La Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró hoy que la epidemia de fiebre amarilla en Angola y República Democrática del Congo (RDC) puede considerarse bajo control, aunque recomendó que se mantenga una vigilancia extrema para evitar una recaída.
En esta línea, la organización decidió que el brote epidémico no representa una amenaza para la salud pública internacional y no existen razones para declararlo una emergencia más allá de las fronteras de los países actualmente afectados.
Las alarmas se encendieron hace algunos meses por la rápida multiplicación de casos en Angola y RDC, con más de 400 muertos y miles de infectados.
El mayor temor tenía que ver con la amenaza que suponía ese brote en un entorno urbano como Kinshasa, con más de 10 millones de habitantes y servicios básicos precarios.
El director para Emergencias de la organización, Peter Salama, explicó en una rueda de prensa que una de las razones para ver la evolución de este brote con mayor tranquilidad es el éxito que tuvieron sendas campañas de vacunación en los dos países, donde cerca de 17 millones de personas fueron inmunizadas.
La última ronda de vacunación, con dosis fraccionadas a una quinta parte de la dosis original y más de 7,7 millones de vacunados, se efectuó en tan sólo una semana.
La OMS justificó su decisión de optar por vacunas fraccionadas en vista de que su eficacia, por un periodo de al menos un año, ha sido probada en varios estudios científicos.
La logística de la campaña de inmunización requirió la utilización tanto de camiones, como de motocicletas, botes y de personas que tuvieron que realizar algunos tramos a pie, ya que la vacunación también se centró en algunas zonas remotas de RDC fronterizas con Angola.
Salama también justificó el optimismo de la organización por que la fiebre amarilla es una enfermedad de incubación rápida y ha pasado más de un mes desde que se reportó el último caso en cualquier de los dos países: en RDC data del 12 de julio y en Angola del 23 de junio.
Sin embargo, el experto dijo que se había recomendado a Congo-Brazaville, vecino de la RDC, que establezca un control riguroso y una vigilancia epidemiológica reforzada debido al intenso movimiento de población entre estos países.
En este sentido, la OMS señaló que este brote de fiebre amarilla debe seguir siendo considerado como un evento sanitario grave que requiere una actuación cautelosa, en particular ante la pronta llegada de la temporada de lluvia.
En ese periodo del año se intensifica la presencia del mosquito que transmite el virus de la fiebre amarilla, así como los del dengue y el zika.