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Las nuevas promesas para rebajar las emisiones de CO2 dejarán la temperatura global más allá del límite de seguridad

Hace un año, en la Conferencia del Clima de Glasgow, se pidió reforzar los planes nacionales para recortar las emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2030. 12 meses después, las nuevas promesas aportan muy poco: con ellas, la Tierra todavía se recalentará más allá de los 2ºC, el umbral mínimo de seguridad trazado en el Acuerdo de París. Del límite ideal de 1,5ºC, ni rastro.

“Las promesas climáticas actualizadas desde la COP26 dejan al mundo camino de alcanzar un incremento de la temperatura entre 2,4ºC y 2,6ºC”, concluye el análisis del Programa para el Medio Ambiente de la ONU (PNUMA).

Tras revisar los planes nacionales remitidos hasta septiembre de 2022, el cálculo es que rebajarían menos de un 1% las emisiones mundiales para 2030. “Hace falta un recorte del 45% para que el calentamiento extra fuera de 1,5ºC”, recuerda el trabajo.

Y estas nuevas “promesas” todavía deberán ponerse en marcha. Son, de momento, planes ya que, con las políticas que se han hecho de verdad efectivas, el rumbo se va a los 2,8ºC. El Programa dice que si todo lo prometido se cumpliera, “tanto los planes nacionales a corto plazo como los de largo plazo que apuestan por emisiones netas cero en 2050” se conseguiría dejar el recalentamiento global de la Tierra en 1,8 ºC.

Pero, eso “no es un escenario creíble”, concluye la ONU, por “la discrepancia entre las emisiones actuales, los objetivos cercanos y los lejanos”. Es decir, no parece plausible conseguir esas famosas emisiones de CO2 cero, lo que significa un recorte de más del 90% respecto a la actualidad, en 2050 si los planes actualizados para 2030 solo aportarían un recorte del 1%. Habría que recuperar un terreno inmenso en dos décadas.

Los técnicos de la ONU estiman que con las medidas ahora mismo en funcionamiento, existe un 37% de probabilidades de que el mundo se vaya a más de 2ºC extra al final el siglo y otro 36% de que el calentamiento se sitúe entre 2,5ºC y 3ºC. Con los planes climáticos nacionales revisados tras la COP26 en Escocia, en caso de implementarse tal cual, las probabilidades de estar entre 2-2.5ºC son del 43% y entre 2,5-3ºC, un 28%. Todas esos cálculos dejan atrás el objetivo declarado del Acuerdo de Paris de atajar el calentamiento global “muy por debajo de los 2ºC”.

El informe afirma que “se ha desperdiciado un año, a pesar de la decisión tomada por todos los países en la cumbre de Glasgow de reforzar los planes climáticos”. “Nos dice en fríos términos científicos lo que nos está contando la naturaleza todo este año con inundaciones, temporales, o incendios forestales: tenemos que dejar de llenar la atmósfera de gases de efecto invernadero”, resume la jefa del PNUMA, Inger Andersen.

Porque la atmósfera está, año a año, más repleta de esos gases liberados por actividades humanas: producir electricidad, moverse y transportar mercancías con vehículos que queman combustibles fósiles o producir carne de manera masiva. La capa de CO2, metano y óxido nitroso está en niveles máximos desde que se mide, según reveló este miércoles la Organización Meteorológica Mundial. Esa capa retiene el calor que termina por alterar el clima.

“Es un gran reto, y algunos dirán que imposible, reformar la economía y dejar en la mitad las emisiones de CO2 en 2030, pero debemos intentarlo”, concluye Andersen.