Medio centenar de alumnos del instituto José María Pereda de Santander han aprendido este curso a quitar vergüenzas en público, a dar un discurso y exponer un tema, y también normas de urbanidad básicas que ya no lo son tanto, porque se han olvidado o porque no se les da la importancia de antaño.
Este instituto es pionero y el único que en Cantabria ofrece como asignatura optativa en cuarto de ESO “Oratoria y Protocolo”, la que más demanda tiene entre el alumnado, que la ve “útil” y casi tan básica “que debería ser obligatoria”.
La idea para ponerla en marcha surgió hace casi diez años, de dos docentes del Departamento de Lengua Española.
Ana Gómez, una de esas profesoras y quien imparte la materia, explica en una entrevista con Efe que se encargó de hacer una programación y se presentó una solicitud a la Consejería de Educación, dentro de la posibilidad que dejaba la ley para las optativas de cuarto de ESO a libre disposición del centro.
El primer trimestre, hasta Navidad, en la asignatura se da una visión sobre normas de saber estar.
Se trata de reglas que a priori pueden parecer muy elementales, de modales en la mesa, tratamientos adecuados, o el vestuario en distintas ocasiones, pero que muchos desconocen.
También se ofrecen pautas más específicas, orientadas a circunstancias que pueden darse en la vida cotidiana.
Así, en clase se aborda cómo actuar en algunas “situaciones tipo”, como entrevistas de trabajo, visitas al médico, a la administración, celebraciones, o la forma de presentar actos así como las posturas adecuadas al hablar en público.
Los alumnos aprenden buenas maneras y se llevan alguna que otra sorpresa con las normas que les inculcan. Por ejemplo, que los hombres no vayan detrás de las mujeres al subir o bajar escaleras, que no deben quitarse la americana nunca si están con gente, ni siquiera en la mesa del restaurante, o que el pantalón corto debe limitarse a la práctica de deporte o la playa.
Durante el curso, los chicos hacen prácticas en el aula, con exposiciones de temas para que aprendan a hablar sin incorrecciones, de forma pausada y sin muletillas.
Gómez destaca que el vicio por excelencia al hablar en público es intercalar “casi cada dos palabras” un “eh”, y también las malas posturas, que son otro caballo de batalla porque a muchos les da por cruzarse de piernas o de brazos, tocarse el pelo, o meter las manos en los bolsillos.
Y es que, aunque viendo a los políticos y tertulianos pueda parecer que hablar es fácil, en el fondo la práctica demuestra que no lo es tanto, según los alumnos, que reconocen que en las pasadas elecciones no se perdieron los debates de campaña.
También les han enseñado que para todo hay “truquillos”, como quitarse las gafas para evitar el miedo escénico o el ya consabido bolígrafo para que las manos estén quietas.
La prueba de fuego llega con el examen final, cuando los alumnos exponen en un acto discursos famosos en la historia, de Churchill, Kennedy, Lincoln, Unamuno, De Gaulle, Einstein, o Luther King.
La profesora explica que muchos alumnos le han comentado lo útil que les ha sido la asignatura después, para afrontar exámenes orales en la Universidad o en oposiciones, para entrevistas de trabajo o, simplemente, para hablar en público sin miedo.
Pero la Lomce no recoge la posibilidad de impartir una optativa de modo libre, por lo que, según explica esta profesora, lo más probable es que ya no se imparta más.
“Podría ser en tercero. Pero yo misma dije que no, porque el nivel adecuado es cuarto por la madurez. Hay mucha diferencia entre tercero y cuarto, no lo aprovecharían igual”, considera Gómez, que cree que la Oratoria debería ser obligatoria en cualquier plan de estudios, como pasa en otros países. Pilar Palazuelos