una gran contestación desde que no era más que un proyecto sobre el papel. Ni el sector público, ni el privado, ni el concertado, ni alumnos o profesores se han mostrado conformes con una norma que los populares aprobaron aplicando el rodillo en el Parlamento. No consiguieron ni un apoyo más que los propios. Los estudiantes han rechazado especialmente una ley que consideran retrógrada, clasista y que apunta directamente a la educación pública, consideran.
En paralelo a la LOMCE, pero como elemento diferenciado, los recortes aplicados por la crisis han castigado duramente al sector. La educación ha perdido entre 2009 y 2014 un 15% de su presupuesto (unos 7.000 millones de euros), según un estudio de la Fundación BBVA y el IVIE. Dando en cierta manera la razón a los estudiantes, que acusan al Gobierno de hacer de la educación un bien para las élites, las familias han tenido que dar un paso adelante para compensar esta pérdida de fondos: al mismo ritmo que caía la inversión pública subía la privada (un 33%) entre 2009 y 2014. También las becas han sufrido la acción popular. Aunque es cierto que se dan más que nunca, motivado también en parte por la caída de las rentas, que ha provocado que más familias tengan derecho a ellas por entrar en los mínimos, las cuantías que se pagan han caído sensiblemente.
Al mismo tiempo, el precio de los créditos universitarios se disparaba. Wert dejó a las Comunidades Autónomas, responsables últimas, que subieran el coste de estudiar una carrera, con el resultado de que en muchas regiones se llegaron a duplicar los precios. Así, estudiar hoy un mismo grado puede costar el doble en Madrid o Cataluña que en Andalucía o Galicia.
El último factor que justifica el paro, pero no menos importante, dicen los estudiantes, es la reforma universitaria, que permite a los centros cambiar la estructura de las carreras. Donde actualmente se cursan cuatro cursos de grado y uno de máster (quien quiera) el Gobierno permite ahora (y pretende) que se sustituyan por tres de grado y dos de máster (optativos también). Muchos colectivos han criticado esta medida, ya que unas carreras más cortas tendrán una menor calidad, lo que fuerza de alguna manera a los estudiantes a cursar los máster, que tienen un precio por crédito muy superior al de los grados, en ocasiones hasta el doble. Hasta los rectores se oponen a esta medida y han acordado una moratoria a la hora de implantarla.
No es el primer paro que organizan los estudiantes contra las medidas populares, aunque tampoco han conseguido alcanzar la relevancia de las anteriores, a las que consiguieron sumar a los sindicatos del sector logrando que fueran huelgas generales. En mayo de 2013 fue la primera, contra los recortes que acababa de aplicar el Gobierno y que adelantaban una legislatura áspera en lo educativo. En octubre de 2013 tuvo lugar la segunda, esta vez contra la LOMCE.