Caos y ancianos apelotonados fuera de centros de salud de Madrid para recibir la vacuna de la COVID

Víctor Honorato

25 de febrero de 2021 20:49 h

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Casi sobre la marcha y sin apenas tiempo para organizarse (en algunos casos, solo una mañana), los centros de salud de la Comunidad de Madrid han empezado hoy a vacunar a los mayores de 80 años contra la COVID-19, tras anunciar, corregir y matizar el Gobierno regional esta semana, sucesivamente, la fecha de inicio de la campaña. La esperada primera dosis para uno de los colectivos de mayor riesgo se ha suministrado entre las 15.30 y las 19.30 con atascos en el exterior de algunos ambulatorios, donde los ancianos, con evidentes problemas de movilidad en varios casos, esperaban acompañados de sus familiares a que les diesen vez.

Mientras tanto, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha visitado hoy el estadio del Atlético de Madrid, donde se ha comenzado a vacunar sin estrecheces a policías, bomberos y personal de protección civil. Ayuso agradeció al club que cediese las instalaciones “con circuitos seguros, distintos puestos y la posibilidad de tener zonas de descanso”, según recogió Europa Press.

En el centro de salud de Goya, sin embargo, el embotellamiento recordaba a la espera por comprar entradas para un concierto muy esperado. A José María de Blas, a punto de cumplir 97 años, lo llamaron por la mañana para que se presentase sin falta por la tarde. “Esto es 'o lo tomas o lo dejas”, explicaba su hija, pendiente del hombre, en silla de ruedas y mirada un poco perdida, quien llevaba dos años sin salir de casa. En cuatro horas se debían poner unas 220 vacunas, lo cual suponía poco más de un minuto por pinchazo, con lo que la cola se hizo inevitable, y a las cinco de la tarde ya daba la vuelta a la esquina. Algunos acabaron sentados en la acera. “Aquí tenía que estar la presidenta, y no en el Wanda [el estadio del Atlético]”, se quejaba el hijo de otro nonagenario de la cola.

José, celador con paciencia, intentaba ganar tiempo repartiendo el cuestionario previo (con cinco preguntas sobre posibles alergias, síntomas y otras contraindicaciones), mientras trataba de confortar a las decenas de mayores que esperaban su turno. “No se preocupe, es que somos muchos”, le contestaba una mujer, sentada en unos escalones, algo fatigada. “Esto está un poquito mal organizado”, espetaba alguien de la cola. El celador se lamentaba: “No tenemos personal para atender a toda esta gente, ni siquiera nos quedan sillas fijas”. También achacaba la acumulación a que los pacientes “en vez de venir a su hora, han venido de golpe”. Y explicaba que se estaban dando relaciones alérgicas que obligaban a esperar más de lo previsto, con la consiguiente demora.

Los problemas no eran de la misma magnitud en todos los ambulatorios. En el de Universidad, en Malasaña, la cola no era muy larga pasadas las 16h, pero la estrechez de la acera en una calle con tráfico rodado dificultaba el acceso. Teodoro, que no podía caminar, esperaba dentro del coche, mal aparcado, mientras su hija, Maricruz, zapateaba preocupada. “Vente para acá, papá, que hay que mantener las distancias”, apremiaba una hija a su padre, a instancias de los celadores. “Esto es el caos, es la vergüenza”, protestaba Antonia, hija de José Ramón. 

Que iba a haber problemas lo anticipan ya por la mañana los representantes sindicales. “Ha sido un absoluto descontrol”, advertía Víctor Jiménez, de la Asociación Madrileña de Enfermería Independiente (Ame), que señalaba que los listados no llegaron a los centros hasta hoy mismo, en algún caso, y que estaban desfasados, incluso con nombres de personas ya fallecidas.

En el centro de Salud Rafael Alberti de Vallecas, el personal estaba relativamente convencido de que daría abasto, aun a duras penas, para vacunar a 60 personas. “Antes de ayer nos enteramos por la prensa de que se iba a empezar hoy”, relata Nacho Revuelta, uno de los médicos. El personal tocó a rebato. “Hemos llenado los huecos, pero nos hemos vuelto locos intentando localizar gente. Los administrativos llamando, los médicos preguntando a otros pacientes con quienes consultábamos por otro motivo... Ha sido una captación activa para que no se perdiesen las vacunas, todo muy improvisado”, señala el facultativo, que recuerda que los centros “ya están permanentemente saturados”, con lo que la falta de previsión y refuerzos es un doble problema. 

Los problemas organizativos alcanzaron asimismo al colectivo de los profesores de escuela, que también hoy empezaban a vacunarse en los servicios de urgencias de atención primaria. “Hay gente que ha recibido SMS de tres sitios distintos”, pone por ejemplo Isabel Galvín, de CCOO, que también dice que se convocó a gente en principio excluida de esta primera inoculación, como profesionales en excedencia. La representante sindical censura que “no se ha planificado con tiempo, a pesar que llevamos meses planteándolo” y critica que “tampoco hay un teléfono” donde informarse.