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La gestación subrogada reclama su legalización en el Orgullo LGTB

Reclamar sus derechos como padres, dar visibilidad a sus familias y exigir una regulación que permita en España la gestación subrogada, también conocida como vientres de alquiler. Estos son los objetivos de la plataforma Son Nuestros Hijos, formada por padres que han tenido a sus hijos gracias a esta técnica. Este sábado han salido a la calle para ocupar su lugar, por primera vez de forma independiente, en la manifestación del Orgullo Gay.

La asociación nació en 2009 de la mano de Antonio Vila-Coro, que recurrió junto a su marido a esta técnica, mediante la cual una mujer se queda embarazada, tras implantarle un óvulo (que no es suyo) fecundado, del hijo de otra persona. Desde entonces, se han convertido en “un grupo muy activo para que nuestros hijos sean reconocidos” porque “hemos tenido bastantes problemas”.

El principal problema es lo que la profesora de Derecho Internacional privado de la Universidad de Salamanca, Antonia Durán, denomina una “esquizofrenia jurídica”. La legislación es clara: la filiación materna –de quién es hijo el nacido– en España se determina por el parto y los contratos para llevar a cabo esta técnica reproductiva son “nulos”. No obstante, la contradicción llega con el “contexto jurídico”, explica la abogada.

En 2010, con un aumento de los casos de parejas homosexuales que acudían a Estados Unidos, donde la subrogación es legal en algunos estados, la Dirección General de los Registros y del Notariado, un organismo del Ministerio de Justicia, entonces dirigido por el socialista Francisco Caamaño, dictó una instrucción que reconoce y permite que está técnica se realice fuera de nuestras fronteras. Algo que muchas parejas que no pueden tener hijos venían haciendo ya y que, según explica Vila-Coro, cuya hija fue la primera niña registrada al amparo de esa instrucción, con las familias heterosexuales “se hacía la vista gorda” al inscribir a los niños en los registros consulares.

También heterosexuales

En este sentido, explica Vila-Coro, Son Nuestros Hijos comenzó a desarrollarse entre familias homoparentales, pero, poco a poco, ha ido integrando también a heterosexuales y, entre todos, han formado un “grupo de apoyo” entre las personas que se embarcan en esta aventura reproductiva.

Ahora, han aprovechado la manifestación del Orgullo para dar visibilidad a sus familias y concienciar a la sociedad de que “existen hijos con dos papás, con dos mamás, con un papá y una mamá...”. Pero también para sacar del armario la gestación subrogada, ya que “es la primera vez que un colectivo se manifiesta con esta reivindicación” que persigue también que se reconozcan sus derechos. Unos derechos que “hay sentencias que ya reconocen”, explica Durán, a pesar de que la Seguridad Social no lo haga, como las bajas por paternidad y maternidad.

David González y su marido, que también estuvieron con sus hijos en la manifestación, solicitaron la baja por paternidad. Solo se la dieron a González, alegando que no podrían dar dos veces la misma prestación, explica. Entonces, solicitaron la de maternidad para su marido. “No nos la dieron”, sentencia, a pesar de que la jurisdicción, señala Vila-Coro, sostiene que aunque si “se cumplen los términos –la ley establece que los motivos de esta prestación son el parto y la adopción–, se incumple la filosofía de la ley”, que es garantizar el bienestar del recién nacido durante sus cuatro primeros meses de vida.

En el caso de Marcos Rodríguez y su marido, que llegaron a Madrid desde Sevilla, con sus cuatro hijos y “con mucha ilusión” por esta reivindicación, las cosas fueron aún más complicadas. “Cuando iniciamos el proceso en 2004 no conocíamos a nadie que lo hubiera hecho”. Por eso, fue una lucha registrar a sus hijas, que “han tenido hasta tres pares de apellidos diferentes”, porque “todo depende de dónde solicites los trámites y del funcionario que te toque”.

Por eso, Son Nuestros Hijos está recorriendo un camino largo, que la jornada del sábado hicieron en un tren infantil desde el que los niños saludaban a las miles de personas que cada año acuden a ver la manifestación del Orgullo, para que la ley de Reproducción Asistida reconozca la gestación subrogada. “Nos han acogido muy bien, fue muy emocionante”, asegura González, cuyo objetivo es que la sociedad acepte con normalidad la forma por la que han conseguido ser padres: “Queremos que nuestros hijos se sientan orgullosos de nosotros y que, cuando crezcan, no tengan que escuchar tonterías, como que han sido comprados”.

Para los implicados, aceptar esta técnica sería un paso más en el reconocimiento de los derechos de este colectivo y permitiría a más gente cumplir el sueño de ser padres porque “sería mucho más barato” que hacerlo en el extranjero, ya que Rodríguez y su pareja aseguran que se vieron obligados a “vender todo lo que teníamos e hipotecarnos hasta los ojos”. No obstante, “España es un país pionero en derechos civiles de los homosexuales”, como muestra la aprobación, tampoco exenta de polémica, de la ley del matrimonio igualitario.