Francisco no vendrá a España este año. Según ha podido confirmar oficialmente elDiario.es, la opción de una visita papal a Compostela en agosto se ha desvanecido. Por el momento, Secretaría de Estado sólo trabaja en dos viajes: el ya anunciado a Malta para abril, y otro en julio a África, previsiblemente Congo.
Mucho se había especulado sobre la posibilidad de que Bergoglio llegase a España este año, bien a Compostela, bien a Manresa. Durante meses, la presión para que Francisco visitase nuestro país fue tremenda. En septiembre, en una entrevista a Carlos Herrera en la Cadena Cope, el Papa mostró su interés en acudir a Santiago –que vive un particular doble Año Jacobeo– para clausurar el Encuentro Europeo de Jóvenes, los días 7 y 8 de agosto, aunque dejando claro que “sería una visita a Compostela, no una visita a España”. Finalmente, tampoco se dará.
¿Por qué no viene Francisco a España? Según han confirmado fuentes vaticanas, Bergoglio ha decidido declinar la invitación a Compostela por varias razones. En primer lugar, porque su intención inicial –una visita meramente pastoral, de tres horas de duración, para estar con los jóvenes– no sería factible: al menos habría de encontrarse con tres instituciones públicas: el Rey, el presidente del Gobierno, y el presidente de la Xunta. La experiencia de su visita a Budapest (también planteada para cerrar el Congreso Eucarístico Internacional, pero que todos recordaron por su encuentro con Viktor Orbán) fue muy reveladora para la negativa a hacer lo propio en Santiago, según fuentes vaticanas.
En segundo lugar, la polarización política en España, que harían que el viaje papal fuera interpretado por los distintos sectores en clave partidista. En un momento en que las relaciones Iglesia-Gobierno se han intensificado a cuenta de las inmatriculaciones, el pago del IBI o la pederastia, una visita de Francisco, sin duda, sería utilizada.
España, ¿el nuevo Chile?
Finalmente, otra razón que ha llevado a Secretaría de Estado a excluir a España de la agenda papal está en la cuestión de los abusos sexuales. En la Santa Sede –no en el Papa Francisco, de acuerdo con estas fuentes– existe un temor fundado a que nuestro país se convierta “en un nuevo Chile”, y que las víctimas de abusos puedan sentirse ninguneadas en el caso de que Bergoglio visitara España y no se reuniera con ellas.
En algunos sectores eclesiásticos, además, abunda la teoría de que una protesta de las víctimas durante la visita papal tendría un eco internacional, que obligaría a Roma una “intervención” de la Conferencia Episcopal, al estilo de lo sucedido en Chile. En un momento de profunda división en la Iglesia española sobre cómo proceder respecto a los abusos, la visita papal no sería bien recibida, tampoco, entre los obispos españoles.
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