Vidas aparcadas para estudiar. Horas, días y semanas destinados a elaborar temarios, ir a la academia, consultar bibliografía, repasar programas y hacer ejercicios. La publicación de las notas de las oposiciones en Murcia, Andalucía, Castilla-La Mancha y la Comunidad de Madrid desveló una catarata de suspensos. Tres de los aspirantes a una plaza pública, dos de ellos con años de experiencia como interinos, detallan a eldiario.es la “impotencia” vivida tras conocer el resultado de meses de esfuerzo.
Pascuala se presentó en Murcia lleva desde el año 2010 encadenando sustituciones o trabajando de interina en institutos públicos. Ha estado tres años preparándose las pruebas. “No hacía otra cosa que trabajar y estudiar. Trabajaba por la tarde, estudiaba por la noche. Y además me hacía cargo de mi familia”, incide.
Tiene tres hijos, el mayor ya está en la Universidad pero los más pequeños son menores de edad: uno estudia Secundaria y otro Primaria. Éste último es el que peor ha llevado el esfuerzo realizado por su madre para presentarse al examen. “Me preguntaba cuándo iba a terminar”, cuenta.
Poco tiempo en la prueba
Esta mujer, diplomada en Empresariales y graduada en Adminsitración y Dirección de Empresas, relata que ha vivido con “impotencia” el resultado de su prueba. Es una de las que más se ha acercado al aprobado, obtuvo un 4,5. “Si hubiese tenido más tiempo para hacer la parte práctica hubiese pasado. Cuando vi la nota sentí una incredulidad total, no me lo esperaba. Fue un shock. Cuando dejé de llorar empecé a ver las notas de otros compañeros y me di cuenta de que tenía una de las calificaciones más altas del tribunal”, asegura. Según explica, en dos horas y media no le dio tiempo a acabar el examen de Economía y solo pudo completar la mitad.
En Murcia llevan varios días de reivindicaciones desde que se hicieran públicas las notas de la oposición que se realizó a finales de junio. Los profesores han constituido la plataforma 7J y este viernes convocaron la primera manifestación tras la “masacre” de la convocatoria de las oposiciones en la región.
A este colectivo se ha unido Pascuala, por primera vez participa en un grupo reivindicativo de docentes: “Lo estoy viviendo con mucha alegría porque hasta ahora los profesores no estábamos unidos”. Solicitan a la Consejería de Educación mayor transparencia. También pretenden que las reclamaciones finalicen antes de que acabe el proceso de selección y evitar así que cuando llegue la respuesta a su recurso las plazas estén adjudicadas.
Tras los años de recortes, las oposiciones que se iniciaron en junio ofertaban un número muy elevado plazas por el acuerdo alcanzado entre Gobierno y sindicatos para la estabilización del empleo público (instigado por el toque de atención que Bruselas dio a España por el alto porcentaje de interinos en el Estado).
Viendo los resultados, los opositores lamentan los años de esfuerzo. En Madrid también están intentando organizarse. Javier es uno de los afectados. Como relataba a Pascuala, el tiempo destinado al estudio y no dedicado a su familia es una de las frustraciones que afronta tras conocer su nota. También se quedó cerca. En la reclamación no consiguió subir ni una décima, pasó de 4,175 a 4,245 puntos. “Me he pasado el año estudiando. He tenido una hija para no verla. Voy a pasar el verano con mi hija todo el tiempo que pueda”, reseña.
Licenciado en Biología, con tres másteres y con experiencia en la docencia desde el año 2011, asegura que se limita a pedir al Gobierno regional que se aclaren los criterios de evaluación.“Sé que mi examen no está para un diez pero necesito ver mi nota para aprender de mis errores. Queremos transparencia en ese proceso. Yo no reclamo que me aprueben, quiero ver mi corrección”, subraya.
No es la primera vez que se presenta a un examen de este tipo. Asegura que durante el curso 2013-2014 se preparó el temario gracias “al paro”. Aprobó pero no obtuvo plaza. Desde entonces ha trabajado como profesor interino de Biología, Ciencias de la Naturaleza y Cultura Científica en Secundaria.
Acusación de “fraude”
En esta nueva convocatoria, considera que el proceso ha sido “un fraude de alguna manera u otra”. “Tengo la misma nota que cuando me presenté sin haber leído un libro”, asegura Mar. También se presentó en Madrid. Filóloga e historiadora del arte llevaba desde octubre centrada en la prueba. “Cuatro meses antes de las oposiciones solo me dedica a estudiar”, aclara. Una vez que llegó al examen, el cansancio venció a los nervios: “Estaba agotada de estudiar tanto”.
“Salí contenta. Convencida de que lo había hecho bien. No pensaba en sacar un diez pero por lo menos, aprobar”. Al llegar a su casa comprobó las respuestas y asegura que de tres comentarios de texto acertó “los dos primeros”. Como en el resto de casos, el resultado no coincidió con lo esperado. “No me puede caber más indignación en el cuerpo. Es increíble que se le haga esto al profesorado, a la educación pública”.
El relato de los opositores se repite. No entienden los criterios empleados para la evaluación. Y Javier incide en la necesidad de visibilizar la “reivindicación común” más allá del drama personal. Además incide en que ellos no son lo únicos afectados, apunta también a los alumnos. “Ellos sufren este sistema que desgasta a los profesores, son los que reciben el resultado de la oposición”, finaliza este docente.